Así es el chalé de lujo de Waterloo desde el que Puigdemont pretende gobernar Cataluña
Como Napoleón, Carles Puigdemont también ha tenido su particular batalla de Waterloo. Tras reconocer su derrota a través del indiscreto teléfono móvil de Toni Comín, el ex presidente de la Generalitat ha alquilado un lujoso chalé en esta zona residencial situada a 20 kilómetros de Bruselas. Justo donde se esfumó el sueño imperial de Napoleón ante las tropas de Wellington.
La elección demuestra que Puigdemont no tiene prisa por regresar a España, sino que se dispone a dar una larga batalla legal ante los tribunales. La mansión que, según la prensa belga, ha alquilado el prófugo de la Justicia se alquila por 4.400 euros al mes en un conocido portal inmobiliario.
Rodeada por un amplio jardín de 1.000 metros cuadrados, la mansión cuenta con un amplio salón, una cocina completamente equipada, tres baños, un garaje para cuatro vehículos, una gran terraza y seis habitaciones, en las que Carles Puigdemont podrá instalar su despacho para recibir a Roger Torrent y al resto de emisarios independentistas del Parlament.
¿Quién paga las facturas? Como ha informado OKDIARIO, el empresario que acompaña a Puigdemont desde su fuga a Bruselas, Josep Maria Matamala, ha recibido durante los tres últimos años contratos de la Generalitat y de otras Administraciones gobernadas por el PDeCAT que suman más de 300.000 euros.
«El señor Matamala le acompañaba a todos sitios y le pagaba todo”, explicaba a OKDIARIO un empleado del hotel Chambord de Bruselas el pasado mes de noviembre. Josep María Matamala es un histórico dirigente del PDeCAT en Gerona. Durante ocho años fue concejal en el Ayuntamiento de Gerona (entre 1987 y 1995).
Antes de ser alcalde, Carles Puigdemont fue miembro del consejo de administración de su empresa, INCATIS, que ahora recibe cientos de miles de euros de los gobiernos del PDeCAT. Además, juntos pusieron en marcha otro proyecto empresarial, la agencia Cat Edicions, que se dedicaba a redactar discursos, notas de prensa y prólogos para alcaldes de CiU (una tarea que asumía el “periodista” Puigdemont, tras su etapa como redactor jefe del diario regional El Punt).