Ni Hacienda somos todos, ni todos somos iguales ante la ley

Ni Hacienda somos todos, ni todos somos iguales ante la ley

El Rey emérito se ha acogido al artículo 305.4 del Código Penal que establece que «se considerará regularizada la situación tributaria cuando se haya procedido por el obligado tributario al completo reconocimiento y pago de la deuda tributaria, antes de que por la Administración Tributaria se le haya notificado el inicio de actuaciones de comprobación o investigación tendentes a la determinación de las deudas tributarias objeto de la regularización» .

Por supuesto, el Rey emérito tiene derecho a regularizar su situación tributaria -el pago de 678.000 euros derivados del uso de tarjetas opacas-, pero la pregunta es obvia: ¿por qué Don Juan Carlos ha recibido un trato de favor por parte de Hacienda, al permitirle regularizar su situación en lugar de notificarle en tiempo y forma la apertura de una inspección como a la inmensa mayoría de los españoles? Si Hacienda sabía que la Fiscalía estaba investigando la presuntas irregularidades tributarias en relación con las tarjetas opacas, ¿por qué no notificó al Rey emérito el inicio de actuaciones de comprobación o investigación? La cuestión no es baladí, porque el inicio de ese procedimiento de inspección hubiera impedido a Don Juan Carlos regularizar su situación. La inacción de la Agencia Tributaria le ha permitido ahorrarse así la multa y la sanción correspondiente, además de librarse de un procedimiento administrativo o penal.

Es lo mismo, salvando las distancias, que le ocurrió a Juan Carlos Monedero, a quien Hacienda no abrió inspección alguna pese a que informaciones periodísticas apuntaban a que había declarado irregularmente 425.000 euros facturados por supuestos trabajos de asesoría. Monedero presentó una declaración complementaria, salvándose así de abonar una cantidad mucho mayor y, lo que es más importante, eludiendo la posibilidad de enfrentarse a una sanción administrativa o penal.

Parece evidente que la ley no es igual para todos: ante la evidencia de que la Fiscalía estaba investigando al Rey emérito, Hacienda, en lugar de abrirle inspección, miró para otro lado, lo que ha permitido a Don Juan Carlos saldar su deuda sin multas ni sanción. ¿Cuántos españoles se sentirán hoy injustamente tratados al comprobar el trato de favor al Rey emérito derivado de la intencionada parálisis de la Agencia Tributaria?

Ni Hacienda somos todos, ni todos somos iguales ante la ley.

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