Caso Nóos

El dinero offshore de Urdangarin fue primero a Belice pero acabó en el paraíso fiscal de Delaware

Urdangarin
Iñaki Urdangarin a su llegada a la Audiencia de Palma. (Foto: EFE)
Manuel Cerdán

La trama societaria de offshores de Panamá y Belice, que utilizaron Iñaki Urdangarín y Diego Torres para desviar y ocultar los beneficios del caso Nóos, acabó buscando refugio en 2012 en el paraíso fiscal norteamericano de Delaware. OKDIARIO ha seguido el rastro a las instrumentales fantasmas y a sus testaferros que no figuran en las investigaciones de la Fiscalía Anticorrupción ni del Juzgado de Palma. El botín no recuperado por la Justicia fue blanqueado en Belice y Panamá y, finalmente, en Delaware.

Durante los años de plena actividad del Instituto Nóos, la marca pantalla de Urdangarin y Torres llegó a facturar 20 millones de euros. Sólo de los casi 7 millones que percibieron de los gobiernos valenciano y balear y de otros organismos públicos, lograron unos beneficios de 5,9 millones, que necesitaban blanquear para no ser descubiertos. Todo ese dinero se ha esfumado por medio de las sociedades fantasmas radicadas en paraísos fiscales, que la justicia no ha podido rastrear. El Estado tan sólo ha recuperado las migajas de un gran pelotazo.

La condena del Supremo sólo obliga a Urdangarin y a Torres a devolver poco más de 600.000 euros de manera solidaria.

Urdangarin negó durante la vista oral del juicio que hubiera dispuesto de cuentas en paraísos fiscales, pero las sociedades detectadas en Panamá, Antillas Holandesas, Islas Vírgenes, Belice y Delaware demuestran que el yerno del Rey emérito se sirvió de una alambicada trama para desviar el dinero del botín.

La investigación realizada por OKDIARIO pone en entredicho las pesquisas judiciales, que no profundizaron en el delito de blanqueo de dinero. “A nadie le interesó seguir el rastro del dinero blanqueado. Nadie ha hurgado en las profundidades de los paraísos fiscales para dar con el botín”, manifestó a este periódico un abogado que participó en la causa.

En la sentencia del Tribunal Supremo, en los hechos probados relacionados con el delito de blanqueo, se hace referencia a las sociedades Blossomhills Assets y a Skyline, pero no se profundiza en la trama de las fundaciones y offshores panameñas ni en su posterior derivación a Delaware, que ahora desvela OKDIARIO.

La sociedad que sirvió de pantalla a Urdangarin en Belice –Blossomhills Assets Inc.– para ocultar sus negocios ilícitos tenía una sucursal en Panamá en formato Fundación –Global Media Foundation– que, a su vez, estaba controlada por otra offshore –Skiline Associate Corp–. Finalmente, todo ese entramado acabó domiciliado en Delawere a nombre de Netglobal LLC-Advance Partnerts Corporation Series, con su sede en 3500 South Dupont, Highway, Dover, Delaware (Estados Unidos).

Ese estado de la Unión está considerado un paraíso fiscal, en el que resulta casi imposible levantar el secreto bancario y societario, enmarañado con una legión de abogados y de agentes mercantiles americanos. La justicia española sigue pendiente de los datos solicitados a Delaware de casos como el ático de González, Pujol o Gürtel.

Una fundación para blanquear

Sin embargo, la fundación panameña, Global Media Foundation, cuyos fines eran “la inversión, conservación, administración y distribución del patrimonio”, estaba controlada por españoles como el abogado catalán Salvador Trinxet Llorca y sus hermanas Beatriz y Luz. Todos ellos formaban parte de una red internacional de testaferros de la que se servían Urdangarin y Torres.

Santiago Trinxet fue el intermediario elegido por Torres, el socio de Urdangarin en el Instituto Nóos, para desempeñar el papel de pantalla en Centroamérica. Trinxet fue más tarde investigado por el juez Castro –llegó a declarar en la causa– pero finalmente quedó fuera de la sentencia del tribunal mallorquín.

En cambio, el resto de la trama panameña de Urdangarín nunca fue molestada por los tribunales. El resto de la familia Trinxet jamás tuvo que presentarse ante el tribunal ni declarar por su labor de administradores de las sociedades en paraísos fiscales. El propio Trinxet explicó al periodista Esteban Urreiztieta en qué consistía su trabajo: “Yo te vendo un Ferrari pero no soy el culpable de que tú después lo tunees o circules a doscientos por hora”.

OKDIARIO ha revisado en profundidad media docena de escrituras de Global Media Foundation en el registro mercantil de Panamá para despejar las conexiones con otras sociedades. La instrumental fue constituida en abril de 2011 por la letrada panameña Lizd Ríos Quintero, en nombre de la offshore de Belice, Blossomhill Assets Inc. Ésta, a su vez, estaba representada por otra offshore Skiline Associates Corp. de la que tenía poderes el también abogado panameño, Luis Ríos Quintero.

