Este hallazgo lo cambia todo: descubren que los perros también lloran de emoción cuando ven a sus dueños
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El vínculo entre los perros y las personas vuelve a sorprender a la comunidad científica. Recientemente, un estudio ha revelado que los perros lloran de emoción al reencontrarse con sus dueños, una reacción que hasta ahora sólo se había atribuido a los humanos. Las lágrimas no son un simple reflejo fisológico, sino que expresan afecto y felicidad. Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron una serie de pruebas en las que midieron el volumen de lágrimas antes y después del reencuentro.
Después de pasar varias horas separados, los niveles aumentaron de forma significativa cuando los perros volvieron a ver a sus dueños, lo que demuestra que experimentan y expresan estados emocionales profundos. Además, los investigadores observaron que el hecho de ver a sus mascotas llorar provoca en las personas una reacción instintiva de cuidado, lo que refuerza aún más la relación entre ambos.
¿Por qué lloran los perros?
«Hasta ahora no existían estudios que demostraran una respuesta lagrimal emocional en los animales. Este hallazgo sugiere que los perros, al igual que los humanos, utilizan las lágrimas como un medio de comunicación emocional», explicó el doctor Takefumi Kikusui, líder del equipo de investigación.
El perro doméstico (Canis lupus familiaris) es la especie que más tiempo lleva conviviendo con el ser humano. Se calcula que la domesticación comenzó hace más de 15.000 años, y estudios genéticos y arqueológicos muestran que esta convivencia modificó tanto la biología del perro como su comportamiento social.
Según los expertos, cuando los perros lloran de emoción al ver a sus dueños, es una manifestación de esa evolución compartida. «Los perros han aprendido a sincronizar sus emociones con las nuestras. Su llanto no es solo una respuesta química, sino una forma de reforzar el vínculo afectivo que los une con los humanos», señalan los autores del estudio.
Otras formas de expresar alegría
Los perros tienen muchas maneras de mostrar alegría y afecto. Cuando están felices, suelen mantener la cola en una posición media, moviéndola de manera natural. Su cuerpo está relajado, las orejas erguidas y la boca ligeramente abierta, con la lengua colgando.
«Los perros tienen un lenguaje corporal muy complejo. No solo comunican con la cola; utilizan todo su cuerpo para transmitir emociones. Aprender a leer esas señales es fundamental para entenderlos mejor».
En momentos en los que están extremadamente felices, algunos perros adoptan una postura parecida al «perro boca abajo» del yoga: patas delanteras extendidas, trasero levantado y movimientos exagerados de la cola
La ciencia detrás del amor perruno
Diversos estudios neurológicos han demostrado que cuando un perro ve o huele a su dueño, se activan las mismas áreas cerebrales que en las personas responden al afecto y la recompensa, las cuales liberan dopamina y oxitocina.
«Cuando tu perro te mira con esa expresión suave y mueve la cola lentamente, su cerebro está experimentando una sensación muy similar a la del amor. Es una emoción real, no una simple reacción condicionada».
Durante la investigación, los expertos también observaron que las lágrimas de los perros influyen directamente en la conducta humana: cuando las personas veían cómo los perros lloraban, sentían un mayor deseo de cuidarlos, abrazarlos o acariciarlos.
Desde un punto de vista evolutivo, esto podría haber fortalecido la relación entre ambas especies. En palabras de los científicos, «la capacidad de generar respuestas emocionales en los humanos pudo ser una ventaja evolutiva clave durante la domesticación del perro».
Y añaden: «las emociones no son un privilegio humano. Son una herramienta biológica para la supervivencia y la conexión social. Negar esa realidad en los animales es negar una parte esencial de lo que nos une a ellos».
El papel del humano en la relación
Comprender las emociones de los perros es esencial para fortalecer la relación y velar por su bienestar. Los expertos recomiendan dedicar tiempo a la observación. Un perro que evita la mirada, mantiene la cola baja o muestra rigidez corporal puede estar estresado o incómodo. En cambio, si se acerca de forma relajada, mantiene contacto visual y busca el afecto, está expresando seguridad y confianza.
Además, la comunicación emocional es bidireccional. Los perros también perciben nuestras emociones. Diversos estudios demuestran que pueden reconocer el tono de voz, la postura corporal e incluso los cambios en nuestro olor cuando estamos felices, tristes o ansiosos.
«Este estudio nos recuerda que los perros no son simples mascotas. Son compañeros emocionales que sienten, expresan y se comunican con nosotros de maneras que apenas empezamos a comprender. Cada lágrima, cada mirada y cada gesto de afecto revela la profundidad de un vínculo construido durante miles de años de convivencia. Lo que estamos viendo no es una simple respuesta fisiológica, sino una manifestación genuina de emoción y apego. Los perros perciben nuestras emociones, responden a ellas y las reflejan con una sensibilidad extraordinaria. Son, en muchos sentidos, un espejo emocional del ser humano».