Los agricultores no importan a Elma Saiz ni a Yolanda Díaz

Érase una vez una España en la que ni a su ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ni a la de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; les importaban realmente los agricultores de su Nación. Sendas políticas, autopercibidas de forma perspectiva como socialista y comunista, podrían haber frenado la gota que colmó el vaso de los trabajadores del campo. Tres largos ejercicios en los que su presidente tampoco hizo nada y dejó caer al sector con la espiral inflacionista.

El Gobierno desaprovechó el parón de la pandemia para reinventar el sector primario, desperdició los fondos europeos y, lo más grave, falseó el crecimiento de la riqueza nacional disparando el gasto público. Pero, ¿qué han hecho por el campo las responsables de Trabajo y Seguridad Social desde su llegada al Ejecutivo? ¿Qué medidas han tomado conociendo que los precios iban a seguir creciendo también al comienzo del presente año?

La líder de Sumar ha contribuido a que agricultores, ganaderos y pescadores echen la persiana. Con la ya aprobada subida del salario mínimo y la amenaza de reducir la jornada laboral, la ministra de Trabajo incrementa el coste de la mano de obra y reduce su productividad. Una productividad que en todos los sectores ya se redujo de forma drástica cuatro meses después de aprobar la reforma laboral de la política gallega y que, en el último trimestre del 2023, ha comenzado a crecer en negativo.

Ahora bien, el desastre no ha cogido por sorpresa a la vicepresidenta segunda, y aún así, ha continuado adelante con su plan. Yolanda Díaz debe pensar que para salvar a los agricultores, la técnica es hastiarlos a subidas salariales y con nuevos tributos, como el impuestazo al sector de la alimentación que ahora planea, pero yerra: no es la ideología, sino los números, los que sustentan este alegato.

Por su parte, la concejal del Ayuntamiento de Pamplona reconvertida a ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, sin dejarse llevar por las supersticiones, convocó para este martes 13 a las organizaciones agrarias. La política socialista quería tratar el «problema de mano de obra» en el campo a un día de la gran protesta en la capital. Ahora que las acciones del campo se han iniciado y que terminará con marcha hasta la sede de la mismísima Comisión Europea, en Bruselas.

Como será la credibilidad de la nueva ministra, que los agricultores ya tildaron de inútil la reunión de mañana pues la gestión del Gobierno del subsidio agrario no depende de su cartera, sino de la de Yolanda Díaz. Es más, la rechazaron pues ahora ya no es momento de diálogo social, sino de protesta. Menos mal que, por lo menos, la ministra de Seguridad Social sí es conocedora de la desaparición de miles de trabajos en la última década -aunque realmente el desplome del 20% del sector se ha producido en apenas 5 años, desde la entrada de Pedro Sánchez en Moncloa.

Una y otra políticas se encuentran al frente de carteras que bien podrían haber apostado por un radical cambio en la política agraria de esta Nación. Pero ni Elma Saiz ni Yolanda Diaz irán de la mano porque sus perspectivas del sector son muy diferentes. No ya del sector agrario, sino del mundo empresarial en general. Acostarse con una comunista te genera el riesgo de convertirte en una y de repente, verte dilapidando un país con un clima excepcional para la agricultura para convertirlo en uno dependiente del turismo, por desgracia siempre estacional en el caso español. Érase una vez una España en la que el campo dijo basta y levantó a toda una nación.