Colectivos sanitarios y miembros del Consell valenciano piden «que se aplique el 155» a Carmen Montón

Carmen Montón
La consejera de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Carmen Montón. (Foto: EFE)

La situación de la consejera de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Carmen Montón, es cada vez más complicada, especialmente ahora que miembros del Consell que preside Ximo Puig le consideran un lastre para el futuro del pacto entre el PSPV y Compromís. Tanto que fuentes del ejecutivo regional señalan a OKDIARIO que a Montón «no la aguantan ni fuera ni dentro del Gobierno valenciano y cada asunto que aborda lo convierte en un conflicto, por lo que Puig debería aplicarle el 155 y echarla de la consejería».

Así de rotundo se pronunciaba recientemente un alto cargo del Ejecutivo valenciano, formado por representantes del Partido Socialista del (mal llamado) País Valenciano (PSPV) y de los nacionalistas de Compromís, sobre la consejera de Sanidad de la Comunidad Valenciana.

Dimisiones y ceses en cadena, sonados casos de enchufismo, polémica con las concesiones sanitarias, problemas constantes con los concursos y adjudicaciones de servicios, crecientes listas de espera, infraestructuras obsoletas y falta de profesionales por la mala gestión del personal ponen en la encrucijada, día sí día también, a la que antaño fue uno de los principales apoyos de Pedro Sánchez.

Las fuentes consultadas indican que recientemente se han hecho públicas varias listas de las “purgas” que está llevando a cabo la consejera de Sanidad valenciana en su departamento, tanto a nivel administrativo de Consellería como en la gestión del día a día de los hospitales y sus servicios –cargos que nada tienen que ver, en principio, con la política y sí con la experiencia y la profesionalidad–.

Casi una treintena de personas han sido cesadas o han dimitido por «motivos personales», aunque lo que ha trascendido es que pocos aguantan ya la gestión de la discutida dirigente socialista valenciana, «a golpe de ocurrencias y sin consultar con los colectivos afectados ni medir las consecuencias para los ciudadanos», indican miembros del Consell.

El resultado es que todo y todos se le están volviendo en contra a Carmen Montón. Y esos enfrentamientos con colectivos sanitarios y con los ciudadanos en un área tan sensible, afectan de lleno a un Gobierno, el de Ximo Puig, muy debilitado en la actualidad por volátil alianza con los nacionalistas de Compromís y el inestable apoyo de Podemos en el parlamento valenciano. De hecho, la oposición de estos últimos al presupuesto de la Generalitat valenciana ha obligado, por primera vez en la historia, a aplazar, de momento, la presentación de las cuentas públicas de la Comunidad Valenciana para el próximo ejercicio.

Pero no son solo quienes trabajan con Carmen Montón los que sufren las consecuencias de su gestión. El Colegio de Farmacéuticos ha vuelto a amenazar a con “suspender todas las colaboraciones con la Consellería de Sanidad Universal, incluido en el copago, si este departamento que dirige Carmen Montón persiste en sus coacciones, no permite la participación y desplaza a la profesión» en el nuevo modelo sociosanitario que ha diseñado, sin contar con nadie.

Además de la crisis que la propia Montón creó y alimentó en la renovación del convenio de la Generalitat con el Instituto Valenciano de Oncología, en la que tuvo que intervenir el presidente Puig en persona, varios de los concursos convocados por la consejera socialista están paralizados por defectos de forma o descartes arbitrarios que han sido recurridos por los afectados. Así ocurre con el concurso de la hemodiálisis, con el del servicio de ambulancias y con algunos otros, que están generando un desgaste y una pérdida de calidad en los servicios prestados que ya están acusando miles de valencianos.

El Hospital Provincial de Castellón dice que no tiene anestesistas para operar los fines de semana y faltan profesionales para muchos centros, a pesar del plan ideado por la consejera tras casi multiplicarse las listas de espera durante su mandato; la falta de un endocrino infantil impide poner a los niños de Castellón bombas de insulina; las familias de menores con daño cerebral denuncian el abandono del Gobierno valenciano en el plan para esta dolencia; denuncias de poco personal y mamógrafos obsoletos en muchos centros hospitalarios se multiplican; y pacientes en los pasillos por falta de previsión en obras de mantenimiento o de organización de la plantilla son elementos que afectan a los pacientes en Valencia, Alicante y Castellón.

Incluso la propia Consejería de Sanidad ha admitido públicamente que tiene insuficientes cirujanos pediátricos y que no puede hacer nada, algo que incluso los sindicatos han considerado «inaceptable».

La consejera valenciana de Sanidad antepone su ideología a la buena gestión de la Sanidad en esta comunidad. Y es por eso que son muchos ya los que, aprovechando la dramática actualidad catalana, no dudan en comparar a Montón con Puigdemont. «Para ambos sus ideas políticas están por encima de los ciudadanos a los que deberían servir; a los dos les dan igual las consecuencias de sus actos, porque se creen en posesión de la verdad absoluta», señalan fuentes de la oposición del Parlamento valenciano y por eso, añaden, «son muchos los que la quieren fuera del Gobierno».

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