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Lo que debes saber para cuidar el lentisco

Lo que debes saber para cuidar el lentisco
Lo que debes saber para cuidar el lentisco

El lentisco, denominado científicamente Pistacia lentiscus, es un arbusto que se encuentra abundante en los montes mediterráneos y al que no se le suele dar toda la importancia que merece, si bien es cierto que en los últimos años ha comenzado a ser adoptado en la jardinería. Si quieres experimentar con algún ejemplar de éste en casa, tendrás que conocer sus mejores características y cómo cuidar el lentisco.

Rústico, y gracias a ello tolerante a las condiciones climáticas más extremas, el lentisco o llentiscle es junto a otras especies representativas como encinas, aladiernos, madroños y durillos una de las que prefieren los paisajistas para las viviendas españolas y sus jardines tupidos.

Cómo cuidar el lentisco

La principal virtud de este arbusto es su capacidad para resistir a las sequías, y eso se debe a que apenas necesita agua para sobrevivir. Tampoco las plagas y enfermedades habituales en otras plantas le afectan, y ni siquiera la salinidad elevada en el aire le provoca daño. Podríamos concluir, entonces, que es una opción muy interesante para aquellas personas que no tienen mucho tiempo para cuidarlo.

Y su segunda ventaja frente a alternativas similares es que se mantiene verde durante todo el año, por lo que nunca pierde sus hojas. Aprovechando esta condición de perenne, y también su gran altura potencial, es ideal para reemplazar muros o paredes exteriores.

Sumado a eso, emana un olor fresco, resinoso, realmente muy agradable y que a muchos les recuerda al aroma del bosque.

Antes que nada, el lentisco debe ser plantado hacia el fin del invierno o a inicios de la primavera, sin mayores precauciones ni detalles. Puede adaptarse a todo tipo de suelos, neutros o calcáreos, y lo único que sugerimos es añadir algo de sustrato universal y arenisca. Además, de poder elegir es conveniente que lo coloques en un espacio soleado, dejando entre 80 centímetros y 1 metro entre ellos.

No es demasiado exigente en cuanto al riego, y mientras no se generen encharcamientos en su base, no tendrás problemas graves. Asegúrate de añadir un poco de materia orgánica, por ejemplo compost, sobre todo si te hace falta que crezca aceleradamente.

Por último, la poda debe limitarse a las ramas secas o mal orientadas, con fines tanto de salud como estéticos, pero sin llegar a exagerar. Una tijera podadora o tijera cortasetos te será útil ya que sus ramas no son fuertes, y cualquiera puede deshacerse fácilmente de ellas.

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