Sánchez necesita el ‘sí’ de ERC, Bildu, BNG y PNV y la abstención de Puigdemont para seguir en Moncloa
El resultado de las elecciones generales de este domingo abren un escenario incierto para la gobernabilidad. El Partido Popular es el ganador de los comicios (136 diputados, 47 más que en 2019), pero el resultado resulta insuficiente para que Alberto Núñez Feijóo pueda gobernar con Vox (33 escaños, 19 menos). La derecha no logra la mayoría absoluta que auguraban todos los pronósticos. El PSOE resiste (122 diputados, dos más) y eso permite a Pedro Sánchez plantear una alternativa de gobierno. Eso sí, además de con Sumar (31 escaños, 7 menos que Podemos hace cuatro años), el candidato socialista tendrá que asegurarse el apoyo de todo su séquito de separatistas y proetarras. En este escenario, Junts per Catalunya, el partido del prófugo Carles Puigdemont, se convierte en determinante. La negociación será compleja.
Pese al amargo resultado, desde Génova han reivindicado el derecho a formar gobierno y han avanzado que Alberto Núñez Feijóo pedirá al resto de partidos que «como es habitual en democracia, permitan la investidura del candidato que ha ganado las elecciones».
«No hay modelo que no pase o por Feijóo o por el sí expreso de Bildu. Reivindicamos para Feijóo el mismo compromiso que Feijóo tuvo, por ejemplo, en Vitoria. El objetivo, restar capacidad de decisión a la izquierda abertzale. No entenderíamos una decisión que no fuera en esa dirección, y recordamos que nunca este país hizo presidente a quien había perdido las elecciones», afirman desde la dirección popular. Feijóo ha insistido durante la campaña en que debe gobernar la lista más votada, una propuesta que Sánchez rechaza.
En Ferraz, la lectura es distinta. «Hay dos bloques que pueden formar gobierno», han celebrado en el cuartel socialista tras conocer los resultados. Sánchez ha comparecido entusiasmado: «España ha sido bien clara. El bloque involucionista ha fracasado, somos muchos más los que queremos que España avance», ha proclamado.
Mayoría simple
De no alcanzar la mayoría absoluta en una primera votación de investidura, el candidato sólo precisaría de una mayoría simple en la segunda. PSOE, Sumar, PNV, BNG, ERC y Bildu suman 172 escaños, frente a los 171 de PP, Vox, UPN y Coalición Canaria. En este caso, Sánchez necesitaría la abstención de Junts. Míriam Nogueras, candidata de este partido, ya ha advertido al PSOE que no apoyarán su investidura sin concesiones: «No haremos presidente a Sánchez a cambio de nada», ha avisado.
El candidato socialista, pues, sigue estando en manos de sus habituales socios. Si en la anterior legislatura, ERC y Bildu tuvieron ya la condición de «socios preferentes», esta vez, su fuerza se amplía. Ambas formaciones ya han puesto sus condiciones sobre la mesa, que pasan por la celebración de dos referéndums de independencia simultáneos en Cataluña y el País Vasco. Un objetivo en el que los separatistas catalanes ya trabajan. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, encargó hace unos meses a un grupo de expertos que definan los términos del «acuerdo de claridad» que pretende negociar con Sánchez. «Podemos decantar la balanza», ha reivindicado el candidato de ERC, Gabriel Rufián, que ha asumido no obstante que los resultados en Cataluña no han sido los deseados. Los republicanos han quedado como tercera fuerza más votada por detrás del PSC y Sumar En Comú Podem con siete diputados, seis menos que los que obtuvo en las elecciones generales de 2019. Las estrategias de los partidos de cara a las próximas elecciones en Cataluña marcarán las próximas negociaciones.