La necesaria inviolabilidad del Rey
Afirmar, como hizo el presidente Pedro Sánchez hace unos días ante varias cámaras de televisión, que la inviolabilidad que la Constitución española otorga al Rey “se ha quedado vieja” y que estaba convencido de que el propio Felipe VI estaría de acuerdo con que se reformara ese artículo de la Carta Magna, debió ser uno de esos globos sonda que los políticos sueltan en público para ver la reacción que provoca en la sociedad. O es eso, o es la típica ocurrencia que se le pasó por la mente a Sánchez el pasado 4 de Diciembre para ver como sentaba en la ciudadanía una propuesta que debe ser una de las exigencias de los partidos más radicales que le apoyaron para alcanzar La Moncloa.
Lo que es poco probable es que las declaraciones del Jefe del Ejecutivo contaran con el beneplácito del Palacio de la Zarzuela, aunque la Casa Real de España no se pronunció ni en ese momento, ni tampoco en los días posteriores a la declaración del socialista. La Corona optó, una vez más, por la prudencia y la discreción ante la ligereza de esas manifestaciones. Sin embargo, lo más sorprendente es que la primera reacción a esas palabras, en las que abogaba por suprimir ese escudo protector que garantiza que el Jefe del Estado no pueda tomar decisiones políticas, sino que cualquiera de sus actos debe estar respaldados por el Gobierno, partieron directamente del PSOE, su propia formación política.
Precisamente, fue el responsable de organización de los socialistas y también Ministro de Fomento, José Luis Ábalos, el que salió al paso poco después de las palabras de Sánchez para afirmar con rotundidad que la “posición oficial –del PSOE– es que no hay propuesta alguna de revisión” y que lo dicho era “una opinión personal del Presidente”. Una rectificación en toda regla y una enmienda a la totalidad de un cargo inferior del partido de Ferraz que corrige a su jefe para evitar el bochorno de que sea su propio jefe el que tenga que rectificarse a sí mismo.
Es cierto que el tema de la inviolabilidad del Rey tiene mala prensa en la opinión pública y que se rechaza por la mayoría de los ciudadanos porque identifican ese derecho como una muestra residual de los privilegios y prebendas que la monarquía tenía en otros tiempos. Algo así como un reconocimiento de que el Rey está por encima del bien y del mal y que goza de total impunidad. Sin embargo, tal y como han expresado algunos prestigiosos juristas después de las insólitas declaraciones de Sánchez sobre este asunto, la inviolabilidad del monarca se fundamenta en que el que la figura regia no tiene poder de decidir por sí mismo,sino que cualquiera de sus actos tiene que estar refrendado por el Jefe del Ejecutivo o, en su caso, por los Ministros competentes. Por tanto, la responsabilidad siempre recaerá sobre el que refrende cada uno de sus actos. Además, y para terminar, la inviolabilidad del monarca es una medida que persigue evitar que el Rey quede al albur de personas que quieran convertir al monarca en diana de intereses espurios o de malsanas intenciones.