CONSUMO

Las existencias de aceite de oliva marcaron un mínimo histórico en España en abril tras caer un 5,4%

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Benjamín Santamaría
  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

El aceite de oliva comienza a escasear en España. Las existencias del conocido como oro líquido tocaron un mínimo histórico en el pasado mes de abril, con tan sólo 576.000 toneladas en toda España, un 5,4% menos que en el 2022, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Los trabajadores del sector consultados por OKDIARIO prevén que el precio de este alimento continúe al alza durante los próximos meses, aunque creen que es probable que la cosecha de final de año, a partir de noviembre, sea más positiva y pueda suavizar el coste.

Anastasio Yébenes, presidente de la Plataforma en Defensa de la Agricultura y Ganadería Ecológica y miembro de la aceitera Dcoop, afirma que el sector lleva «dos malas campañas enlazadas». «Lo que ha pasado es que antes siempre sobraban existencias y daba para cubrir el tiempo entre una campaña y otra», explica.

En la actualidad, los aceiteros no son capaces de «enlazar una  campaña con otra» puesto que «prácticamente no hay existencias». «En España se recolectan en torno a un millón y medio de toneladas, más o menos el 50% de la producción mundial. Sin embargo, hace dos años sólo se recogieron 600.000. Esto provocó que quedara muy poco enlace de campaña con el año siguiente, que siempre suelen sobrar alrededor de 800.000 toneladas», afirma Yébenes.

El aceite de oliva escasea

Por tanto, «si viene un año así, se reduce el enlace de campaña antes de empezar la cosecha. El año pasado quedaban nada más que 200.000 toneladas». Así, la escasez continúa del aceite de oliva provoca el desabastecimiento que impulsa al alza los precios.

En general, la cosecha «ha sido mala, sobre todo en Andalucía y en zonas muy secas, en Cataluña y en el Levante. En cambio, en ciertas zonas de Toledo, Extremadura o Ciudad Real no ha sido mala del todo», explica el profesional.

Olivos en la Serra de Tramuntana de Mallorca.
Unos olivos en la Serra de Tramuntana de Mallorca.

El problema es que «hay que tener en cuenta es que el 75% del aceite de oliva se produce en Andalucía». Es decir, si los productores andaluces tienen problemas en sus tareas o escasez, «falla todo». Por ello, «el enlace de campaña que se prevé para este año va a estar rozando las 100.000 toneladas», una cantidad muy baja que puede impulsar los precios al alza de nuevo durante los próximos meses.

«En la primavera de 2023, ya se vio que no iba a haber cosecha buena para el año siguiente, por eso el precio se disparó», asegura el productor. Así, la cotización del oro líquido «sólo llegó a rebajarse un poco en Semana Santa», pues las lluvias provocaron que el sector interpretara que la cosecha iba a ser buena. «La gente empezó a vender sin motivo», lamenta.

Ahora, el precio «se ha estabilizado otra vez». «Más o menos anda en torno a los 8 euros el kilo de aceite, o sea, 8.000 euros la tonelada de aceite a granel». Yébenes explica que, con un coste tan alto, la diferencia entre el precio del líquido con o sin envase no es tan abultada.

Así, el gran problema del sector es que «no hay oferta»: «Hay más demanda que oferta, porque el consumidor fiel del aceite de oliva ha aguantado, pese a que ha restringido algo su compra. Ahora, los españoles compran el aceite de oliva mayoritariamente para crudo y los fritos los hacen con otros productos. Es decir, los guisos y los crudos como ensaladas siguen haciéndose igual».

Sin embargo, los consumidores españoles buscan alternativas para comprar el producto más barato: «Pensábamos que iba a bajar el consumo, pero lo que ha hecho es subir porque la gente, en vez de irse a los supermercados, se ha venido a las cooperativas y a la producción fiable de aceite de calidad». Es decir, los clientes han comenzado a adquirir el oro líquido directamente a los productores y lo compran a granel, sin envasar.

Hasta noviembre, Yébenes prevé un pequeño repunte del precio por los malos datos de la última cosecha. Sin embargo, el productor se muestra optimista y considera que a partir del undécimo mes del año el alimento va a volver a normalizar su precio o, por lo menos, va a sufrir algún decrecimiento que lo va a hacer más accesible.

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