Cae del poder por corrupción… en Lituania

El primer ministro de Lituania, Gintautas Paluckas, socialdemócrata, de la misma familia política que Sánchez, se ha ido a su casa, una vez que jueces y fiscales de aquel país báltico (con escasa tradición democrática) han abierto una investigación sobre una supuesta corrupción del citado ex mandatario.
El presunto delito cometido por Paluckas pasa por haber conseguido un crédito de 200.000 euros del Banco Nacional de ese país con destino a una empresa familiar cofundada por el hasta ahora jefe del gobierno lituano. Todavía no hay juicio, ni sentencia… Sólo sospechas de tráfico de influencias.
Me pregunto qué habrá pensado Pedro Sánchez cuando le hayan pasado esta noticia de su conmilitón. Esto es lo que se lleva por el mundo democrático y por cualquier sistema que se precie así mismo. Dimisión. Lo sucedido con el señor Paluckas es un juego de niños si se relaciona con la enjambre de casos de corrupción mucho más serios y profundos que afectan al PSOE y al conjunto del Gobierno. Nada tiene de extraño, por tanto, que la gran prensa europea se haga cruces sobre el caso español y solicite, día sí y día también, la marcha del presidente de nuestro país.
Se trata de un comportamiento insólito en democracia. Cualquiera de los más que descriptibles abusos de poder de los que alardea cuasi a diario Sánchez hubieran dado con sus huesos en la dimisión en otro país que se precie. Abuso de poder, por ejemplo, es irse de vacaciones con dos imponentes aviones que no son suyos a un palacio que tampoco es suyo y todo pagado por los contribuyentes.
Se reitera en dichos comportamientos, ajeno por completo a la indignación que levanta entre amplísimas capas de la sociedad española. Está de corrupción hasta las fosas nasales y ahí sigue inasequible al desaliento y negando la mayor.
Es lo que suele ocurrir con los grandes sin vergüenzas de la Historia. Por estos lares, hubo y hay unos cuantos.
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