CONCEPTOS DE ECONOMÍA

Ventaja comparativa: especializarse en lo que uno es mejor que los demás

Ventaja
(Foto: iStock)

Ser mejores que la competencia es la obsesión de toda empresa. Si una compañía consigue ofrecer al público objetivo un mismo producto a una relación calidad-precio mejor, conseguirá su favor y ganará cuota de mercado. Y lo mismo sucede cuando en lugar de una empresa hablamos de un país, que quiere ser más competitivo que el resto de territorios de su entorno.

En el mercado internacional actual, en el cual la competencia es global, es muy complicado mantener una posición de liderazgo o alta competitividad en varios sectores. Por lo tanto, las empresas tienden a centrar sus esfuerzos en los mercados donde gozan de una cierta ventaja comparativa. Es decir, comercializan aquellos productos en los cuales tienen una posición predominante y pueden operar con unos márgenes cómodos.

¿Cómo conseguir ventaja comparativa?

Una empresa puede obtener la ventaja comparativa deseada mediante distintas vías:

  • Abandonar las líneas de negocio con menor margen: uno de los principales errores de algunas compañías que acumulan un alto grado de endeudamiento es la voluntad de crecer más allá de lo que le permiten sus recursos. Un mayor tamaño no implica siempre unos beneficios más elevados si, para crecer, se ha entrado en mercados donde no se tenía experiencia. Sin una posición predominante, se corre el riesgo de entrar en pérdidas en aquella línea o zona geográfica. Ante esta situación, la solución pasa por salir de estos mercados y centrarse solamente en los que se es más competitivo.
  • Especializarse en un nicho de mercado: a veces, es mucho más rentable centrarse en una porción específica del público objetivo, con unas necesidades muy concretas, que querer abarcar su totalidad. Si se consigue configurar un producto o servicio que de forma concreta satisface las necesidades de un segmento de población, éstos estarán dispuestos a pagar más por él. Gracias a ello, el margen de beneficio es superior y se puede operar con más solvencia.
  • Reducir costes sin reducir calidad mediante una mejora de los procesos: un simple cambio en la forma de organización del equipo o una redistribución de las tareas entre los trabajadores existentes ya puede permitir un incremento de la productividad. Para ello, la empresa debe de desmenuzar la totalidad de los procesos en pequeñas partes y realizar el estudio pertinente. Los jefes de equipo, junto con los responsables del área de Recursos Humanos, deben de valorar la situación actual y proponer las mejoras.
  • Fortalecer la imagen de marca: en un mercado donde muchas empresas ofrecen productos y servicios muy parecidos, la decisión final puede venir dada por la imagen y valores que transmite la marca. Por lo tanto, si se consigue una vinculación positiva entre valores y empresa, sin necesidad de cambiar el producto, ya se puede conseguir la ventaja comparativa deseada.

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