Castillo desata el temor a que convierta las rondas campesinas en milicias políticas en Perú

Pedro Castillo, al sur de Perú (Foto: AFP)
Pedro Castillo, al sur de Perú (Foto: AFP)
Rafael Gallego

Entre las varias iniciativas que el nuevo presidente peruano ha anunciado durante sus primeras horas como máximo mandatario, una de las que más inquietud han suscitado entre la población es la intención de potenciar y expandir las llamadas rondas campesinas con el más que probable objetivo tácito de acabar creando una suerte de milicias políticas para defender al extremista Gobierno que ha conformado.

El comunista Pedro Castillo tomaba este pasado miércoles posesión como nuevo presidente de Perú y sus primeras horas en el cargo confirmaron los peores presagios sobre el tipo de régimen que aspira a instaurar en el país andino. Tras arrancar su discurso atacando a España y señalando a la época del virreinato como origen de todos los problemas en Perú, Castillo anunció los planes de crear una Asamblea Constituyente a imagen y semejanza de la impuesta por Chaves en Venezuela en 1999 con el objetivo de redactar una nueva Constitución que pase por encima de la legalidad vigente y cree nuevas estructuras estatales de inspiración decididamente bolivariana tal y como se entienden en el régimen venezonalo.

A continuación, por si quedaba algún rescoldo de duda en cuanto al talante del Ejecutivo que se cierne sobre Perú, Castillo nombró como mano derecha a un individuo como Guido Bellido, un férreo defensor del grupo terrorista Sendero Luminoso, marxista declarado y cuya única experiencia en política se limita a seis días como congresista. Pero que sí cuenta con un decisivo aval: la total confianza del líder del partido del Gobierno, Perú Libre, la persona que mueve los hilos detrás de Castillo. Se trata de Vladimir Cerrón, ferviente comunista declarado cuyas cuitas con la Justicia por corrupción alejaron de la carrera por el poder en el país, pero que es el principal consultor áulico del nuevo presidente y quien exigió que por debajo de su figura militase un peón de su máxima confianza.

Entre los movimientos que está realizando Castillo desde el centro del Poder en Perú están los encaminados a «expandir y fortalecer» las llamadas rondas campesinas. En Perú, estos grupos, patrullas rurales, siempre han sido importantes para mantener ciertos mínimos de seguridad en lugares donde las fuerzas del Estado se veían sobrepasadas ante el poder de la delincuencia organizada.

El propio Castillo llegó a formar parte de estos grupos y ahora ha anunciado planes para destinarles un presupuesto, «de la logística necesaria» y «promover su participación en la fiscalización a las autoridades en la ejecución de la inversión pública en las comunidades». Por supuesto, esta financiación desde el Gobierno a estos grupos ha despertado todo tipo de suspicacias y miedos, puesto que ven un movimiento para que los ronderos se conviertan en activistas políticos en favor de su Gobierno financiador y no aliados de los policías en la lucha contra la delincuencia.

De momento, la única pequeña derrota en los planes de Cerrón ha sido la presencia finalmente en el gabinete de una persona como Pedro Francke al frente de la economía del país para tratar de calmar a unos mercados extremadamente agitados desde la llegada de Castillo al poder. Francke es lo más parecido a un político moderado y sin demasiada alergia al capitalismo en el entorno de Castillo y en un primer momento había rechazado, espantado, formar parte del Gobierno.

Lo último en Internacional

Últimas noticias