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El triple apagón reputacional

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La red eléctrica española, administrada por la empresa cotizada de propiedad mixta Redeia, muy compleja de gestionar y ahora pendiente de los terceros armónicos de la fotovoltaica, había dado señales inequívocas de que algo grave podía ocurrir, un apagón, un colapso masivo o gran fallo sistémico causado por las grandes oscilaciones que se producen cuando la gran aportación mayoritaria al sistema procede de la energía renovable que es asíncrona, es decir no continua. La primera conclusión técnica es la ausencia de generadores síncronos que hubieran garantizado la estabilidad del sistema ante la cadena de desacoples de la red. 

En cinco segundos separados por apenas 1,5 segundos se producen dos caídas, la primera se estabiliza y la segunda produce un blackout con la salida de golpe del sistema del 60% de la producción de energía, unos 15 gigavatios. Se produce un cero energético, una situación donde el flujo de energía eléctrica se interrumpe drásticamente. Todo apunta a la desconexión masiva de plantas fotovoltaicas.  En junio de 2020 se produjo un cero energético en el sur de Tenerife por la que se multó a Redeia con 8 millones de euros. 

Los datos publicados señalan que solo tres minutos antes del apagón masivo, datos a las 12:30 horas, la energía que se estaba aportando a la red española era un 77,80% de origen solar y eólica, frente a un 11,63  procedente de las centrales nucleares en funcionamiento, un 4,66% de la cogeneración y el tratamiento de residuos y del ciclo combinado del gas del 3,37% un bloque energético que tiene una gran inercia rotacional que absorbe el impacto de los cambios, suavizando las variaciones de frecuencia.

Según los expertos se sospecha que el exceso de aporte de energía renovable hizo que varias unidades de la red se desacoplasen del sistema, de forma automática o controlada, desde el centro de mando de Redeia para auto proteger las instalaciones del aumento súbito de la tensión por un exceso de aporte, con su posible inicio en Extremadura, lo que fue agravando el problema al iniciarse una cadena de desacoples. Una pérdida de inercia del sistema eléctrico nacional.

Redeia no contó con suficientes servicios de frecuencia e inercia. Las energías renovables requieren de un respaldo redundante. Cuando se opera con mucha energía eólica o solar, que puede disminuir rápidamente si fallan, se necesitan reservas activas que queman gas para sustituir la pérdida utilizando un avanzado software inteligente y un seguimiento continuo.

El estado de Texas cuenta con ello. Estudios internos de Redeia desde el año 2020 y los de la CNMC de enero de 2025, señalaban tanto la necesidad de elevar la capacidad de almacenamiento como de mejorar las interconexiones con Europa y Marruecos debido a nuestra posición Geo estratégica en un extremo del continente.

La investigación puesta en marcha por el operador nos debería informar de las causas delo posible fallo técnico de uno de los centros de control más avanzados del mundo, donde comenzó el problema y que decisiones se dejaron de tomar en un ineficiente plan de contingencia que a todas luces no estaba bien diseñado para la situación extrema que se vivió y que sin duda puede volver a repetirse de mantenerse constantes los criterios actuales.

La Ley del Sector Eléctrico establece como infracción muy grave la suspensión del suministro sin que medien los requisitos establecidos. Tanto el apagón como los episodios precursores del mismo, ponen de manifiesto la necesaria inversión para la renovación de las estaciones y subestaciones eléctricas imposibles de acometer por las compañías del sector si el Gobierno no modera su voracidad fiscal como ya han adelantado desde hace tiempo sus principales responsables. 

Capítulo aparte supone el arranque en negro, es decir empezar de cero un proceso lento y laborioso que llevó entre 5 y 10 horas, debido a que España carece de un adecuado sistema de almacenamiento de energía en baterías (BESS) que hubiera ayudado a estabilizar las redes de distribución eléctrica y a integrar fuentes de energía renovables como la solar y la eólica, que como hemos apuntado son intermitentes.

