Así se convirtió en el mejor tenista de la historia

El milagro de Nadal: de la posible retirada a la conquista del Open de Australia

Rafael Nadal superó un auténtico calvario debido a su lesión crónica en el pie para 'resucitar' y conquistar el Open de Australia cinco meses después. El manacorense no pagó la inactividad ni tampoco pasar el coronavirus días antes del torneo y pudo culminar el milagro en una final épica ante Daniil Medvedev

Nadal es el mejor de la historia

Para el recuerdo: así fue el punto con el que Nadal conquistó el Open de Australia

Federer y Djokovic se rinden a Nadal tras su título en el Open de Australia

Nadal
Nadal saluda a su equipo tras la victoria. (Getty)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

«Después del primer partido veía imposible que ganara». Esta confesión no la firma cualquiera, es de Toni Nadal, tío y durante muchos años entrenador del mejor tenista de todos los tiempos, al que se refiere en sus palabras. Rafael Nadal no sólo ha conquistado el Open de Australia, un Grand Slam maldito para él, en un encuentro histórico en el que remontó dos sets a Daniil Medvedev. Ese es sólo el final de la historia-milagro de un ejemplo de superación que en los últimos meses coqueteo con la retirada debido a una lesión crónica y en su reaparición, con una lección que va más allá de lo deportivo, ha superado su propio techo para alcanzar el cielo. 

Nadal cerró en el Open de Australia, con el título bajo el brazo, un círculo que comenzó con el calvario que supone su lesión, crónica, en el pie. La enfermedad de Müller-Weiss volvió a visitarle de forma contundente en el verano de 2021, tras semanas de molestias medianamente comedidas que se tornaron en la obligación de parar y ver si Rafa podía voltear su situación para seguir siendo competitivo.

El 20 de agosto de 2021, tras un conato de reaparición en el torneo de Washington, Nadal hacía saltar todas las alarmas al anunciar su baja de larga duración, hasta final de temporada. En esos momentos, ni él ni su equipo sabían siquiera si iba a poder volver a competir como profesional, pero si lo hacía, debía ser en unas condiciones óptimas para seguir luchando al máximo nivel.

Semanas de entrenamientos específicos y tratamiento en busca de la solución llevaron al esperado anuncio. Nadal reaparecería antes de final de año en la Exhibición de Abu Dabi, su primera prueba para medir sus posibilidades, sobre todo físicas, de cara a un importante 2022 en el que cumpliría la nada desdeñable cifra de 36 años.

Positivo tras la lesión

Las dos derrotas en el desierto se quedaron en nada –realmente no eran graves– en comparación con un nuevo contratiempo. Rafa daba positivo por coronavirus el 20 de diciembre, después de cenar con el Rey Juan Carlos I en los Emiratos. Su participación en la mini-gira australiana estaba en serio riesgo, pese a estar inscrito en los torneos de Melbourne y en el Open de Australia, principal objetivo de inicio en 2022.

Por suerte –por fin– Nadal consiguió el ansiado negativo a tiempo y con la pauta completa de vacunación viajó al estado de Victoria, donde debutaría ante Berankis en el ATP 250 de Melbourne, antes de derrotar a Griekspoor –sin jugar– en cuartos y a Ruusuvuori en semifinales. Encuentros sólidos y lejos de su mejor nivel, pero con el aliciente de la victoria. Frente a Cressy y su saque-volea, Rafa también triunfó haciéndose con el primer título de la temporada.

El camino de Nadal en Australia

La decisión de acudir al Summer Set de Melbourne y no a la ATP Cup, a priori más competitiva, se explicaba desde el rodaje obtenido por Nadal, que llegaba al Open de Australia en progresión y superaba claramente a Marcos Giron, estadounidense, en primera ronda. Las sensaciones eran buenas pero como admitía Toni Nadal, no parecían suficientes para contar con Rafa como candidato al título.

Abriendo grietas en los pronósticos, incluido el propio, Nadal fue avanzando con firmeza en el cuadro gracias a sendas victorias frente al alemán Hanfmann y al siempre peligroso Karen Khachanov, finalista en los Juegos Olímpicos de Tokio. Ahí, Rafa se dejó su primer set pero también grandes sensaciones de cara al futuro. Podía competir y vencer ante uno de los mejores tenistas del mundo.

Después llegaría Mannarino y un tie-break de casi media hora en el que Nadal selló el pase a cuartos, donde en lugar de Zverev, temido por todos, esperaba un Shapovalov que le forzó a cinco sets y a punto estuvo de aliarse con un problema estomacal para mandar a Rafa de vuelta a Mallorca. Lo evitó, con tesón, coraje y mucho tenis, el entonces campeón de 20 Grand Slams y opositor a mejor tenista de la historia.

Milagro del mejor de la historia

Ya en semifinales, Matteo Berrettini sería un rival digno pero no suficiente para eliminar a un Nadal, ya sí, a su mejor nivel y con un solo paso por delante para completar el milagro y convertirse en el mejor de siempre. El gran problema es que el opositor al título era Daniil Medvedev, el villano del circuito y campeón del US Open y la Copa Davis de forma reciente.

Rafa se complicó mucho en un encuentro que vio volar el primer set hacia el bando ruso y el segundo, con camino similar aunque con una disputa mucho mayor. Nadal necesitaba su victoria más épica y la encontró tras cinco horas y 24 minutos de juego, remontando set a set hasta llegar al quinto, una auténtica oda al tenis, donde tumbó al gigante Medvedev y completó el milagro que comenzó meses atrás tras una lesión que amenazó con la retirada del más grande.

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