Adiós al suavizante: el truco casero con sal deja las toallas increíblemente suaves
Poner un poco de sal gorda en la lavadora puede hacer que las toallas queden más suaves al lavarlas
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Cuando se trata de hacer la colada o de poner una simple lavadora, solemos pensar que este electrodoméstico hace el milagro de dejar la ropa limpia y además suave si añadimos suavizante. Sin embargo, suele ocurrir que con el tiempo, algunas prendas van perdiendo esa suavidad que tenían originalmente y no hay suavizante posible que las recupere. Es lo que pasa sobre todo con las toallas, que por su tejido y debido a la humedad y uso y lavado constante, acaban pareciendo papel de lija. Pero no todo está perdido, ya que existe un remedio que implica el uso de sal gorda, siendo así el mejor truco casero para que las toallas de casa vuelvan a estar suaves.
Cuando compramos toallas estas suelen estar mullidas y son suaves. Pero, con el tiempo, esa suavidad se va. Se endurecen, raspan, pierden su magia y es entonces cuando nos dedicamos a recorrer los pasillos del supermercado en busca de un buen suavizante cuando quizás sea mejor, ir al pasillo en el que se encuentra la sal, y en concreto la sal gorda, y hacerse con un paquete que nos va a servir para dejar las toallas como nuevas. ¿Y cómo es esto posible? Pues porque la sal tiene propiedades que ayudan a eliminar los residuos acumulados en las fibras de las toallas, especialmente esos restos de detergente y cal que las hacen acartonadas. Un remedio sencillo, natural y muy económico que está conquistando a quienes prefieren lo casero a lo químico y que te explicamos con más detalle a continuación.
Por qué las toallas se endurecen
Aunque pensemos que lavar las toallas las mantiene limpias y frescas, con el tiempo ocurre lo contrario: pueden perder suavidad y volverse ásperas. La razón que siempre se piensa es por el uso constante, pero el motivo real de la dureza que acaban teniendo las toallas lo encontramos en el lavado, dado que la acumulación de residuos, tanto de detergente como de suavizante provocan, a la larga, el efecto contrario al deseado.
A esto hay que sumar el efecto del agua. En zonas con agua dura (rica en cal), las fibras de las toallas sufren más. La cal se va depositando lavado tras lavado y acaba formando una especie de capa rígida en el tejido. Además, muchas veces cometemos errores sin darnos cuenta: usar demasiado detergente, secarlas a temperaturas muy altas o no airearlas correctamente.
El resultado es una toalla limpia pero poco agradable al tacto. Y ahí es donde entra en juego el truco para dejar las toallas de nuevo suaves, y que no es otro que el uso de la sal gorda, que actúa como un exfoliante para los tejidos, ayudando a retirar todo lo que sobra sin añadir nada artificial.
Cómo aplicar el truco casero con sal al lavar las toallas
El truco para nuestras toallas es tan sencillo que parece mentira que funcione. Pero funciona. Sólo necesitas sal gorda (o sal marina gruesa) y un poco de atención al proceso de lavado. Aquí te explicamos paso a paso cómo hacerlo:
- Lava sólo las toallas. Es importante no mezclarlas con otras prendas, sobre todo si es la primera vez que haces este truco. Así la sal actúa mejor y, de paso, evitas posibles desteñidos si hay toallas de colores.
- Echa la sal dentro del tambor. Coloca las toallas secas en la lavadora y echa unos 100 gramos de sal gruesa directamente dentro del tambor (no en el cajetín del detergente).
- No añadas nada más. Deja que la sal sea la protagonista. Si quieres un extra de suavidad y desinfección, puedes añadir medio vaso de vinagre blanco en el compartimento del suavizante.
- Elige un ciclo largo con agua caliente. El agua caliente ayuda a que la sal se disuelva bien y actúe sobre las fibras, eliminando los restos acumulados que las endurecen con el tiempo.
- Secado al aire. Siempre que puedas, tiende las toallas al aire libre. El sol y el viento ayudan a mantenerlas esponjosas, mientras que la secadora puede apelmazarlas si se usa en exceso.
Cada cuánto puedo lavar las toallas con sal gorda
No es necesario hacer esto con cada lavado. De hecho, lo ideal es reservar este método para una vez cada tres o cuatro lavados, o cuando empieces a notar que las toallas pierden suavidad. Si vives en una zona con agua dura, puedes hacerlo con más frecuencia, pero siempre alternando con lavados normales para no sobrecargar el tejido.
Recuerda que el exceso de productos o remedios también puede ser contraproducente, incluso si son naturales. Así que mejor hacerlo con mesura y sentido común.
Además, es importante evitar usar suavizante después de aplicar este truco. Dejar que la toalla “respire” sin aditivos la ayudará a conservar su textura más tiempo.
Otros trucos caseros para que las toallas queden suaves
La sal no es el único aliado natural para mimar tus toallas. Aquí tienes otros remedios sencillos que puedes alternar o combinar:
- Vinagre blanco: añadir media taza en el ciclo de aclarado actúa como suavizante natural. Ayuda a eliminar los restos de jabón y neutraliza olores.
- Bicarbonato de sodio: tiene un efecto desodorizante y ayuda a descomponer los depósitos de detergente. Úsalo en lugar del detergente una vez al mes.
- No sobrecargar la lavadora: parece obvio, pero muchas veces metemos demasiadas toallas a la vez. Esto impide que se aclaren bien y facilita la acumulación de residuos.
- Secado al aire con ventilación: si puedes, sécalas al sol pero evitando que queden rígidas. Un buen truco es agitarlas antes de tenderlas y también al recogerlas, para que recuperen esponjosidad.
Con estos cuidados, tus toallas no solo durarán más, sino que lo harán con calidad. Y lo mejor: sin necesidad de usar productos químicos ni gastar de más.
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