El arranque tras el apagón

El arranque fue posible gracias a las interconexiones muy pequeñas de solo un 3 % con Francia y Marruecos, así como por el aporte de los ciclos combinados de gas y las centrales hidroeléctricas que por suerte contaban con grandes cantidades de agua, gracias a los magníficos aportes de la climatología reciente.

Para entender la importancia de la continuidad en un servicio, basta fijarse como manejan con sus brazos los gaiteros el fuelle que siempre tienen lleno de aire por lo que pueda pasar, frente al flautista que depende únicamente de los pulmones en cada momento.

Todo es fruto de una arriesgada estrategia de la que los medios de comunicación oficiales daban cuenta, como una verdadera hazaña, que el pasado 16 de abril, de los 20.120 MW, se cubrió con renovables el 78,6% de la demanda representando el 61% de la combinación de fuentes energéticas para generar electricidad en el sistema español. El día del apagón hemos batido el record con nefastas consecuencias para el transporte ferroviario, la ordenación del tráfico y la circulación y para todo trabajo que requiriese de las redes tecnológicas. 

Todos lo hemos vivido de forma directa, con una gran paciencia y solidaridad. Alarmas y ascensores sin alimentación, teléfonos móviles sin señal, muy limitado acceso a internet, semáforos sin luz, túneles cerrados, grandes atascos en las ciudades, 35.000 pasajeros del tráfico ferroviario encerrados, imposibilidad de rellenar de combustible los vehículos y dificultades de pago tanto por no poder hacerlo de forma electrónica en muchos casos como por la dificultad de acceso al efectivo al estar los cajeros y los bancos cerrados al público. La CEOE cifra el coste del apagón de 1.600 millones de euros, un 0,1% del PIB, y para los autónomos entorno a los 1.300 millones de euros. 

Este riesgo de apagón se incrementará porque la tendencia del gobierno actual es prescindir cada vez más de la energía nuclear que producen las siete unidades nucleares españolas, siendo la energía nuclear la que había dado más estabilidad al sistema hasta la fecha. La demonización de las nucleares, incluso tras el incidente afirmando que consumían mucha energía para mantener la seguridad de los reactores es algo muy peligroso.

Se ha señalado también que cinco de las siete centrales nucleares, lo estaban en parada voluntaria por decisión de las empresas operadoras de las mismas.  La realidad es, tal y como habían anunciado hace unas semanas varias centrales nucleares, la alta penalización del gobierno por el gran coste de la factura fiscal que deben afrontar en momentos de gran aporte de las energías renovables.

De hecho, la extremeña central nuclear de Almaraz, la instalación de mayor aportación al sistema eléctrico nacional, que en 2023 generó 16.927 GWh tradicionalmente aporta el 7% de toda la demanda energética anual de España tenía uno de sus reactores totalmente parado desde hacía dos semanas y el otro a un 70% de su capacidad.

Recordemos que durante el año 2024 la industria nuclear ha parado su actividad en cuatro ocasiones, en parte por paradas técnicas de las centrales. El gobierno ha normalizado este tipo de desconexiones olvidando que, por encima de planteamientos políticos extremos, tiene la obligación de garantizar la seguridad y la continuidad de un suministro eléctrico, misión en la que ha fracasado añadiendo un gran daño reputacional de España frente a los inversores imposible de olvidar.

Una decisión política por encima de una racionalidad técnica daña al suministro, a los ciudadanos y a la reputación de España mediante una humillación pública. En cierta forma estamos pagando, igual que Alemania, un fundamentalismo energético que no tiene en cuenta lo que ha quedado claro, la energía renovable por si sola de momento no es suficiente para garantizar el suministro eléctrico de una península. Igual que la pandemia potenció el desarrollo de los planes de digitalización, este apagón transforma el aporte estable de la energía nuclear de deseable a imprescindible.

