Historia Contemporánea

William T. Morton, el primer hombre que operó sin dolor: Nace la anestesia

Tal día como hoy, un 16 de octubre de 1846, William Morton operó sin dolor a un paciente aplicándole éter

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William Morton, inventor de la anestesia

Pocos creían que lo que el odontólogo William T. Morton suministró a un paciente para calmar su dolor y poder operarlo de un tumor sin que tuviera que ser sujetado, después de convertiría en uno de los hechos más importantes de la historia de la medicina.

El 16 de octubre de 1846, el médico John C. Warren se dirigió a una serie de personas apuntando que lo que habían visto no había sido magia ni ninguna majadería, simplemente acababan de probar la primera anestesia de la historia. Gracias a William T. Morton, el paciente no sufrió dolor y pudo ser intervenido ante la presencia de varios testigos, que vieron como con la aplicación de éter el paciente pudo ser intervenido con éxito.

Anestesia para las muelas

El odontólogo norteamericano William T. Morton, hijo de granjeros criado en Charlton, en Massachussets, nunca pensó que sus primeras investigaciones con éter a sus pacientes, derivaría posteriormente en uno de los inventos más importantes del siglo XIX. 

En septiembre de 1846, un paciente de Morton, de nombre Eben Frost, acudió a su consulta con un fuerte dolor de muelas. Era tan intenso este dolor, que Morton le preguntó que podría probar con él una especie de analgésico que podría evitarle que sufriera. Le aplicó etér y Frost se dejó hacer.

Cuando el paciente despertó aseguró que no se había enterado de nada, por lo que las sospechas de Morton estaban en lo cierto: aplicando en una dosis certera un poco de analgésico y narcótico, el cuerpo era capaz de evadirse de una extracción de muelas. Antes ya había experimentado con animales y había recibido las indicaciones de su mentor, Horace Wells, que no tuvo tan buen resultado en una demostración pública.

Morton se dirigió entonces al cirujano jefe del Hospital General de Massachusetts, John C. Warren para proponerle una demostración pública de su compuesto analgésico delante de médicos y estudiante de medicina. El cirujano accedió a una puesta en público de los avances de Morton.

Inhalador de éter de William Morton

Operación de un tumor

Para la cita, el paciente Gilbert Abott sería el elegido. El anfiteatro de la facultad de Medicina serviría de escenario para este experimento, donde antes otros habían fracasado intentando lo mismo: buscar algo para rebajar el dolor de los pacientes durante intervenciones quirúrgicas.

Cuando Morton llegó al lugar, Gilbert se encontraba maniatado en el centro, y había muchos curiosos y expectación por ver qué era aquello de la anestesia.

Morton, con un pequeño inhalador hizo que Gilbert respirara el compuesto que había preparado y en pocos minutos quedo inconsciente. Después, el doctor Wareen pudo llegar a cabo la operación de Abott sin ningún tipo de contratiempo, les extirpó un tumor congénito en el cuello, y no se enteró de nada. William Morton había inventado la anestesia.

Después de este enorme avance, Morton intentó ocultar la fórmula para poder patentarla, pero simplemente era éter en unas dosis controladas. Intentó patentar un producto que aseguraba ser la fórmula que aplicó a Abott, pero todos los colegas ya sabían que era éter, un producto al alcance de cualquier médico de la época y por el que nadie pagó nada a William Morton. 

 

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