La crisis del aceite de oliva cambia los cultivos españoles: es tres veces más rentable plantar pistachos
La crisis del aceite de oliva ha provocado que otros cultivos sean más rentables que los olivos y que muchos productores se fijen en ellos. En concreto, los beneficios por hectárea de las plantaciones pistacheras alcanzan los 9.000 euros, mientras que los almendros ofrecen 4.000 euros de ganancias y los olivares se quedan en tan sólo 2.500 euros, según el informe Presente y futuro del cultivo del pistacho y de su procesado, elaborado por Agroptimum, grupo empresarial agroalimentario y biotecnológico.
Sin embargo, esto no quiere decir que el aceite de oliva haya dejado de ser rentable tras la crisis provocada por la sequía y las condiciones meteorológicas. El informe afirma que los «tres tipos de cultivo leñoso permanente» (el olivo, el almendro y el pistacho) son «rentables e interesantes, siendo el pistachero, por las actuales condiciones, el de mayor rango de competitividad de entre los tres».
De hecho, según el índice de precios en origen y destino de los alimentos elaborado por COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), muestra que, en mayo de 2024, el precio en origen del aceite de oliva era de 7,80 euros por kilogramo, es decir, un 34% más que en el mismo periodo del año pasado.
Sin embargo, están surgiendo alternativas que ofrecen a los agricultores una mayor rentabilidad. Según explica Agroptimum a este periódico, las plantaciones pistacheras se están desarrollando en zonas de la España vaciada en las que las condiciones no permiten otro tipo de plantaciones.
De hecho, el éxito es tal que el cultivo del pistacho se ha disparado un 3000% en los últimos 10 años en suelo español, algo que ha estado impulsado por el clima, la mejora en la tecnificación y la profesionalización de la gestión. Agroptimum afirma que las nuevas técnicas han logrado reducir el tiempo que tarda un árbol en dar fruto desde los 9 años hasta los 3 años.
«España se encuentra en una posición estratégica para liderar la producción de pistachos en Europa, gracias a sus condiciones climáticas favorables, la mayor profesionalización del sector con la llegada de nuevos operadores que apuestan por el uso de tecnologías e innovación que elevan la calidad del producto final, y la proximidad a importantes mercados de exportación como la Unión Europea», explica la empresa.
Por tanto, la planta del pistacho se presenta como una oportunidad para el agricultor español. De hecho, según el grupo, «el pistachero es un árbol longevo, con una esperanza de vida que puede superar los 100 años, por lo que genera beneficios durante décadas».
«Además, cuenta con un sofisticado mecanismo para tolerar el estrés hídrico: su sistema radicular es capaz de alcanzar capas muy profundas para extraer agua, es más eficiente absorbiéndola que el olivo y el almendro, y tiene la capacidad de modular su crecimiento según la disponibilidad de agua. Todo esto hace del pistachero uno de los árboles más preparados para el cultivo en secano en los ambientes semiáridos de España», explica.
La crisis del aceite de oliva
En abril, el aceite se mantuvo en el primer puesto en la lista de los artículos de la cesta de la compra que más subieron de precio respecto a un año antes, un 32,6% más. Al aceite le siguieron las aceitunas y encurtidos, con una subida en el precio promedio del 9,9%, seguidos de los zumos, en un 8,4%; el cuidado capilar, en un 7,6% o las verduras congeladas y las conservas vegetales, en un 7,5% y un 6,9%, respectivamente.
De hecho, en ese mismo mes, las existencias del aceite de oliva tocaron un mínimo histórico, con tan sólo 576.000 toneladas en toda España, un 5,4% menos que en el 2022, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Los agricultores consultados por este periódico prevén que la crisis empeore en los próximos meses, aunque consideran que a partir de noviembre, con las nuevas cosechas, el precio del aceite de oliva pueda comenzar a remitir.
En mayo de 2020, el precio de destino del aceite de oliva virgen extra era de 3,87 euros por kilogramo. Cuatro años más tarde, el coste ha aumentado un 163,57%, hasta los 10,20 euros, según los datos de COAG. Así, los españoles han sufrido un alza desmesurada de uno de los productos más importantes de la cesta de la compra del país.