La Audiencia confirma los 8 y 10 años a los yihadistas del «que follen la Sagrada Familia con una bomba»
La Sala de Apelación de la Audiencia Nacional tumba los recursos de los yihadistas que planearon atentar contra yates rusos
La sentencia, que adelanta OKDIARIO, reseña "la visión radical del Islam que abraza la violencia" de los reos
La Audiencia Nacional, a través de su Sala de Apelación, ha desestimado los recursos de los yihadistas condenados contra sus condenas de entre 8 y 10 años de cárcel por planear atentar en Barcelona contra yates de personas rusas. También, en otra muestra de su radicalismo, los yihadistas comentaron en una conversación intervenida: «Que le follen a la Sagrada Familia, que la destruyan con una bomba», para, a continuación, dejar entrever que estaban convencidos de que antes de los 45 años estarían muertos.
Queda confirmado que los cuatro condenados formaban una célula yihadista ligada al Estado Islámico y que «se encontraba en disposición de actuar». Los condenados estaban formados «en la elaboración de explosivos y en el manejo de otro tipo de armas» y se fijaron objetivos de personas concretas. Precisamente uno de los yihadistas trabajaba en el puerto de Barcelona, en una compañía de reparación y mantenimiento de yates de gran eslora.
Tal como adelanta OKDIARIO, un tribunal de tres magistrados ha confirmado la sentencia de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Tumban uno a uno los argumentos de las defensas. Se señalan múltiples defectos de forma ante unos recursos que califican de «poco ortodoxos en su confección».
La Audiencia Nacional descarta, entre otros puntos, que los testigos protegidos que inculparon a los cuatro condenados deban no ser tenidos en cuenta. También se destacan las pruebas inculpatorias de los condenados como el envío constatado de vídeos de propaganda del Daesh a teléfonos móviles, las búsquedas de múltiples cánticos yihadistas, imágenes guardadas de propaganda yihadista, la distribución de la misma a sus allegados y correligionarios; la posesión de vídeos relacionados con acciones violentas, 350 búsquedas en la deep web de este tipo de contenidos relacionados con acciones violentas e incitaciones a la Yihad de forma expresa, entre otros. La sentencia también recoge sus intentos de contactar con personas afines a la organización terrorista ISIS, foros yihadistas, etc.
El líder de la célula es condenado a 10 años de cárcel. A los otros tres integrantes les imponen 8 años respectivamente. Por otra parte, se absolvió a otros dos acusados de colaboración activa con grupo terrorista.
Conexión con Oriente Próximo
La célula estaba en contacto con el ISIS en Oriente Próximo a través de un complejo sistema que encadenaba diversas aplicaciones. Gracias a esta conexión directa, los miembros de la célula podían acceder a material novedoso publicado por los canales oficiales del ISIS, en ocasiones incluso a los pocos minutos de su publicación, así como estar informados casi en tiempo real de los atentados que se producían por el mundo.
El fallo de la Sala de lo Penal recoge que el dirigente yihadista organizaba reuniones con personas de su confianza. Se realizaban en lugares apartados y discretos como el espigón de una playa secundaria de Barcelona, una zona de recreo por la noche o el interior de un bar de la zona del Borne. En esas sesiones se reafirmaban mutuamente en su voluntad de cometer en el futuro acciones terroristas. «Si tuviera un kalashnikov empezaría a disparar y sería capaz de tirar a unos 60 turistas como mínimo», afirmó uno de los yihadistas que tenían en el punto de mira la Sagrada Familia.
Además de la formación, dieron prioridad a los pasos para pasar a la acción. Hicieron movimientos para dotar al grupo del necesario armamento y, «en buena lógica, de la capacidad y habilidad de emplearlo».
El material audiovisual incautado fue notorio. Por ejemplo, un tutorial para aprender a elaborar y manejar con éxito el triperóxido de triacetona (la «madre de Satán»). Todo ello con un detonador eléctrico funcional con plena capacidad letal. También se formaron en uso de explosivos y cuchillos, atropellamientos masivos y la obtención de material de guerra.
Otro detalle clave es que los acusados intercambiaron por mensajería instantánea un vídeo de los lugares turísticos más significativos de Barcelona con un audio en árabe en el que se hacía un llamamiento a la actuación de lobos solitarios: «A todo aquel que lucha en solitario en las guerras, a todo aquel que navega a contracorriente, a todo aquel que lucha por una solución: sé fuerte, persiste en seguir. Este viaje es difícil, pero los viajes más difíciles te llevan a los lugares más grandiosos, ya que cada vez que ascienden hacia arriba, el paisaje se vuelve más bello».
Los condenados han recurrido contra la traducción, pero la Sala de Apelación tumba esa alegación. El magistrado Enrique López ha ejercido de ponente. Fue consejero de Presidencia, Justicia e Interior del Gobierno de la Comunidad de Madrid desde 2019 a 2023.
Fotografías a yates rusos
Uno de los condenados en una estancia en el Centro Penitenciario Brians 1 contactó con otro preso, que cumplía condena por tráfico de armas de guerra, con el objetivo de que, tras ser liberado, pudiera facilitarles el acceso a armas. Le llegó a pedir precios. Ese último quedó exculpado por no quedar acreditado que ofreciera en firme la posibilidad de obtener armamento.
A mayor ahondamiento, la sentencia recoge cómo uno de los yihadistas, además de hablar de la Sagrada Familia, fotografió tres yates que se encontraban anclados en el puerto de Barcelona que eran de ciudadanos rusos.
La Sala aplicó por primera vez un artículo del Código Penal que castiga a quienes promueven, constituyen, organizan o dirigen una organización terrorista. Una reforma legal aprobada para luchar contra el «yihadismo global». Así se condenó al responsable de esa célula local ubicada en Barcelona.