Así no se defiende a los policías

Así no se defiende a los policías

A las 21 horas del pasado domingo estaba convocada la misma cacerolada de todos los días para protestar contra el Gobierno socialcomunista por su nefasta gestión de la crisis del coronavirus, pero esta vez la delegación del Gobierno decidió enviar numerosos vehículos radiopatrulla (Zeta), un vehículo de las Unidades de Prevención y Reacción (UPR) y un furgón de la Unidad de Intervención Policial (UIP), al tramo de la calle Núñez de Balboa próximo a su esquina con la calle Ayala, del barrio de Salamanca en pleno centro de Madrid. Al parecer se les había informado de un presunto problema de «orden público» en plena calzada ya que, antes de que empezara la cacerolada, alguien había puesto música desde uno de los balcones y la gente en la calle “bailaba y cantaba sin guardar las medidas y la distancia de seguridad», según afirma la policía. Luego se produjo la protesta, algunos de los viandantes se unieron a la misma y entonces llegó la policía.

Evidentemente los mandos policiales reciben órdenes del Gobierno y las transmiten a su cadena de mando. La legislación y los tribunales españoles han dejado más que claro que la obediencia debida no consiste en cumplir todo lo ordenado ni ampara órdenes que entrañen la ejecución de actos que manifiestamente constituyan delito o sean contrarios a la Constitución o a las Leyes. Según nuestro Tribunal Supremo, acatar todo lo mandado sin tener en cuenta las normas es un criterio propio de un sistema autoritario. Cabe preguntarse en este caso si la orden que se le dio a los policías que intervinieron el domingo en el barrio de Salamanca rebasaba los límites de un estado de alarma, afectando al desarrollo de derechos fundamentales inviolables, como los de libre circulación y expresión. Pero no voy a entrar en algo que deberán sustanciar en breve nuestros tribunales ni tampoco creo que deban hacerlo los funcionarios policiales.

Creo sinceramente que ante la apariencia de desórdenes públicos, si les mandaron intervenir estaban obligados a hacerlo, aunque tengo claro que muchos de ellos hubieran preferido unirse a la protesta. Lo que pretendo es hacer ver la diferente actitud con la que algunos sindicatos policiales enfrentaron la cuestión. Mientras que el portavoz de la Unión Federal de Policía (UFP) ha denunciado que las «órdenes políticas» que están trasmitiendo desde las distintas delegaciones del Gobierno a las Fuerzas de Seguridad del Estado están haciendo que se superen las «líneas rojas» del estado de alarma decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez para tratar de frenar la pandemia del coronavirus; el sindicato JUPOL –surgido de la asociación JUSAPOL- ha justificado orgulloso la actuación usando sus redes sociales para difundir un vídeo de lo ocurrido en el barrio de Salamanca señalando que “NO se pueden realizar “fiestas” en la vía pública” y tachando de “bulos” y “fakenews” a quienes afirmamos que se había impedido una protesta contra el Gobierno.

Tanto en el vídeo tuiteado por ellos como en los 5 ó 6 más que se pueden ver en las redes se aprecia a gente en la calle, casi todos con mascarillas y separados en más del metro y medio que recomiendan las autoridades sanitarias –aunque las personas que convivan no tienen por qué separarse en la calle- algunos cantan y bailan, otros simplemente observan o pasan con sus bicicletas o ataviados con indumentaria deportiva. El Gobierno y todos los subvencionados medios de comunicación que lo sostienen llevan dos meses animando a que los españoles canten y bailen. Ellos han convertido la crisis del coronavirus en una fiesta continua. Las imágenes del jolgorio por una nueva alta hospitalaria se suceden sin solución de continuidad con las de las fiestas y los aplausos de las 20 horas. ¿Cuándo se han prohibido las fiestas JUPOL? ¿En qué artículo de nuestra Constitución o del decreto del estado de alarma se prohíbe cantar, bailar o abuchear a quien nos dé la gana? ¿Cuándo nos hemos convertido en un estado policial en el que los funcionarios de un régimen tirano deciden a quién aplaudimos y a quién abroncamos? No, JUPOL, así no se defiende a los policías, así sólo conseguiréis hacerlos parecer unos policías bolivarianos.

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