Ni limón ni suavizante: el sencillo truco que usan en los hoteles para que las toallas huelan siempre bien
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Hay pocas cosas tan satisfactorias como llegar de un día largo de trabajo y tomar una ducha larga, de esas con agua caliente, exfoliantes, una vela con aroma… y claro, el momento de coger la toalla es parte del ritual. Pero si en ese instante notas que huele a humedad o que la tela está áspera, toda la experiencia se pierde.
Secarse con una toalla suave, con olor a limpio, que parece recién salida de un hotel, es uno de esos pequeños lujos que muchos queremos tener en casa. La buena noticia es que no hace falta gastar de más ni usar productos raros. El truco es simple, económico y efectivo. Y lo mejor es que puedes hacerlo desde ya.
El sencillo truco que usan los hoteles para que la toalla huela siempre bien
El secreto para mantener las toallas suaves, frescas y sin olor a moho o ropa vieja, está en la forma de lavarlas. La influencer de limpieza y organización @crisdecolove, que acumula más de 295 mil seguidores en Instagram, ha compartido un paso a paso que coincide con el método que muchos hoteles utilizan para conservar sus toallas impecables pese a los lavados continuos.
¿Cómo lavar las toallas?
- Prepara el cajetín de la lavadora con un cazo de tu detergente habitual, otro de percarbonato (para blanquear) y uno de bicarbonato (para eliminar los malos olores).
- Sustituye el suavizante por vinagre de limpieza. Este ingrediente es suave con los tejidos, elimina bacterias, desinfecta y deja las toallas esponjosas.
- Aromatiza opcionalmente con unas perlas de olor que puedes poner directamente en el tambor, si quieres reforzar el frescor.
- Elige un programa de lavado de una hora y ajusta la temperatura entre 40 °C y 60 °C, según permita la etiqueta de las toallas.
- Seca al aire libre, a la sombra y en un espacio bien ventilado. Si usas secadora, hazlo a baja temperatura y con bolas de lana para mantener la suavidad sin maltratar las fibras.
¿Cada cuánto hay que lavar las toallas?
Un experimento difundido en el programa japonés Non Stop reveló que una toalla recién lavada contiene unas 190.000 bacterias. Después de tres días de uso, la cifra asciende a 87 millones, y tras una semana, puede superar los 94 millones. Estos son números que superan incluso las bacterias de un inodoro limpio.
Por eso, lo más recomendable es lavarlas cada tres usos. Si vives en una zona con mucha humedad, si sudas bastante o si notas que la toalla no se termina de secar entre un uso y otro, lo mejor es no esperar tanto y meterla a la lavadora tras uno o dos usos.
Y si quieres que se mantengan en buen estado durante más tiempo, lo ideal es lavarlas con agua caliente (si el tejido lo permite), porque ayuda a eliminar mejor los gérmenes.
También es clave no dejarlas húmedas dentro del baño, porque eso sólo provoca malos olores. Después de usarlas, lo más práctico es colgarlas bien extendidas para que se sequen completamente antes del siguiente uso.