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¿Qué le pasa a nuestro cuerpo después de fallecer?

¿Qué le pasa a nuestro cuerpo después de fallecer?
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuando el corazón de un ser vivo deja de latir, se desencadena una serie de procesos corporales que marcan el inicio de la transición hacia la muerte. Aunque pocos se detienen a pensar en qué sucede con el cuerpo después de la muerte, comprender el proceso tiene un valor tanto científico como reflexivo.

Un artículo en ‘Mosaic Science’, escrito por Moheb Constandi, detalla con rigurosidad la cronología de la decadencia corporal: desde la detención de la circulación sanguínea hasta la relajación muscular y el enfriamiento del cuerpo hasta alcanzar la temperatura del entorno. Este proceso, que inicia con el cese del latido cardíaco, solo marca el comienzo de la transformación.

Lo que le ocurre al cuerpo después de fallecer

Cuando el cuerpo muere, el proceso de descomposición comienza con la autolisis, donde las células liberan enzimas digestivas y comienzan a descomponerse. Este proceso, también conocido como autodigestión, afecta principalmente al cerebro y al hígado, que mantiene el calor durante más tiempo y se utiliza a menudo para determinar el momento de la muerte.

A medida que avanza la autolisis, los microbios, conocidos como tanatomicrobiota, comienzan a extenderse por el cuerpo, devorando tejidos dañados. Primero conquistan el hígado y el riñón, y luego avanzan al resto del cuerpo. La putrefacción comienza cuando las bacterias anaerobias descomponen los azúcares del organismo, produciendo metano, sulfuro de hidrógeno y amoniaco, inflando el abdomen y provocando ampollas en la piel.

Con el tiempo, la piel se resquebraja y se retira de los huesos, mientras que los gusanos, como las moscas de la carne y las moscas azules, se alimentan del cuerpo y lo descomponen aún más. Finalmente, el cuerpo se convierte en abono para el suelo, enriqueciendo el ecosistema con nutrientes como el nitrógeno, el fósforo, el potasio y el magnesio.

En resumen, tras la muerte, el cuerpo pasa por un proceso de descomposición gradual, alimentando a una variedad de organismos y enriqueciendo el suelo con nutrientes vitales.

Etapas

Después de la muerte, el cuerpo humano pasa por una serie de etapas que marcan su deterioro gradual. En la primera hora, se observa deshidratación, pérdida de peso y la aparición de manchas amarillentas en la piel. Las partes húmedas del cuerpo comienzan a secarse, como los ojos, labios, vulva, vagina y glande del pene.

Aproximadamente dos horas después de la muerte, el proceso de enfriamiento (algor mortis) comienza en los pies, manos y rostro, seguido de los brazos y piernas, y luego el tórax, dorso, vientre, axilas y cuello. Durante esta etapa, la temperatura corporal disminuye aproximadamente un grado por hora.

Entre tres y cinco horas después del fallecimiento, aparecen las manchas rojizas en la piel debido a la lividez, iniciando en el cuello y tronco del cuerpo. Estas manchas se vuelven permanentes después de 12 horas y fijas entre 18 y 24 horas después de la muerte. También se produce la hipóstasis, donde la sangre se acumula en órganos internos como los pulmones, bazo, hígado y riñones.

Finalmente, ocurre la putrefacción del cuerpo, donde el calor acelera el proceso de descomposición. Se observa una mancha verdosa en el área del apéndice y alrededor de la boca, y el cuerpo comienza a hincharse.

El último sentido que se pierde

La muerte es uno de los mayores misterios que enfrenta la humanidad, una realidad universal que nos distingue y nos intriga. A pesar de los avances científicos, algunas preguntas sobre ella pueden permanecer sin respuesta.

Sin embargo, estudios han revelado que el último sentido que perdemos antes de morir es el oído. Esto resalta la importancia de acompañar a los moribundos con palabras de amor y afecto, brindándoles calma en sus últimos momentos.

Un reciente estudio realizado por científicos de la Universidad de la Columbia Británica analizó la actividad cerebral de pacientes moribundos y personas sanas utilizando electroencefalogramas (EEG). Sorprendentemente, descubrieron que las respuestas cerebrales al sonido eran similares en ambos grupos, lo que sugiere que las personas todavía pueden oír incluso cuando están perdiendo la consciencia.

Aunque se desconoce si el cerebro puede comprender lo que oye, este hallazgo destaca la posibilidad de que exista algún grado de consciencia en los últimos segundos antes de perderla por completo. La voz de seres queridos puede ofrecer calma y consuelo a los pacientes terminales, según sugiere Romayne Gallagher, coautora del estudio.

Estudios anteriores también han explorado este tema, con investigadores como Sam Parnia de la Universidad de Nueva York observando actividad cerebral mínima incluso después de que el cuerpo esté clínicamente muerto. Este hallazgo plantea la posibilidad de que la muerte sea un proceso gradual y que la persona pueda ser consciente de su transición.

Por último, cabe señalar que Google ha lanzado recientemente el proyecto Calico, con el objetivo de revertir el proceso de envejecimiento y prolongar la vida sana de cinco a diez años, o incluso alcanzar la inmortalidad.

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