Ministerio del Interior

Los perros de rescate de la DANA malviven ahora en perreras que se caen a pedazos

Esta situación afecta a 200 perros policiales que viven en el Centro de adiestramiento de perros de la Guardia Civil

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Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior.
Rosalina Moreno

El Ministerio del Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, tiene en perreras que se caen a pedazos y llenas de humedad a los héroes caninos que prestaron servicio en la DANA y fueron cruciales en las labores de búsqueda y rescate. Esta situación afecta a un total de 200 perros policiales que viven en el Centro de adiestramiento de perros de la Guardia Civil (Cadepe), ubicado en El Pardo (Madrid), también sede del Servicio Cinológico y de la Unidad Cinológica Central (Ucice).

Entre ellos también hay perros que luchan contra el narcotráfico y la corrupción, detectores de cadáveres sumergidos, de explosivos, acelerantes de fuego y armas detonadas, y perros de búsqueda de restos biológicos y de cebos envenenados. La mayoría son labradores, pastores belgas malinois y pastores alemanes, seguidos de springer spaniel y perros de agua, y tienen en su historial batallas policiales muy importantes por las que han sido reconocidos y distinguidos.

Por ejemplo, también son los héroes caninos que localizaron el cuerpo sin vida de la joven Diana Quer; del pequeño Gabriel Cruz, El pescaíto; los que trabajaron en los incendios del pasado verano, resolviendo la autoría de algunos de ellos; así como recientemente en Cataluña contra la peste porcina.

Sin embargo, «estos perros malviven en condiciones lamentables. ¡Así es como se lo pagamos nosotros!», declaran indignadas a OKDIARIO fuentes policiales, entre ellas Valentín Blanco, coordinador nacional de cinológico de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), la decana y mayoritaria. Asociación que ha decidido dar un paso al frente y denunciar esta terrible situación públicamente en este diario para intentar ponerle fin de una vez, ya que lleva «años denunciándola de forma interna» y todavía no se ha solucionado.

Las perreras de El Pardo son pequeñas, tienen mucha humedad, el suelo destruido, las baldosas rotas, y los bebederos están llenos de moho, como puede verse en las imágenes exclusivas que acompañan a esta información. 

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Una muestra de dos de los bebederos de las perreras llenos de moho.

También hay perros con artritis, igualmente por la humedad, y con cortes producidos por las pletinas metálicas de refuerzo de las casetas. Las perreras constan de dos zonas, una exterior y una interior que alberga una caseta y el bebedero. Como no hay comederos en la inmensa mayoría, se les echa el pienso en el suelo, el mismo en el que defecan y orinan. Y las que cuentan con bebederos es porque los han instalado los guías.

Más aún, en este centro también se crían cachorros y ya desde sus primeros meses de vida sufren infestaciones de giardia –un tipo de parásito intestinal–, porque el suelo también está en mal estado y se estancan el agua, sus heces y orina, y los perros terminan bebiéndolo e infestándose.

Duchas frías y 700.000 € en jardinería

Éste es el mismo centro en el que la Guardia Civil gastará 733.000 euros en jardinería y donde también tiene a las agentes sin termo y con duchas frías, como también ha revelado la AUGC. En una situación muy similar se encuentran los perros antidroga de Jaén, también destapada el pasado 22 de noviembre por este diario y que ha provocado un terremoto dentro del Cuerpo, «incluso represalias», según ha podido saber OKDIARIO a través de fuentes policiales. 

Sin embargo, los agentes no se arrugan. «No hay miedo que valga. Como ellos –los perros– no pueden hablar para defenderse, hablamos nosotros por ellos», declaran las fuentes policiales consultadas.

«Estos perros son más que compañeros de trabajo: son un ser querido que forma parte de la familia de los agentes, y no simples herramientas de trabajo como los ven algunos mandos», declara Eugenio Nemiña Suárez, responsable jurídico de la AUGC, así como vocal del Consejo de la Guardia Civil y de la Comisión de Riesgos Laborales.

Esta asociación reclama al coronel, responsable de las instalaciones y del Servicio Cinológico, y por tanto, de los perros y guías, que tome medidas cuanto antes y vele por que se cumpla la ley. 

Interior de una de las perreras de El Pardo.

Problemas de humedad

La humedad de las perreras es debida a que se limpian todos los días a manguerazos y, como el suelo está roto y las instalaciones se encuentran en la zona norte de Madrid, a poca distancia de la presa de El Pardo y del río Manzanares, «en invierno no llegan a secarse nunca».

Ante las bajas temperaturas y la penosa situación en la que se encuentran los canes, los guías de perros están haciendo obras para instalar equipos de luz y calefacción para tratar de mejorar las condiciones de sus compañeros de trabajo. 

«Al igual que nuestras instalaciones deben ser dignas, los perros que trabajan con nosotros deben tener unas instalaciones que les permitan tener un descanso digno, lejos de humedades y condiciones que pongan en riesgo su salud y bienestar», subraya Eugenio Nemiña.

Sin embargo, afirma que «poco puede esperarse de una institución que lleva varios años realizando obras de emergencia para evitar que se caigan los cuarteles por falta de mantenimiento, y de un Gobierno que ha impulsado y aprobado la norma de bienestar animal, pero mantiene a los perros de la Guardia Civil en esas condiciones». «Ésto sólo demuestra la demagogia y la doble vara de medir de quienes están al frente del Gobierno, el Ministerio del Interior, la Guardia Civil y del centro cinológico», sentencia. 

El suelo destrozado de las perreras de El Pardo.

«¿Acaso alguien en su sano juicio dejaría a sus perros en estas perreras?», espeta indignado Valentín Blanco, destacando que «mientras el Seprona, una unidad de la Guardia Civil, denuncia a particulares por los animales y el estado de sus perreras, las instalaciones de la Benemérita están en terribles condiciones». 

No cumplen la normativa

En 2015 salió una normativa y todas las unidades del servicio cinológico tienen que cumplir una serie de requisitos. Sin embargo, han transcurrido ya 11 años de ella y «no se cumple en estas perreras de El Pardo», según denuncia esta asociación.

«El Gobierno también ha establecido por ley la obligación de mantener a los animales en unas condiciones de vida dignas, que garanticen su bienestar, derechos y desarrollo saludable. Y no creemos que esas instalaciones reúnan esas condiciones», manifiesta Nemiña, destacando que la Ley de bienestar animal es taxativa y no excluye a los perros policiales.

«Si no fuera por el buen hacer y el espíritu benemérito de nuestros compañeros cuidando a los animales con los que trabajan día a día, la situación sería mucho peor», concluye Diego Madrazo, secretario de Relaciones Institucionales de la AUGC.

Las reducidas dimensiones de las perreras.

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