La UE avisó a Simón en febrero de la necesidad de suspender eventos para controlar el virus
Así consta en las actas del Foro Asesor del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades
Un nuevo aviso deja en evidencia la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez en la crisis del coronavirus. El 24 de febrero, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, participó, por videoconferencia, en una reunión del Foro Asesor del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC), en la que se avisó que Italia tomaba medidas drásticas frente al virus. Entre esas medidas, según detalló Vicky Lefevre, responsable de Salud Pública del organismo europeo, estaba la suspensión de manifestaciones, eventos y otros actos, de carácter público o privado, que pudieran contribuir a la expansión de la epidemia.
Pese a ello, y pese a los avisos sobre la peligrosidad del nuevo virus y su avance por Europa, el Gobierno siguió adelante con la celebración de las multitudinarias marchas del 8 de marzo. Tiempo después, el Ejecutivo acabaría admitiendo que el virus estaba ya desbocado desde febrero y que fue precisamente esa última semana cuando se produjeron la mayor parte de los contagios. Muchos, con desenlace fatal.
Así consta en las actas del cónclave europeo, a las que ha tenido acceso OKDIARIO. Como reveló este periódico, unos días después, el 4 de marzo, Fernando Simón fue también uno de los participantes de un nuevo encuentro en el que la UE alertaba de la rápida difusión del virus y del riesgo de «moderado a alto» de propagación.
Aquel 24 de febrero, en España, el departamento de Seguridad Nacional informaba de tres casos sospechosos en estudio. Otros dos habían sido confirmados. El primero, el 31 de enero en La Gomera -un ciudadano alemán, contacto estrecho de otro caso confirmado en aquel país- y el 9 de febrero, un residente en Mallorca, contagiado a través de un infectado en Reino Unido.
«Desde el Ministerio de Sanidad se está trabajando para aumentar la sensibilidad en los centros sanitarios ante personas que procedan de las regiones italianas afectadas», recogía el documento de Seguridad Nacional, dependiente de Presidencia del Gobierno.
La epidemia, en cambio, ya golpeaba fuerte. Desde el inicio del brote, 79.360 contagios habían sido confirmados en el mundo. De ellos, 77.150 en China. Pero la alerta europea estaba en Italia: 5 fallecidos y 219 casos confirmados en 5 regiones de país, la mayor parte, en Lombardía. Seguridad Nacional recogía lo siguiente: «Esta cifra podría seguir aumentando en las próximas horas, ya que las muestras de varios casos sospechosos están siendo analizadas». Aquel día, 24 de febrero, el Gobierno español mantenía un nivel de riesgo bajo.
Riesgo alto
Sin embargo, esa situación contrasta con la inquietud que el virus generaba ya en los responsables europeos. Y así se lo hicieron saber a los Estados miembros que participaron en el encuentro telemático. Entre ellos, como consta en las actas, el propio Fernando Simón. El organismo comunitario elevó aquel día el nivel de riesgo global para Europa a «moderado» y consideró «alto» el riesgo de que se detectasen brotes, como el de Italia, «en cualquier país».
El ejemplo era claro, y cercano. Y las decisiones de las autoridades italianas para tratar de contener el virus fueron planteadas en la reunión de los responsables epidemiológicos europeos. Eso demuestra que el Gobierno español estaba al tanto del evidente riesgo de expansión de la epidemia y de las medidas que se estaban aplicando. Entre ellas, cuarentenas y vigilancia activa de los contactos cercanos a los casos confirmados, restricciones en los desplazamientos y transportes, cierre de guarderías, escuelas y museos o suspensión de actividades públicas, salvo servicios esenciales, entre otros. Medidas avaladas todas ellas desde el organismo europeo, en varios informes previos. Mike Catchpole, jefe científico del ECDC, añadió que «la posibilidad de grupos similares en Europa es, al menos, moderada». «Hubo un amplio acuerdo entre los participantes en que el riesgo es de moderado, a alto, de hecho», se destaca asimismo en el acta.
El resto de la reunión versó, fundamentalmente, sobre las diferencias de criterio en la definición de caso o la urgencia de anticiparse a la dotación de material de protección. Hubo consenso también en aprovechar los sistemas de vigilancia de la gripe para detectar el nuevo virus.
Pese a todas las advertencias, España no empezó a tomar medidas serias hasta pasadas las manifestaciones del 8 de marzo.
«En España ni hay virus, ni se está transmitiendo, ni tenemos ningún caso», aseguraba por entonces Simón
Sólo un día antes de aquel cónclave europeo, Fernando Simón, en rueda de prensa, afirmaba rotundo que España estaba libre de coronavirus.
«En España ni hay virus, ni se está transmitiendo, ni tenemos ningún caso», aseguró el portavoz técnico de Sanidad.
Descartó también hablar del riesgo de transmisión en Italia ya que, dijo, no se podría valorar hasta que Italia no aportase «información detallada» y añadió que este país generaba «cierta» inquietud pero afirmó también que a nivel de la UE había «mecanismos para reducir el impacto».
De hecho, en esa misma rueda de prensa, el portavoz de Sanidad avanzó la reunión que tendría lugar un día después con sus colegas europeos para «discutir las zonas de riesgo», así como «el impacto» que podría tener la situación en Italia. «Estamos trabajando de forma coordinada en Europa, a nivel nacional y a nivel global a través de la OMS», precisó. Consideró además que el número de países con posibilidad de transmisión era «muy restringido» y que «sería un poco fuerte hablar ahora mismo de pandemia por coronavirus».
Alertas desde la UE
El Gobierno, pues, estaba al tanto del evidente riesgo del virus. Como informó este periódico, cuatro días antes del 8-M, la directora del ECDC, Andrea Ammon alertó de la existencia de nuevos casos sin relación con áreas afectadas y consideradas de riesgo, lo que, avisó, «podría ser indicativo de que el virus está en la comunidad». Ammon incidió en la posibilidad de una escasez de test de diagnóstico e instó a los países a presentar sus inquietudes al respecto en el Consejo de Sanidad, que se celebró dos días después.
Aquel día, el balance del Ministerio de Sanidad reflejaba 198 infectados en España y un fallecido confirmado. Pero en Italia, la gravedad era evidente: 2.502 contagiados y 79 muertos. El Gobierno del país transalpino había ordenado ya cerrar los colegios, los institutos y las universidades de todo el país hasta mediados de mes.
Aquel 4 de marzo, Fernando Simón rechazó el cierre temporal de las escuelas en las que ya se habían detectado niños infectados porque «hay que valorar las medidas con mucho cuidado» y «no son decisiones que se tomen en un minuto». También se mostró convencido de que la epidemia «puede ser controlada» y consideró que las medidas restrictivas de China «quizá» no se podrían aplicar a otros países.