¿Es independiente la justicia?

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La justicia es independiente. Eso dicen una y otra vez. Pero creo que no me equivoco al decir que, llegados a este punto, ya nadie se lo puede creer. Al menos, no podemos decir que la justicia sea independiente en España. Porque después del bochornoso escándalo del Tribunal Supremo frente al pago de impuestos de las hipotecas, ahora llega en cascada el nombramiento por parte de los políticos de los 20 vocales del Consejo General del Poder Judicial. Y son estos elegidos a dedo por los políticos los que, a su vez, elegirán a dedo a los jueces del Tribunal Supremo. A todos. Y a los presidentes de las Audiencias Provinciales, de los Tribunales Superiores de Justicia regionales, a los de la Audiencia Nacional.

Ya sabe todo el mundo que el presidente del CGPJ será Manuel Marchena. Sí. Y todavía no le han elegido los 20 vocales que son puestos a dedo por políticos. Pero a la vista está que ese parece ser un mero formalismo. Porque la decisión ya está tomada. La Constitución en su artículo 122 viene a definir un sistema de elección bastante distinto al que en realidad tenemos: la puerta de atrás la articuló el PSOE, primero, y el PP, después, a través de la Ley Orgánica que regula y desarrolla estas cuestiones. En su día, los socialistas lo hicieron para tratar de equilibrar los perfiles de los jueces y magistrados, puesto que la enorme mayoría eran conservadores —esto merece también otro análisis: ¿puede realmente cualquier licenciado en derecho asumir lo que conlleva preparar una oposición a judicatura?—.

Pero este es otro asunto, que no ha de pasarnos inadvertido, puesto que precisamente ha de tratarse la igualdad de oportunidades, cosa que se deja pasar, de largo, y luego nos llevamos las manos a la cabeza porque los hijos de los hijos se perpetúan en las instituciones. Marchena es el juez que decidió archivar el asunto del Máster de Pablo Casado. El mismo que se ha visto inmerso en un escándalo por su hija, quien supuestamente fue beneficiada en el acceso a la carrera judicial, creando una plaza para ella que en realidad no existía. Pero a Pablo Casado le parece de los mejores juristas de España, claro.

Margarita Robles está contenta y considera que esta renovación del Consejo General del Poder Judicial devolverá —o en ello confía— el prestigio que ha perdido el Tribunal Supremo. No lo vemos del mismo modo, Ministra. Y en este sentido, los Comunes han manifestado que habrían preferido a una mujer progresista al frente de la institución. Yo, además, añado: ya va siendo hora de que se pongan en marcha las medidas oportunas para que el acceso a la carrera judicial sea mucho más garante para todos y, además, sean los propios jueces los que tomen la decisión de elegir a sus presidentes.

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