Estos son los nombres más infieles de todos: un estudio lo ha confirmado y es oficial


En los últimos años, los estudios sobre la personalidad y el comportamiento humano han avanzado hasta niveles inimaginables. No sólo se analizan factores como la educación, el entorno social o la genética, sino también elementos como el nombre de una persona. Según investigaciones recientes, determinados nombres podrían influir en determinadas actitudes, incluyendo el hecho de ser infieles.
Un estudio realizado a nivel internacional analizó miles de relaciones sentimentales, encuestas y bases de datos de comportamiento social, y la conclusión a la que llegaron los investigadores fue tan sorprendente como inesperada: algunos nombres aparecían con mayor frecuencia en los perfiles de personas que habían reconocido ser infieles.
¿Cuáles son los nombres más infieles?
El estudio destacó cinco nombres de mujer que mostraban una mayor tendencia a comportamientos infieles:
- Ana: conocida por su independencia y determinación, Ana aparece en el primer lugar del ranking femenino. Los expertos sugieren que este nombre tiene una serie de características intrínsecas que se relacionan con una mayor disposición a buscar nuevas experiencias fuera de la pareja: confianza en sí misma, sociabilidad y asertividad.
- Laura: en segundo lugar, Laura es un nombre que se asocia con la ambición y la curiosidad. Estas características, aunque positivas en muchos aspectos de la vida, podrían traducirse en una búsqueda constante de estímulos emocionales distintos a los que encuentra en su relación.
- Andrea: este nombre tiene una personalidad abierta y flexible, lo que implica una gran facilidad de adaptación. Sin embargo, también puede llevar a la tentación cuando surgen oportunidades fuera de la pareja.
- Jessica: el estudio apunta que las personas llamadas Jessica tienden a ser extrovertidas y sociables, lo que aumenta las oportunidades de interacción fuera del círculo habitual y, por tanto, de posibles infidelidades.
- Sofía: este nombre se caracteriza por su independencia intelectual y emocional. Aunque esto es un rasgo positivo, la investigación señala que las mujeres llamadas sí podrían buscar nuevas experiencias fuera de la pareja.
En cuanto a los hombres, el estudio también identificó cinco nombres que aparecían con más frecuencia en los perfiles de personas infieles:
- Alejandro: la personalidad típica asociada a Alejandro combina carisma, confianza y cierta inclinación a la exploración social, las cuales podrían aumentar la probabilidad de ser infieles.
- David: este nombre es muy sociable, y el estudio sugiere que la combinación de sociabilidad y confianza puede ser un factor de riesgo para la fidelidad.
- Javier: se asocia con liderazgo y autonomía, cualidades que pueden traducirse en la búsqueda de emociones o relaciones fuera del compromiso formal.
- Daniel: este nombre es percibido como alguien curioso y abierto a nuevas experiencias, lo que aumenta las oportunidades de interacción social que pueden derivar en infidelidades.
- Sergio: el estudio destaca que Sergio suele tener una personalidad extrovertida, con gran facilidad para socializar y establecer vínculos temporales o pasajeros.
Cabe destacar que estos hallazgos no significa que alguien llamado Alejandro o Ana vaya a ser infiel inevitablemente. Lo que los expertos destacan es que el nombre puede influir indirectamente en la forma en que una persona se percibe a sí misma y en cómo es percibida por los demás. Estos resultados son más bien curiosidades sociológicas que buscan descubrir patrones en lo cotidiano. Y, como dicen los propios autores del estudio sirve más para debatir, reflexionar y compartir anécdotas que para juzgar a alguien por su nombre.
Encuesta del CIS
«El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizó un estudio sobre relaciones sexuales y de pareja que revela datos interesantes sobre la percepción de la importancia de tener pareja en la vida de las personas. Según los resultados, el 63,1 % de los encuestados considera que tener pareja es “muy importante o bastante importante” para llevar una vida satisfactoria, mientras que un 34 % opina que es «poco o nada importante». Entre los jóvenes de 18 a 24 años, esta percepción cambia significativamente: el 49,6 % de este grupo considera que tener pareja es poco o nada importante, reflejando una tendencia hacia la autonomía emocional y una menor prioridad de las relaciones sentimentales en las primeras etapas de la vida adulta».
«Según el estudio, el 64,5 % de los encuestados considera que la infidelidad incluye «mantener conversaciones subidas de tono a través de mensajes, teléfono o redes sociales», con diferencias de género: lo opinan el 58,1 % de los hombres y el 70,6 % de las mujeres. Por edades, el porcentaje más alto se da entre los jóvenes de 18 a 24 años (83,5 %) y el más bajo en los mayores de 65 años (52,3 %). Además, existe un amplio consenso sobre que «mantener relaciones sexuales y afectivas con otra persona» constituye infidelidad, según el 91,5 % de la población. Por otra parte, el 76,3 % de los encuestados considera infidelidad mantener relaciones sexuales a través de redes sociales sin contacto presencial, mientras que la percepción sobre «dar un beso en los labios a otra persona» está más dividida, ya que para el 53 % de los españoles esto es infidelidad, y para el 42,9 % no lo es».