Algo agravado por el hecho de que las conexiones con Francia no están finalizadas y no somos capaces de compartir una mayor cantidad de nuestro excedente cuando se produce. Evidentemente soy consciente de que también hay razones políticas en este último aspecto dado que en numerosas ocasiones cuando la climatología acompaña, la energía renovable española es más barata que la media del coste de la energía francesa. 

El pasado 22 de abril, la refinería de Repsol de Cartagena tuvo que desacoplarse de la red por la tensión, una parada inesperada y por fuerza mayor, debido a problemas técnicos con la estabilidad del suministro eléctrico. Previamente, el 8 de marzo, un tren de la compañía francesa Ouigo evacuó a 403 viajeros de un tren que salía de Barcelona por un fallo en la tensión eléctrica en la catenaria a pocos metros de la estación.

El segundo importante apagón que hemos vivido ha sido el apagón financiero, con la dificultad de poder utilizar las formas de pago electrónico tradicionales en un país cuya industria de turismo es clave. No funcionaron con normalidad los sistemas de cobro electrónico y no solo por la imposibilidad de la recarga.

Hubo también un problema real de disponer de cambio en efectivo. Se agravó con la decisión de proceder al cierre de las sucursales de los bancos que además tenían los cajeros dispensadores de efectivo inoperativos lo que imposibilitó la realización de multitud de transacciones necesarias sobre todo con la hostelería y el pequeño comercio que tuvo que cerrar bien por falta de energía eléctrica, bien por imposibilidad de cobrar por sus productos, eso sin calcular las pérdidas por la rotura de la cadena de frio.

La actual obsesión del Banco Central Europeo y de algunas autoridades la Unión Europea por promover el euro digital, CBDC ya sea programable o no, en un contexto como el ocurrido da mucho que pensar. Realmente el euro digital es para facilitar más las transacciones financieras o lo es para obtener un mayor control sobre nuestra libertad financiera. Con el euro digital, los apagones financieros como el vivido podrían ser diseñados y ejecutados de una manera inmediata por los propios dirigentes políticos. Y recordemos que cuando un político tiene en su mano un poder, siempre lo ejerce como lo vimos durante la crisis de la pandemia. 

Termino con el tercer apagón, el oscuro y profundo apagón informativo del Gobierno y de los responsables del operador mixto Redeia, cuyo 20% en manos de la gubernamental SEPI le permite nombrar a tres consejeros dominicales incluida la máxima responsable. La escasa información que se ofreció durante el incidente eléctrico, sobretodo las primeras 6 horas, no sirvió para tranquilizar a los ciudadanos.

Nombrar los contactos realizados con la OTAN durante la vulnerabilidad vivida no es la mejor forma de afrontar lo que desde un principio se vio internamente como un gran fallo técnico del sistema eléctrico en solo cinco segundos. También ha sido muy mala información la recibida por los cientos de miles de viajeros afectados por el transporte ferroviario, muchos de ellos con decenas de horas de estancia inmovilizados dentro de los trenes o en las estaciones.

Ya se han hecho públicas desde Redeia las informaciones que descartan el fenómeno atmosférico extraño señalado por la autoridad lusa en un principio, el sabotaje o un ataque de ciberseguridad que hubiera creado un desequilibrio repentino en cinco segundos, interrumpiendo una parte de la generación más vulnerable o manipulando los datos de demanda en las redes de transporte.

Esto último deberá ser confirmado por el INCIBE cuando se analicen todos los datos, pero de momento no se dejan claras las medidas que se van a tomar a corto plazo para reducir la enorme vulnerabilidad de nuestro sistema actual que además de golpear nuestra reputación como país moderno nos ha dejado muy señalados como un fácil objetivo para el diseño de un posible ataque en el futuro.

Espero que todas las conclusiones sean transparentes, públicas y se pueda llevar bajo un control parlamentario permitiendo un diagnóstico certero que permita tomar decisiones que eviten la repetición de un acontecimiento como el vivido.

Magna obscuritas in informatione gubernationis

José Luis Moreno, economista ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.

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