Cambio climático

Alegría entre los científicos de la NASA: el agujero de ozono de la Antártida se ha cerrado mucho antes de lo previsto

Agujero de ozono, Antártida, NASA
Paisaje glaciar. Imagen de Freepik
  • Betania Vidal
  • Redactora y analista de contenidos SEO especialista en bienestar, psicología, traducción, creación de sitios web y liderazgo de proyectos online.

La noticia ha corrido rápido porque no es habitual. Este año, el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida se ha cerrado antes de lo esperado, algo que no ocurría desde 2019. Para quienes siguen de cerca la evolución de la atmósfera, es una señal que invita al optimismo, aunque con matices.

El dato lo confirman los sistemas de observación atmosférica europeos y estadounidenses, que llevan décadas midiendo el ozono desde satélites y estaciones terrestres. Los registros de Copernicus, junto con el seguimiento que hacen agencias como la NASA y la NOAA, muestran que el agujero de 2025 ha sido más pequeño y menos persistente que en años recientes.

A continuación cubrimos qué ha pasado exactamente, por qué no es un cierre definitivo y qué implicaciones reales tiene para el clima, la salud y las políticas ambientales.

Un cierre del agujero de ozono más temprano de lo habitual

Cada año, entre el invierno y la primavera del hemisferio sur, se forma una zona de la estratosfera con niveles muy bajos de ozono sobre la Antártida. No es un agujero físico, sino una gran área donde este gas disminuye de forma drástica.

En 2025, ese proceso ha seguido el patrón estacional de siempre, pero con diferencias importantes. El agujero comenzó a formarse a mediados de agosto y alcanzó su mayor extensión a principios de septiembre. Aun así, su tamaño máximo quedó lejos de los récords de años anteriores y, lo más relevante, empezó a reducirse con rapidez a partir de noviembre.

El 1 de diciembre se cerró por completo, en una fecha temprana si se compara con los últimos años, cuando el agujero solía mantenerse activo hasta bien entrado diciembre. Además, las concentraciones mínimas de ozono han sido más altas de lo habitual, otra señal de mejora en la estratosfera antártica.

Los científicos que analizan estos datos coinciden en que no es un hecho aislado. Es el segundo año consecutivo con un agujero relativamente pequeño, algo que no se veía durante el periodo 2020-2023, marcado por episodios más extremos.

Qué significa este cambio para el planeta

Antes de sacar conclusiones rápidas, conviene poner el dato en contexto. El cierre del agujero no implica que el problema esté resuelto ni que no vaya a repetirse el año que viene. Este fenómeno es estacional y volverá a aparecer.

Dicho esto, el comportamiento del año 2025 sí tiene consecuencias relevantes:

  • Refuerza la evidencia de que la capa de ozono se está recuperando lentamente gracias a la prohibición de sustancias que la dañan, como los antiguos CFC.
  • Reduce la exposición a radiación ultravioleta extrema en el hemisferio sur durante la primavera, algo clave para los ecosistemas y la salud humana.
  • Confirma que las políticas ambientales globales pueden funcionar cuando se aplican de forma coordinada y sostenida en el tiempo.
  • Ayuda a mejorar los modelos climáticos, ya que un ozono más estable influye en la circulación atmosférica y en el clima del hemisferio sur.

El cierre temprano es una buena noticia, pero no un punto final. Las previsiones más prudentes apuntan a que la capa de ozono no volverá a niveles previos a 1980 hasta dentro de varias décadas, especialmente en la Antártida.

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