Un condenado de Gürtel presenta una queja ante el CGPJ contra el juez De Diego por dormirse en el juicio
El ex alcalde de Majadahonda (Madrid) Guillermo Ortega, condenado por el caso Gürtel a 38 años de cárcel, ha presentado una queja ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) contra el miembro del Tribunal de la Audiencia Nacional Julio de Diego por quedarse «dormido en multitud de ocasiones» durante la celebración de las sesiones del juicio.
Para Guillermo Ortega, el magistrado de la sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional habría mantenido «una actitud absolutamente pasiva y de falta de interés evidente» durante la vista oral de la conocida como primera época de la Gürtel (1999-2005), que se desarrolló entre los meses de octubre de 2016 y noviembre de 2017.
Ortega, en la actualidad en la prisión de Soto del Real tras la sentencia dictada por el tribunal el 24 de mayo pasado, acompaña su escrito con una serie de fotogramas de los vídeos de las diferentes sesiones judiciales en las que se puede apreciar cómo el magistrado «ha estado durmiendo literalmente», según recoge el escrito de queja.
Entre otras fechas, la queja se centra en las sesiones del 29 de junio y 3,4 y 5 de julio de 2017.
El ex alcalde de Majadahonda califica la actitud del magistrado de «indignante e intolerable» y de «habitual y constante». Para Ortega: «Se ha vulnerado claramente el Principio de Inmediación que no ha podido tener en ningún caso el magistrado, siendo imposible que estuviera siguiendo la práctica de la prueba , que se ha practicado, cosa que agrava la situación tenido en cuenta que ha sido quien ha redactado y firmado la sentencia por la situación de todos conocidas de división del tribunal».
Su llegada a la Audiencia Nacional
El magistrado De Diego, que está destinado en la Audiencia Nacional desde 2006, a la que llegó desde el Juzgado de Instrucción número 23 de Madrid, se convirtió en uno de los miembros del tribunal de la Gürtel tras un proceso verdaderamente convulso en la Sala de lo Penal. Por diez votos contra ocho los compañeros de la que entonces era la presidenta del tribunal, Concepción Espejel, admitieron su recusación al haber sido elegida, según éstos, vocal del CGPJ a propuesta del grupo popular en el Senado, donde Luis Bárcenas ocupaba un escaño.
De Diego, que hasta entonces estaba catalogado como un magistrado conservador, cambió a última hora de posición y facilitó la sustitución de Espejel por Ángel Hurtado, quien pasó a ser el presidente del tribunal Gürtel. De Diego, por su parte, ocupó otra de las plazas tras la recusación de Enrique López, que así mismo fue apartado de la causa.
Algunas fuentes judiciales siguen preguntándose cómo pudieron salir adelante esas recusaciones y cómo se frustraron las otras cuatro que Luis Bárcenas presentó contra el tercer magistrado del tribunal José Ricardo de Prada quien, según los condenados, ha mantenido «una actitud de animadversión» desde el primer momento hacia algunos de los encausados y ha demostrado «una solemne falta de imparcialidad».
De Prada logró convencer a De Diego para que el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, compareciera como testigo en la sala de audiencias cuando la sala ya había rechazado esa prueba testifical.
«Falta de rigor profesional»
En el escrito de queja ante el CGPJ Ortega recuerda que el comportamiento de De Diego entregado a los sueños de Morfeo supone «una falta absoluta de diligencia y rigor profesional». Y añade: «Teniendo en cuenta la gravedad de las penas que se solicitaban y la complejidad del asunto entiendo debe de ser puesto en conocimiento del Consejo general del Poder Judicial».
El condenado de la Gürtel recuerda en su escrito que la actitud del magistrado ha sido comentada en algunos artículos de prensa y que, si el CGPJ lo viese oportuno, podrían «aportar el testimonio de múltiples testigos que han estado presentes en las sesiones».
Finalmente, Ortega solicita al CGPJ que «tenga por interpuesta queja formal contra el magistrado Julio De Diego López, interesando el amparo de ese Consejo del Poder Judicial por la gravedad y las consecuencias de dicho comportamiento».