El BCE pulsa el botón del pánico e impulsa el euro digital en plena guerra comercial
Los responsables políticos del supervisor bancario señalan que el entorno geopolítico demanda un sistema de pagos completamente europeo

El Banco Central Europeo (BCE) ha endurecido su apuesta por el euro digital, el proyecto de moneda virtual para toda la eurozona, señalando la urgencia de que Europa tenga su propio sistema de pagos para hacer frente a un contexto geopolítico complicado.
La divisa, aún en fase de investigación hasta octubre, se ha enfrentado a críticas y al rechazo de sus posibles usuarios. El euro digital, un método de pago gratuito que facilitará la compraventa sin conexión a internet, aún necesitará aprobación de Bruselas, y pasar por varias etapas antes de ser una realidad. Hasta ahora, el supervisor bancario ha realizado pruebas con un puñado de entidades financieras, entre ellas Generali France y Sociéte Générale.
Philip Lane, economista jefe del BCE, ha abogado a favor del euro digital para asegurar que «Europa controle su destino monetario y financiero en un contexto de creciente fragmentación geopolítica». Lane y numerosos responsables políticos dentro del banco central comparten la visión de que el Viejo Continente sigue muy dependiente de proveedores como Visa y Mastercard o tecnológicos estadounidenses como Google.
Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, también ha defendido el proyecto, citando las mismas razones. «Existen poderosos argumentos a favor de un euro digital y, desde mi punto de vista, todos convergen en un principio fundamental: fortalecer la autonomía estratégica de Europa».
Según Cipollone y varias voces clave dentro del supervisor bancario europeo, el lanzamiento del euro digital es necesario ante el contexto político actual. «Europa no puede permitirse depender excesivamente de soluciones de pago no europeas. La urgencia de preservar nuestra autonomía en defensa y energía es ya incuestionable».
La oposición ciudadana
No obstante, el euro digital aún se enfrenta a algo de oposición. El 65% de los españoles encuestados por el Banco de España el año pasado afirmaron que no usarían el euro digital. Entre sus preocupaciones, han señalado temas de «privacidad, la seguridad y la facilidad del uso» según la encuesta. El 63% de estos encuestados han señalado que prefieren al dinero físico. Esta tendencia también se ha observado en Alemania, el país dentro de la Unión Europea que más usa el dinero líquido a la hora de realizar sus pagos.