Con esas credenciales, por tanto, Blossomhill Assets Inc se convertía en la titular de la nueva fundación con un patrimonio inicial de 10.000 dólares. La offshore había sido constituida en la Ciudad de Belice en 2006, con domicilio en Market Square, 60, con un capital de 50.000 dólares. El director de Skiline Associates Corp era Gustavo Alberto Newton Herrera, otro de los hombres de confianza de Trinxet, que figura en el entramado de sociedades.

Y para que todo quedara en casa, los miembros de su consejo y directores eran: la propia Lizd Ríos Quintero, presidenta; Beatriz Trinxet Llorca, secretaria; y María Flor Llorca Rodríguez, tesorera.

Así mismo, el agente residente de la Fundación –el responsable legal ante la República de Panamá– pasaba a ser la misma Lizd Ríos.

¿Y por qué adquiría tanto protagonismo esta letrada panameña? Porque estaba casada con el español Salvador Trinxet y era la madre de sus hijos. Trinxet, indiscutiblemente, era el arquitecto de la estructura financiera en el exterior de Urdangarin. Así lo desvelaba en marzo de 2012 el diario La Estrella de Panamá, que aseguraba que era un personaje muy conocido en el país del Canal. Según el periódico panameño, Trinxet se había servido de la colaboración de un testaferro panameño –Gustavo Newton Herrera– para trenzar la red opaca de sociedades offshore.

En España además, con anterioridad, Trinxet, que había sido profesor en la escuela de negocios IESE, estaba conectado con la red del suministrador de sociedades fantasmas, Ramón Cerdá Sanjuán, que fue condenado por el caso Gürtel.

El abogado e intermediario español trabajaba para la pareja Urdangarin-Torres desde 2007, desde que empezaron a desviar dinero del Instituto Nóos. El ex duque de Palma llegó a disponer de 27 sociedades panameñas en las que Trinxet figuraba en ocho de ellas.

Una sucesión de modificaciones

Pero el maestro de las finanzas en Panamá llevó a cabo una sucesión de modificaciones en las escrituras de la Fundación, que también conllevaban relevos en la dirección, para difuminar las responsabilidades legales. Por ejemplo, medio año más tarde, su esposa Lizd Ríos era sustituida en la Presidencia por María Flor Llorca Rodríguez y ésta en el cargo de tesorera por Flor Trinxet Llorca, la hermana de Beatriz Trinxet, que continuaba como secretaria.

En una junta extraordinaria posterior, en la que la familia Trinxet estuvo representada por el empresario colombiano Luis Carlos Londoño, se adoptó la decisión de reemplazar como agente panameño al testaferro Gustavo Newton Herrera por Vladimir Morales. Todo hacía indicar que los cerebros financieros españoles pretendían levantar el chiringuito con el nombramiento de otros intermediarios. Los Trinxet pretendían quitarse de en medio, tras el escándalo Nóos desatado en España.

Se daba la circunstancia de que, en esas fechas de finales de 2011, la Justicia ya comenzaba a vislumbrar la imputación de Urdangarin tras detectar un agujero de un millón de euros en las cuentas del esposo de la infanta. Además, Iñaki y Cristina por primera vez no asistían a la cena de Nochebuena en Zarzuela. Y el colofón final: el entonces Rey Juan Carlos aseguraba en su discurso navideño que la justicia era “igual para todos”. En febrero de 2012, se producía lo que ya se barruntaba: Urdangarin y su socio Torres se peleaban.

Cambio a Delaware

Por todo ello, el 2 de abril de 2012, el empresario colombiano Londoño, en calidad de sustituto accidental en la Presidencia de Beatriz Trinxet Llorca decidía cambiar la denominación de la fundación panameña Global Media Foundation por Ultimate Scheme Foundation (Fundación Plan Definitivo, en español). Así mismo, renunciaban de todos sus cargos en la junta directiva María Flor Llorca Rodríguez, Flor Trinxet Llorca y Beatriz Trinxet Llorca.

Al mismo tiempo, se nombraba como único miembro del consejo fundacional a la sociedad Netglobal LLC-Advance Partnerts Corporation Series, domiciliada en 3500 South Dupont, Highway, Dover, Delaware (Estados Unidos).

Pero quien no cambiaba definitivamente era Gustavo Newton que volvía a aparecer como agente de la sociedad en Panamá.

La operación de relevos no terminaba ahí. A mediados de mayo de 2012, se consumaba la salida total de los Trinxet. Un tal Nelson Testa se presentaba en el registro mercantil panameño en calidad de director de la ya sociedad con sede en Delawere. A partir de entonces, Netglobal comenzaba a figurar como matriz de la nueva Fundación Plan Definitivo, que estaba representada por la abogado Jolmey Orellano.

A partir de entonces, el testaferro Gustavo Newton cedió a Torres poderes especiales en Blossomhill Assets, la offshore matriz de De Goes Skateholder Management, constituida en el Reino Unido, por la que pasó, al menos, medio millón de euros. De Goes fue adquirida por la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social de Nóos.

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