INVASIÓN RUSA DE UCRANIA

El policía atrapado en Ucrania llega a Valencia: «Después de la odisea nos quedan 14 euros en el banco»

José María pudo regresar el pasado fin de semana a España, desde donde viajó a Ucrania hace casi un mes para visitar a la familia de su mujer Sandra

Tras vivir los bombardeos rusos pudo salir del país con un coche prestado hasta Moldavia para completar 3.700 kilómetros en 7 días

Un policía español atrapado en Odesa: «Mi mujer es ucraniana y no voy a volver sin ella»

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Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

José María Moreno ya está en España. El policía nacional atrapado en Ucrania en plena invasión rusa ha conseguido llegar hasta Valencia tras una odisea que le han llevado a él y a su mujer Sandra, de nacionalidad ucraniana, a recorrer miles de kilómetros a través de varios países. “Ahora es cuando realmente salen los nervios y te vienes abajo recordando la odisea que ha supuesto salir de allí”, ha reconocido este policía español que llegó hasta Odesa el pasado 20 de febrero para visitar a la familia de su mujer. El vídeo que acompaña esta noticia es una serie de secuencias e imágenes captadas por el propio José María que resumen lo que ahora ya sí puede calificarse como una odisea para salir del infierno en el que Rusia ha convertido el país natal de su mujer.

“Llegamos a Valencia por fin. Agotados y sin apenas dormir, pero ya estamos aquí”. Con este breve mensaje, José María confirmaba a OKDIARIO el final de una pesadilla que empezó hace tres semanas. Este policía nacional había conseguido llegar a España por sus propios medios y en compañía de su mujer, Sandra, pero ni siquiera estar en su país ha sido el final de los problemas para esta pareja. “Hemos gastado todo lo que teníamos en este viaje de vuelta. Después de la odisea nos quedan 14 euros en el banco. Ahora tenemos que intentar recuperarnos y sobre todo no podemos dejar de pensar en las personas que se han quedado allí”, explica José María.

Y es que las últimas semanas de esta pareja se explica con palabras, pero también con imágenes. Tras saber que este policía español no había podido ser evacuado por las autoridades consulares al encontrarse a 500 kilómetros de Kiev, este periódico trató de seguir su situación en Odesa, ciudad ucraniana a orillas del Mar Negro, objetivo de la invasión rusa, pero que en los primeros días del ataque apenas sintió alterada su normalidad. Los ciudadanos de Odesa veían todavía a finales de febrero las bombas rusas por la televisión. Pero eso cambió pronto.

Evacuación imposible

Las autoridades españolas pudieron organizar la salida de 500 españoles desde Ucrania, pero todos tenían que llegar hasta Kiev para ser escoltados desde allí por el GEO de la Policía Nacional hasta la frontera. A José María y a otros españoles les fue completamente imposible salvar esa distancia, así que tuvieron que quedarse en el país siguiendo las recomendaciones de seguridad que pasaban por apenas salir a la calle y buscar lugares seguros en caso de bombardeos. De hecho, uno de los vídeos de José María lo grabó desde una de esas habitaciones consideradas seguras de los domicilios ucranianos, con las ventanas tapadas o directamente sin ellas, para minimizar el efecto de posibles explosiones.

José María tiraba de wifi pública para poder mantener al tanto a su familia en España y a sus amigos de cómo iban las cosas en Odesa. Una de las veces que salió a la calle para grabar un vídeo para los lectores de OKDIARIO no pudo articular palabra. Sólo correr. El vídeo es una secuencia de unos cuantos segundos en los que se oye la repentina alarma antiaérea de la ciudad.

Lo siguiente que percibió este ciudadano español fue el desabastecimiento en los supermercados, hasta que una noche las bombas dejaron de verse por la tele en Odesa y José María pudo grabar desde su ventana el brillo de las explosiones en mitad de la noche en el horizonte de Odesa. Aquel fue el momento clave. “Conseguí un coche prestado para salir de Odesa. Salimos mi mujer, una chica con su hijo pequeño y yo. Le prometí al padre que cuidaría de ellos”. Y así lo está haciendo, con las dificultades que supone tener dos personas más en casa y con una situación económica que él mismo define como “lamentable”. Ahora obtener ayudas y conseguir la convalidación de los estudios en Derecho Internacional de su mujer son sus máximas prioridades.

Cuando José María consiguió llegar a Moldavia tras seis horas de atascos y controles militares durante 110 kilómetros, llegó el siguiente reto: obtener otro medio de transporte para atravesar Europa con su mujer y la familia a la que ambos decidieron acoger. La solución fue viajar en autobús. “Esa parte también fue muy dura porque apenas dormimos durante los tres días que duró el viaje. Comíamos de mala manera y cada cinco horas podíamos ir al baño”.

Ahora José María y su mujer ya están en casa, cada vez más tranquilos, pero luchando contra los otros efectos de la contienda. Su sueldo de policía y sus escasos ahorros han volado en esta huida de película de Ucrania y a estas alturas de mes su cuenta corriente está tiritando a la espera de recibir una ayuda para reengancharse a su vida en Valencia.

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