Sánchez coloca al Tribunal Supremo a los pies de Puigdemont

Sánchez Puigdemont, amnistía

Cómo se sentirá de fuerte el golpista y prófugo de la Justicia Carles Puigdemont que ni siquiera ha perdido el tiempo en solicitar las medidas cautelares para defender su inmunidad parlamentaria, retirada por el Tribunal General de la UE (TGUE), al dar por hecho que la ley de amnistía que le concederá Pedro Sánchez a cambio de los siete votos de Junts extinguirá de un plumazo los delitos por los que el Tribunal Supremo pretende juzgarle. O sea, que a Puigdemont la justicia española se la bufa, hablando en plata.

Recopilemos: el pasado 5 de julio, el Tribunal General de la UE confirmó la decisión del Parlamento Europeo de suspender la inmunidad europarlamentaria a Puigdemont y Toni Comin. Desde ese momento el Tribunal Supremo podía reactivar las euroórdenes de busca y captura de estos dos prófugos. Así se lo solicitó la Fiscalía del alto tribunal. Sin embargo, el juez instructor del procés, Pablo Llarena, acordó reactivarlas una vez que se pronunciase el Tribunal de Justicia de la Unión Europa (TJUE), la instancia superior en la que Puigdemont podía recurrir en casación la resolución del TGUE. Puigdemont podía paralizar el procedimiento solicitando medidas cautelares, pero por el momento no lo ha hecho. Y la explicación es sencilla: el prófugo baraja que la futura ley de la amnistía entre en vigor en los próximos meses y considera que no es necesario solicitar dichas medidas.

No hay que ser un lince para concluir que Carles Puigdemont es consciente de que tiene al presidente en funciones, a Sánchez, cogido por salva sea la parte y que bastará que alce su pulgar hacia arriba para dejar en nada los intentos del Tribunal Supremo de sentarle en el banquillo. Lo que le concede inmunidad son sus siete votos y los utilizará como mejor le sirvan para humillar al Estado español. Cuenta como colaborador necesario para llevar adelante su plan al mismísimo Pedro Sánchez.

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