Investidura de Pedro Sánchez

El Rey pide a Sánchez que forme Gobierno mientras España desconoce qué negocia con ERC

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Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Es la penúltima de las situaciones insólitas que la democracia española está experimentando desde que el bipartidismo saltara por los aires a finales de 2015: el Rey ha propuesto a Pedro Sánchez que intente formar Gobierno cuando el dirigente socialista ya tiene cerrado un acuerdo con Podemos y lleva semanas buscándose la mayoría para la investidura con ERC, la formación separatista que tiene a su líder (Oriol Junqueras) condenado a 13 años de cárcel por sedición y a su número 2 (Marta Rovira), fugada de la Justicia.

La falta de decoro institucional del líder socialista sumado a su empeño de formar una mayoría sólo con opciones políticas situadas a la izquierda del PSOE han colocado al Jefe del Estado en una tesitura complicada.

Hace poco más de dos años, Felipe VI pronunciaba el discurso más importante de su azaroso reinado. Tres días antes, los dirigentes del golpe catalán habían completado su desafío a la Constitución celebrando un referéndum de independencia. El Rey habló a todos los españoles y
apeló a «los legítimos poderes del Estado» para asegurar «el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña», puesto en peligro por el Govern liderado entonces por Puigdemont y Junqueras.

Con los peores resultados (120 escaños) conseguidos nunca por el vencedor de una elecciones generales en España, Pedro Sánchez se ha presentado en Zarzuela con el único respaldo asegurado de los 35 diputados de Podemos y unas negociaciones abiertas con los separatistas que propiciaron el golpe de 2017. Su contenido aún está vedado a la opinión pública. También a los ‘barones’ socialistas a los que, como Emiliano García-Page, no les gustaría recibir «vaselina como regalo de Reyes». Y, por supuesto, al Rey, dado que ERC ha decidido no acudir a la ronda de consultas abiertas por el monarca, al que considera heredero del franquismo y máximo representante del régimen del 78 al que pretenden tumbar.

Las negociaciones entre el PSOE y ERC avanzan toda vez que los socialistas ya han aceptado el marco impuesto por los independentistas: que Cataluña padece un «conflicto político» y no un «problema de convivencia», como defendía Sánchez antes de la cita electoral del 10-N.

¿A la tercera la vencida?

Es la tercera vez que Felipe VI encarga a Sánchez someterse a la investidura. No consiguió sacar adelante ninguna de las dos encomiendas anteriores. La primera en 2016, cuando, previa renuncia de Mariano Rajoy, el líder del PSOE lo intentó de la mano de Albert Rivera. La segunda, este año, tras las elecciones generales de abril, cuando Sánchez huyó del acuerdo con Podemos para no padecer de insomnio, un mal que desapareció a las 48 horas de que los españoles le castigaran en las urnas el pasado 10-N.

A la espera de si a la tercera va la vencida, el hecho cierto es que Pedro Sánchez lleva ya más de año y medio como presidente gracias al respaldo que la ultraizquierda (Podemos), los separatistas (ERC y JxCAT) y los proetarras (Bildu) le prestaron para relevar a Rajoy tras la moción de censura. Son los mismos socios a los que deberá convencer ahora, una vez que el presidente del Gobierno en funciones ha renunciado a buscar apoyos que no se sitúen a la izquierda del PSOE. Y en este escenario, sin la abstención de ERC y Bildu no hay investidura.

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