Asesinado un destacado activista y ensayista libanés crítico con Hizbulá

Hizbulá
Protestas antigubernamentales en Líbano (Foto: AFP)

El cadáver de Lokman Slim, de 58 años y crítico con la milicia chií Hizbulá, fue encontrado el jueves por la mañana en su coche, según informaron funcionarios de seguridad.

El conocido activista político, desapareció el miércoles por la noche cuando visitaba a unos amigos en una aldea del sur del país. La familia, que esperaba su regreso a Beirut el mismo día, no tardó en publicar mensajes en redes sociales alertando de su desaparición como el escrito por su esposa en Twitter avisando que Slim no contestaba al teléfono.

Las fuerzas de seguridad encontraron finalmente el coche de Slim a medianoche en un camino rural cerca de la aldea de Addoussieh, también al sur del país, región la que Hizbulá mantiene una fuerte presencia.

El forense que acudió al lugar del crimen informó que Slim presentaba cuatro heridas de bala en el pecho, en la cabeza y en el cuello y que la muerte había sido instantánea. El interior del coche estaba bañado de sangre.

Un miembro de la Policía, que habló con las agencias de noticias bajo condición de anonimato, dijo que no se encontraron el documento de identidad, el teléfono ni el revólver de Slim.

Un miembro de la familia contó que se enteró de su muerte por los medios de comunicación mientras estaba en una comisaría para denunciar su desaparición. En la casa familiar en los suburbios de Beirut se hizo el silencio ante la conmoción del asesinato de Slim.

Su muerte también ha estremecido a todo el país y ya hay quien teme que signifique el regreso de la violencia política. A pesar de la constante inestabilidad de Líbano, hacía años que no se producía un crimen de estas características. Las autoridades, sin embargo, ya han advertido que la tensión producida por el enfrentamiento político y la crisis económica está provocando el regreso de la violencia y los asesinatos.

Las críticas de Slim a Hizbulá le convirtió en objeto de críticas de los partidarios del movimiento armado, que se referían a él despectivamente como «un chií de la embajada», término que utilizan para acusar a los opositores de ser títeres de Estados Unidos. Todavía no se han esclarecido las circunstancias del crimen, aunque un funcionario de seguridad aseguró que se había iniciado una investigación.

El ministro del Interior, Mohammad Fahmi, calificó el crimen de “horrendo” en declaraciones a la cadena local de televisión MTV.
Slim fundó y dirigía Umam, una productora cinematográfica en la que organizaba debates públicos, fotos políticos y exhibiciones de arte. Además, tenía una gran biblioteca dedicada a la historia del Líbano y los chiíes.

Como activista político creó el grupo Haya Bina (Vamos) en el año 2005, cuyos objetivos son la participación ciudadana en los procesos electorales y cambiar el sistema de poder basado en sectas. También abogaba por construir una democracia plena y laica que acabara con el confesionalismo que impera en la política libanesa.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, calificó el asesinato de Slim de «atroz» y dijo que se trataba de un acto «cobarde e inaceptable» para silenciarle.

«Instamos a las autoridades libanesas, incluyendo a los líderes políticos y judiciales, a hacer que quienes cometieron estos actos bárbaros rindan cuentas sin demora o excepción», declaró Blinken en un comunicado. Hizbulá, señalado como principal sospechoso, negó de inmediato cualquier implicación en la muerte del activista.

El grupo armado chií, representado en el parlamento y el gobierno del país, es la única facción libanesa que no ha desmantelado su arsenal militar tras la guerra civil. Es considerado por Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, como una organización terrorista. Washington de hecho, ha intensificado las sanciones contra sus funcionarios y aliados en el Líbano.

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