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Objetivos artísticos

Objetivos artísticos

Si tras vueltas y revueltas -incluida la venganza de Munar con un empresario catalán- llegan a buen puerto las negociaciones para la adquisición de discutible edificio Bic de Gesa, y a continuación se logra situar en él un auténtico museo, Palma habrá logrado, siguiendo el exitoso ejemplo de Málaga, un centro cultural de primer orden tanto para los locales como atractivo para los visitantes. Que estos son precisamente los argumentos en su contra de los que ahora discuten su intención. Pero volvamos al principio.

Tiene Palma ahora ocho grandes o medianos centros de arte y por este orden: Es Baluard, el Sollerich, el Balaguer, la Fundación Miró, la Caixa, el Centro de Cultura Militar, el Museo de Mallorca y el Museo Diocesano.

Todos ellos de propiedades distintas y sin ninguna coordinación. Cada uno, y por este orden, presentan aciertos y errores. Someramente, esto es lo que muestra hoy su actividad. Es Baluard, que cumple ahora 20 años, fue creado como un espacio adecuado para un museo de arte contemporáneo, pero luego ha faltado dotarlo de obra de mucha más calidad para incrementar su atractivo y, probablemente, dedicar también un apartado al arte de las Islas para ofrecer una visión local, pero al mismo tiempo le han sobrado las exposiciones temporales y carentes de criterio.

Del Sollerich hay que decir que le resulta difícil salir de un totum revolutum, como si fuera una galería de arte más, de calidades enfrentadas, bajo el criterio de sus distintos directores y, al mismo tiempo, una incapacidad de asomarse al exterior con muestras de arte itinerante de fundaciones de prestigio. El Balaguer, de proporciones ínfimas, todavía no ha encontrado el lugar que le correspondería en el mundo del arte.

La Fundación Miró es un solo museo monográfico. Restan, como centros privados, la Caixa, que es actualmente el centro con exposiciones de mayor calidad, y el Centro de Cultura Militar, con un panorama expositivo amplio y desigual. Tenemos, además, el Museo de Mallorca, que no le corresponde ni debería perderse en realizar muestras temporales, y el Museo Diocesano, que excepcionalmente se ajusta exactamente al contenido que ofrece.

Cade uno de estos centros de arte, tanto públicos como privados, además de los museos que, a tenor de la voluntad de sus direcciones, han llevado a cabo una actividad dispar, deberían poder ofrecer un panorama artístico con un contenido más coherente, para lo cual no estaría de más que se plantearen llevar a cabo una actividad coordinada que lograra brindar un mayor atractivo.

Pero hoy –y ahí tenemos los datos- sus posibles visitantes se interesan muy poco por los centros de arte de Palma, dados los números de visitas que reciben. Y es así porque, aparte del Baluard, los dos centros de arte privados –la Caixa y el de Cultura militar—son los que más visitantes reciben, quedando el resto de los públicos muy por debajo, lo cual es un evidente síntoma de la falta de interés. Si las cosas cambian, y este es ahora el camino, quizás logremos situarnos a un nivel mucho más alto, como son muchas ciudades, y sin que sea objeto de discusión.

MARTES: ¿SOBRAN 50 HOTELES? El Hotel Nobis, magnífica rehabilitación de la antigua casa de Can Oliver, sito en la plaza de las Capuchinas, probablemente el mejor hotel boutique de todos cuantos hoy existen en Palma, tiene 37 habitaciones. A los hoteles de ciudad, casi todos de cinco estrellas y situados en el casco antiguo, que en conjunto no superan las plazas de un hotel de playa, van a autorizar ahora cincuenta plazas más para completar esta extraordinaria oferta turística.

Pero las cosas no parecen ser del gusto de todos y por tanto ahora la portavoz socialista de Palma, que al parecer Palma todavía no le alcanza a caber en la cabeza el éxito de este segmento hotelero, ha declarado que hoy tenemos un modelo de ciudad cada día con más plazas de turismo, pero en la que los residentes pierden calidad de vida. Pero los hoteles que van a poder construirse se ubican en edificios catalogados, por tanto, ¿ubicarán vivienda social en edificios catalogados? O, más aun, ¿perderá Palma calidad de vida con 50 plazas turísticas más en hoteles boutique? Que se sepa, ni lo uno ni lo otro, pero así lo plantean desde Més, les cuadre o les desencuadre.

MIÉRCOLES: RAZONES COINCIDENTES. La gran oportunidad que tiene España se llama turismo y así ocurrE exactamente igual en Baleares. Es una afirmación del ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu. Pero al mismo tiempo se viene produciendo un debate sobre el impacto social del turismo y sobre el crecimiento de un sector que puede llegar a tener incidencia en la convivencia ciudadana y generar externalidades negativas: encarecimiento de la vivienda, expulsión de población residente… Por tanto, resultará ahora necesario apostar por la calidad por encima de la cantidad y, entre otros objetivos, para evitar el rechazo social e impulsar la desestacionalización de la actividad. Estas razones son coincidentes con lo que ocurre en Baleares. Y esta es la primera vez que existe una similitud en los objetivos. Cuando hay competencia, como en este caso, se evitan disparates como, por ejemplo, entre otras cosas, enseñar matemáticas afectivas o descolonizar los museos.

JUEVES: RECTIFICAR ANTE LA EVIDENCIA. Por fin la DGT, ante la evidencia de los desmadres por exceso de velocidad en la carretera del Puig Major, se ha decidido a poner cámaras para controlar la velocidad. Ya era hora y se habrían evitado muchos sobresaltos y logrado una circulación más tranquila y ordenada. Lo siguiente que debería hacerse ahora, y no solo en el Puig Mejor, sino en todos los circuitos de carreteras de montaña –Lluc, la Calobra, Orient, Valldemossa, Deià, Estellencs, Banyalbufar…- sería limitar el tonelaje de los autobuses que por ellas circulan y que resultan totalmente inadecuados. Esto se supone que contará con la terrible oposición de los transportistas, pero recobrar la seguridad en estas vías, que por otra parre discurre en temporada alta turística, gran parte de nuestros visitantes por los atractivos que ofrecen, debería ser un objetivo superior a las objeciones empresariales. Sin ninguna duda.

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