Hallazgo sin precedentes: un estudio científico cambia lo que pensábamos sobre la serpiente más letal de la Tierra

Existe un depredador cuya fama se debe a la potencia de su veneno, a su velocidad y a la manera en que intimida a cualquier intruso que se cruce en su camino. Su presencia ha alimentado mitos y leyendas que la presentan como un animal muy temido.
No obstante, algunas investigaciones han revelado un aspecto inesperado: esta serpiente puede convertirse en una pieza clave para entender la salud de los ecosistemas africanos.
Descubrimiento sobre esta serpiente que cambia un poco su reputación
La mamba negra (Dendroaspis polylepis) está reconocida como la serpiente venenosa más larga de África y una de las más veloces del mundo, capaz de alcanzar los 20 kilómetros por hora.
Su aspecto sombrío y la intensidad de su veneno la han colocado como una de las especies más letales conocidas, aunque los especialistas insisten en que, lejos de lo que dicen los mitos, suele evitar el contacto con humanos siempre que puede.
Su nombre proviene no del color de su piel, que varía entre tonos oliva y grises, sino del interior de su boca, que muestra un azul oscuro casi negro cuando se siente amenazada.
A pesar de que sus mordeduras siguen siendo peligrosas en áreas rurales donde escasea el antiveneno, científicos de la Universidad de Witwatersrand (Wits), en Johannesburgo, sostienen que su reputación de agresividad extrema es exagerada.
De hecho, cumple un papel vital en el control natural de plagas al alimentarse de roedores y aves, según explica National Geographic.
La mamba negra como indicador biológico de contaminación ambiental
Lo que realmente ha sorprendido a los investigadores es la capacidad de esta serpiente para actuar como indicador biológico de contaminación.
Un estudio realizado en Durban (Sudáfrica) publicado por la Universidad de Witwatersrand demostró que las escamas de la mamba negra almacenan información sobre la exposición a metales pesados presentes en su dieta, principalmente adquiridos a través de las presas contaminadas que consume.
El herpetólogo Graham Alexander, de la Universidad de Wits, señaló que altos niveles de estas sustancias en sus tejidos revelan que el medioambiente local se encuentra amenazado.
Esta particularidad convierte a la mamba negra en un aliado científico comparable a los canarios usados por los mineros en el siglo pasado para detectar gases tóxicos, según recoge la Cadena SER.
Riesgos de la mamba negra y desafíos de convivencia en África
El aumento de las temperaturas y la expansión de áreas urbanas están obligando a estos animales a salir de sus refugios naturales, multiplicando los encuentros peligrosos con humanos.
En ciudades como Durban, la acumulación de basura atrae a roedores, que a su vez llaman a las mambas, generando situaciones de riesgo.
El profesor Mark Humphries, uno de los autores del estudio, explicó que la técnica de análisis de escamas no representa ningún daño para la serpiente y puede aplicarse en programas de monitoreo urbano de forma práctica y segura.
El descubrimiento invita a replantear la visión cultural sobre esta serpiente. Más allá de su veneno y de los mitos que la rodean, la ciencia la sitúa ahora como una pieza esencial en la preservación del equilibrio ecológico y como un recurso estratégico para detectar problemas de contaminación en entornos urbanos y rurales.