¿De qué presumes, Torres, si la Guardia Civil te ha retratado como un mentiroso?
La rueda de prensa del ministro Ángel Víctor Torres tras conocerse el informe de la UCO ha sido una portentosa exhibición de autoindulgencia, un supino ejercicio de complacencia que viene a confirmar que los umbrales de moral pública de los miembros del Gobierno son tan bajos que un documento de la Guardia Civil que revela su connivencia con los miembros de una trama corrupta se convierte en una exoneración de culpabilidad. Haría bien el ministro Torres en no echar las campanas al vuelo, porque el informe no prueba su inocencia en ningún caso y es sólo el comienzo de una investigación de largo alcance.
Resulta increíble que la satisfacción de Torres provenga del hecho de no aparezcan casos de prostitución ni aparentes contrapartidas personales en la generosa compra de material sanitario por parte del Gobierno canario del que era presidente a la trama, obviando por completo que el informe le retrata, al menos, como un mentiroso, pues negó su relación directa y continuada en el tiempo con Koldo García y afirmó no conocer a Víctor de Aldama, extremos ambos ratificados por la Guardia Civil.
Se conoce que para Ángel Víctor Torres el hecho de que un informe de la UCO no produzca el efecto inmediato de la imputación o de la entrada en prisión de un destacado dirigente del PSOE es una prueba fehaciente de inocencia. No, ministro, no, porque son muchas las incógnitas que quedan por despejar en el trato preferente dispensado a los miembros de una organización criminal a la que se benefició de manera descarada, pese a que funcionarios de su gobierno advirtieron de lo irregular del contrato.
No se entiende el alivio de Torres, porque la Guardia Civil no absuelve ni condena y se limita a investigar. Y de lo investigado se concluye, como poco y por ahora, que los niveles éticos del ex presiente socialista canario y hoy ministro de Sánchez están por los suelos.