Los beneficios de los actos públicos para la popularidad de la Familia Real
Las apariciones públicas recientes de la Familia Real en los actos programados en agenda del Palacio de la Zarzuela son un soplo de aire muy cargado de oxígeno para los integrantes de una institución como la monarquía que necesita mantener unos estrechos lazos de comunicación con la ciudadanía. Es vital que la población sienta que los que representan al país desde el primer puesto de autoridad del Estado estén ahí cerca en muchas ocasiones, al alcance de un saludo de sus manos, que noten que están a su servicio, dispuestos a mantener un hilo abierto de interés por los problemas e inquietudes de los hombres y mujeres de este país. Especialmente, cuando un futuro lleno de incertidumbre se presenta como una amenaza plausible en un tiempo casi inmediato.
La presencia de los Reyes Felipe VI y Letizia con sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, en la catedral de Santiago para la ofrenda del monarca al Apóstol; su recorrido por la Cartuja de Valldemosa, un lugar bellísimo visitado por miles de personas de todo el mundo cada año; la misma presencia en la isla balear suscita una admiración en una parte sustantiva de la población que ven a la monarquía como una institución positiva, que garantiza la neutralidad a la cabeza de la nave del Estado. Por supuesto que hay otra parte de la ciudadanía que se opone al sistema monárquico pero frente a eso lo único que se puede hacer es mantener una línea de cumplimiento de los preceptos constitucionales impecable.
Aunque no se sabe aún cuanto tiempo más van a estar los Reyes y sus hijas en Marivent después de la asistencia de don Felipe a la toma de posesión del nuevo presidente de Colombia, todo indica que la Familia Real aún va a alargar un tiempo sus días de vacaciones en Palma de Mallorca y que, aunque no estén previstos más actos oficiales, es posible que se les pueda ver por la isla aunque en actividades más informales y menos protocolarias. Habrá que estar atentos porque su intención es pasar unos días más tranquilos después de actos multitudinarios, como la recepción a las autoridades y representantes de la sociedad balear, a la que se ha invitado a unas 800 personas aunque se calcula que al final asistirán unas 500 más o menos. La novedad de este año es que los Reyes abren de par en par las puertas de los jardines que rodean la residencia veraniega de su familia durante más de cuatro décadas para que sus invitados puedan disfrutar de un paraje sombreado al borde del mar que ha acogido a tres generaciones de la Familia Real durante su tiempo de ocio cada año.
La figura de la Princesa Leonor, heredera de la Corona, y de su hermana la Infanta Sofía, ambas convertidas ya en jóvenes adolescentes que se desenvuelven con naturalidad y soltura en sus comparecencias públicas, añade un plus de interés para el público que siente curiosidad por ver como representan su papel y de qué manera van incorporando nuevas obligaciones a su vida cotidiana. Una tarea que, a estas alturas, ellas ya han asimilado con responsabilidad y sabedoras de cual es su papel en la vida.