La UE afronta un 2017 aún más crítico: Polonia no apoya que Tusk renueve como presidente del Consejo

Donald Tusk
Donald Tusk. (Foto: AFP)

Las Presidencias de las altas instituciones europeas se eligen para un mandato de dos años y medio, lo que dura la mitad de una legislatura en la Unión. A finales de 2014, tras las elecciones de mayo, tomaron posesión de sus cargos el presidente del Parlamento, el socialdemócrata alemán Martin Schulz; el presidente de la Comisión, el ‘popular’ luxemburgués Jean-Claude Juncker; y el presidente del Consejo Europeo, el también conservador polaco Donald Tusk. Así, a mediados de 2017 toca renovar, y el Gobierno de Varsovia ha anunciado, por sorpresa, que no apoyará a su compatriota.

Los presidentes del Consejo, Donald Tusk, y de la Comisión, Jean-Claude Juncker. (Reuters)
Los presidentes del Consejo, Donald Tusk, y de la Comisión, Jean-Claude Juncker. (Reuters)

El equilibrio de poderes, nacido de la victoria del Partido Popular Europeo en los comicios a la Eurocámara, favoreció este ‘dos a uno’ en cargos con los socialistas en la primera ocasión en que la Presidencia de la Comisión emanaba de la votación de los eurodiputados. Es habitual que los Estados miembros apoyen a sus altos cargos europeos, más allá del color político que unos y otros tengan, como un modo de mantener cuota de poder del país en la UE. Y, aunque Tusk pertenece al partido de centro derecha Plataforma Cívica y desde fuera podría parecer que es el aliado natural del PiS (Ley y Justicia), de ideología católica y conservadora, en realidad no es así. El PiS es, muy al contrario, el líder del bloque euroescéptico en las instituciones europeas.

El anuncio ha sido del todo irregular: no ha venido a través de una declaración oficial ni ha sido la primera ministra polaca, Beata Szydlo, la que lo ha dado a conocer, sino el presidente de su partido, Jaroslaw Kaczynski. El presidente del Consejo se ha enterado a través de una entrevista en el periódico Polska de que su país no le ampara en la renovación del cargo. «El Gobierno polaco no apoyará a Donald Tusk para un segundo mandato», ha sentenciado Kaczynski.

Jaroslaw Kaczynski, inspirador del actual gobierno polaco y enemigo declarado de Rusia (Foto: Reuters)
Jaroslaw Kaczynski, inspirador del actual gobierno polaco y enemigo declarado de Rusia (Reuters)

Y todo en el momento de mayor crisis institucional de la Unión Europea desde su fundación. La UE siempre ha ido hacia delante, fortaleciendo la imbricación y su asociación. Desde la Comunidad Económica del Carbón y del Acero fundada en 1958 por Francia, Alemania, Italia y el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), pasando por sus sucesivas ampliaciones hasta la unificación de todo el bloque occidental en los 80 con la entrada de España y Portugal, y después con los tratados de Maastrich y Lisboa que consolidaron la Unión Europea y la Unión Monetaria, Europa siempre caminó en una dirección.

Ahora, y tras la crisis económica y financiera larvada en 2007, todo son zozobras: el Brexit empezará a sustanciarse en marzo de 2017, los populismos de todo signo amenazan el discurso unionista, Grecia –parapeto oriental y una de las almas del ‘club’– no termina de salir de su profundo hundimiento, y las guerras en Oriente Próximo envían su presión de refugiados, mientras demuestran el poco peso de la Política Exterior de la UE, al menos en comparación con Estados Unidos y Rusia… precisamente, el enemigo declarado de la Polonia que sueña Kaczynski.

Tusk-Merkel
Donald Tusk, junto a Angela Merkel, en la reciente reunión del G7 (Foto: Reuters)

Donald Tusk, actual presidente del Consejo Europeo, antiguo líder de Plataforma Cívica y ex primer ministro polaco, personifica así una convulsión que la UE deberá saber afrontar… además en un 2017 electoral en sus dos locomotoras, Francia y Alemania. Ambos países deberán elegir quién guíe su rumbo en los próximos años, con sus líderes políticos, François Hollande y Angela Merkel, en franca decadencia de imagen.

Que se complique la candidatura de Tusk en realidad complica toda la rueda de renovaciones de cargos que Europa debe abordar en los próximos meses. Y complica la misma institucionalidad de toda la Unión Europea.

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