Suena raro, pero la ciencia lo avala: las abejas son una de las ayudas más eficaces para proteger a los elefantes
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En distintos puntos de África y Asia, las dinámicas entre poblaciones humanas y elefantes se han vuelto más complejas debido a la expansión de áreas cultivadas y a la reducción de los hábitats para esos animales. Este contexto dio lugar a investigaciones para reducir este tipo de incidentes. Dentro de esas líneas de trabajo, las abejas han adquirido un papel singular.
Su presencia, organizada mediante estructuras específicas, se ha probado como una herramienta funcional en diferentes comunidades rurales. Aunque la eficacia de este método depende de numerosos factores ambientales y sociales, los estudios acumulados permiten obtener una visión amplia sobre cómo se configuró esta estrategia y qué resultados ha generado.
¿Por qué las abejas son una de las ayudas más eficaces para proteger a los elefantes?
El empleo de abejas para disuadir elefantes surgió a partir de observaciones locales que señalaban la tendencia de estos animales a evitar árboles o zonas donde hubiera colmenas.
A principios de la década de 2000, investigaciones de Save the Elephants y universidades asociadas comenzaron a analizar de manera sistemática si esa reacción era constante y si podía aplicarse en contextos agrícolas.
Los primeros trabajos identificaron un patrón: el zumbido de las abejas generaba en los elefantes una respuesta inmediata de alejamiento.
La explicación se relaciona con la vulnerabilidad de la trompa, los ojos y otras áreas sensibles ante posibles picaduras. Aunque la piel del elefante es gruesa, estos puntos pueden verse afectados, por lo que los animales desarrollaron un rechazo natural hacia la presencia de colmenas.
A partir de ese conocimiento, se implementaron las llamadas «vallas de colmenas», un sistema consistente en disponer colmenas reales y otras imitaciones visuales entre postes separados por intervalos regulares. Con este planteo, el elefante percibe olor, sonido y formas vinculadas a las abejas, sin poder distinguir cuáles colmenas están activas y cuáles no.
Este mecanismo se probó con agricultores de distintas aldeas próximas al Parque Nacional de Tsavo Oriental, donde se monitorizaron aproximaciones durante más de seis años, con un registro cercano a las 4.000 interacciones.
Los resultados mostraron que, en temporadas de cosecha, cuando los elefantes suelen acercarse con mayor frecuencia a los cultivos, la tasa de disuasión rondó el 86%. Esa cifra contribuyó a consolidar las vallas de colmenas como una de las herramientas más estudiadas dentro de las soluciones basadas en la naturaleza.
Las abejas, protagonistas de un conflicto en crecimiento entre agricultura y fauna
La coexistencia entre humanos y elefantes se ha vuelto un desafío creciente en países donde la expansión agrícola avanza sobre áreas antes transitadas por estos animales. En Kenia, la población humana se incrementó de manera sostenida desde 2020, lo que intensificó la presión sobre zonas rurales. Como consecuencia, los incidentes entre comunidades y elefantes aumentaron.
Entre 2010 y 2017, más de 200 personas murieron en episodios relacionados con estos enfrentamientos, mientras que entre 50 y 120 elefantes son abatidos cada año por ataques a humanos, según datos de organismos de conservación.
Ante esta situación, la implementación de vallas de colmenas ha sido recibida como una opción manejable para agricultores con recursos limitados. Las colmenas pueden mantenerse con materiales disponibles en la región, y su instalación no requiere infraestructuras complejas.
A ello se suma un beneficio adicional: la producción de miel. En algunos programas, la recolección de miel generó ingresos complementarios que fortalecieron la economía de las comunidades involucradas y aportaron mayor interés por mantener el sistema.
Además, el uso de abejas favorece la polinización de vegetación local, lo que puede influir en la regeneración de flora autóctona y en la mejora de cultivos cercanos. Este punto se menciona en informes de Save the Elephants como un efecto secundario relevante, dado que amplía los impactos positivos de la estrategia más allá de la protección de cultivos.
¿Qué dice la ciencia sobre el comportamiento de los elefantes ante las abejas?
Los estudios de comportamiento publicados por equipos de Save the Elephants y universidades como Oxford mostraron que los elefantes no solo evitan las áreas con colmenas, sino que también emiten señales acústicas para advertirse entre sí. Este hallazgo indica que el rechazo hacia las abejas está integrado en la comunicación social de los elefantes.
Investigaciones adicionales en países como Tailandia y Mozambique replicaron las conclusiones obtenidas en Kenia. Aunque los porcentajes de disuasión varían según el entorno, el ciclo de floración o la disponibilidad de agua, la tendencia general apunta a una reacción estable de los elefantes frente al zumbido de las colmenas.
No obstante, los estudios también subrayan limitaciones. Las poblaciones de abejas pueden verse afectadas por sequías prolongadas, pesticidas o pérdida de vegetación, lo que reduce la actividad de las colmenas y disminuye su efecto.
Algunos proyectos reportaron una caída significativa en la presencia de abejas durante años críticos, lo que a su vez generó un aumento en las incursiones de elefantes. Por ello, algunos equipos proponen combinar esta técnica con otras medidas, como repelentes naturales o torres de vigilancia.
La eficacia de las vallas ante los cambios climáticos y sociales
El cambio climático introduce un desafío adicional. Ciclos de sequía más frecuentes pueden afectar la capacidad de las abejas para mantener poblaciones activas, lo que reduce la estabilidad del sistema.
Asimismo, lluvias excesivas pueden afectar la floración necesaria para la producción de miel. Estos factores obligan a considerar estrategias combinadas y planes de contingencia para asegurar la continuidad del método.