Ayuntamiento de Barcelona

Colau elude contestar si acepta los votos de Valls y dice que no quiere ser «el trofeo de nadie»

La alcaldesa de Barcelona en funciones, Ada Colau, apuesta por un tripartito entre BComú, ERC y PSC, y ha asegurado que en la semana que falta para la investidura trabajará para superar los "vetos cruzados" que se han impuesto las dos últimas formaciones y conseguir un acuerdo de gobierno izquierdas, estable y transversal en el Ayuntamiento, según ha dicho.

Ada Colau
Ada Colau.

«Ni yo ni BComú seremos el trofeo de nadie», ha advertido la alcaldesa en funciones y segunda en las elecciones municipales en una rueda de prensa este sábado.

Preguntada por si aceptaría el apoyo del líder de BCN Canvi-Cs, Manuel Valls, para mantenerse en la Alcaldía, ha asegurado no estar pactando ni haciendo «operaciones extrañas» con el candidato, pero no ha aclarado si estaría dispuesta a aceptar o no sus votos -ha asegurado que la cuestión está fuera de lugar-.

Colau ha destacado que, durante las dos ultimas semanas, su prioridad ha sido negociar un tripartito de izquierdas sin centrarse en quién debía ser alcalde y ha apuntado que si finalmente han planteado su candidatura ha sido porque la suya es la única candidatura de «consenso».

La alcaldesa en funciones no ha precisado si, en caso de no conseguir un acuerdo de las tres fuerzas, estaría dispuesta a investir al candidato de ERC, Ernest Maragall, aunque ha recordado que queda una semana y ha dicho que no dan nada por «imposible».

En cualquier caso, ha defendido que todo pacto que se aparte del gobierno de «izquierdas, amplio y estable» que avalaron las bases de BComú el viernes deberá ser sometido de nuevo a la consideración de la militancia.

Colau ha asegurado que ha abierto y mantenido conversaciones con ERC y PSC, tanto a través de los candidatos como de los equipos de negociación, aunque de momento sin éxito: «Collboni ha dicho que no quiere sentarse con el señor Maragall, y el señor Maragall ha dicho que interrumpía conversaciones con nosotros mientras también hablásemos con el partido socialista».

Ha calificado de inconcebible la negativa de ambos partidos a hablar, y ha criticado especialmente la suspensión de las negociaciones por parte del candidato de ERC: «Aquí nos pagan y nos votan para que nos pongamos de acuerdo».

Sin diálogo, ha defendido, no será posible superar la fragmentación del espacio político progresista en el consistorio e ir más allá de los bloques y las líneas rojas, en sus palabras.

La alcaldesa en funciones no ha concretado cómo conseguirá ese entendimiento -ella misma ha reconocido que ni Collboni ni Maragall «se mueven un milímetro» de su postura-, pero ha apostado por ofrecerles propuestas de lucha contra las desigualdades o el cambio climático.

Ha achacado el inmovilismo de ambas formaciones a una lectura errónea de los resultados de las elecciones, algo que, según, ella llevó a Maragall a precipitarse al proclamarse ganador en la noche electoral: «Dio por hecho que iba a ser alcalde con un resultado muy ajustado, con un empate técnico en concejales con nosotros, y con unos resultados que le impedían gobernar en solitario».

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