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Los botánicos no dan crédito: descubren una nueva especie de palmera que solo crece y da frutos bajo tierra

Nueva especie de palmera
Coautores del estudio junto a la pinanga subterranea. Foto: Benedikt Kuhnhäuser.

Un equipo de científicos de distintas instituciones logró identificar y clasificar una planta que, durante años, pasó inadvertida en los densos bosques tropicales del sudeste asiático. Se trata de una nueva especie de palmera que asombró a los investigadores por la manera en que se mantuvo oculta al conocimiento científico, a pesar de ser utilizada por comunidades indígenas.

El hallazgo tuvo lugar en un entorno donde la biodiversidad es elevada, pero donde muchas especies aún no han sido formalmente descritas. Gracias a la colaboración entre investigadores locales e internacionales, se pudo determinar que esta planta representa un caso excepcional dentro del reino vegetal.

Así es la nueva especie de palmera que solo crece bajo tierra

La planta que estamos por develar fue clasificada como Pinanga subterránea, una palmera leñosa de la familia de las arecáceas que, a diferencia de otras especies de su grupo, produce flores y frutos completamente bajo tierra.

Su localización se centra en los bosques tropicales del oeste de Borneo, donde fue registrada tanto en Malasia (Sarawak) como en Indonesia (Kalimantan).

Aunque la ciencia la considera una nueva especie, comunidades indígenas de Borneo ya conocían su existencia y hacían uso de sus frutos, que se consumen en algunas zonas. En distintas lenguas locales, era llamada Pinang Tanah, Pinang Pipit, Muring Pelandok y Tudong Pelandok. Este conocimiento tradicional fue clave para guiar a los investigadores hacia su hallazgo.

Según el estudio publicado en Palms y acompañado de un artículo en Plants, People, Planet, se trata de la primera palmera documentada que desarrolla su ciclo reproductivo casi en su totalidad bajo tierra. Esta singularidad la sitúa junto a un grupo muy reducido de plantas con flor que presentan fenómenos similares, como algunas especies de orquídeas del género Rhizanthella.

Cómo fue descubierta y descrita esta nueva especie de palmera

El botánico malasio Paul Chai fue quien proporcionó la primera pista relevante. Durante una expedición en 1997 al Santuario de Vida Silvestre Lanjak Entimau, en Sarawak, observó frutos rojos emergiendo del suelo alrededor de una palma que, en apariencia, parecía joven. Sin embargo, las estructuras subterráneas revelaban que se trataba de una planta madura.

Este hallazgo inicial fue retomado en 2018 por científicos del Real Jardín Botánico de Kew, como Benedikt Kuhnhäuser, Peter Petoe y William Baker, quienes realizaron una expedición al mismo santuario y recolectaron especímenes para su análisis.

A esta colaboración se unió Agusti Randi, investigador indonesio que ya había encontrado ejemplares similares en Kalimantan un año antes.

Según explicó Randi, algunos de los ejemplares que encontró parecían haber sido desenterrados por jabalíes salvajes. En sus excrementos se encontraron semillas, lo que sugiere que estos animales podrían estar participando en la dispersión de la especie.

Este detalle refuerza la hipótesis de que, a pesar de su floración subterránea, esta nueva especie de palmera desarrolló mecanismos para garantizar su reproducción.

¿Por qué la Pinanga subterránea es tan especial para la comunidad científica?

El fenómeno de floración y fructificación bajo tierra es conocido como geofloración y geocarpia, respectivamente.

Aunque existen precedentes en otras familias de plantas, como el maní, que florece en la superficie y desarrolla el fruto bajo tierra, casos de floración completamente subterránea son extremadamente raros. De hecho, hasta ahora, solo se habían documentado en algunas orquídeas australianas.

La Pinanga subterránea representa el primer caso conocido de geofloración en toda la familia de las palmeras. Este hecho desconcertó a los investigadores, ya que una floración bajo tierra reduce las posibilidades de polinización por medios comunes como insectos o viento. Además, dificulta la detección y recolección de la planta durante las expediciones científicas.

Por su aspecto, puede confundirse con plántulas de otras especies más comunes, lo que explica por qué pasó inadvertida tanto tiempo. Solo una observación atenta permitió diferenciarla: lo que parecían ser plántulas eran en realidad ejemplares adultos con todas sus funciones reproductivas ocultas.

Los indígenas ya conocían a esta especie

El estudio resalta el valor del saber tradicional para la ciencia moderna. Las comunidades dayak y kenyah de Borneo, que han vivido en estrecha relación con el bosque, conocen desde hace generaciones las propiedades de esta palmera. Algunos grupos mastican sus frutos junto con hojas de betel, una práctica cultural extendida en la región.

Seting Beraan, representante indígena y presidente regional de la Alianza de Pueblos Indígenas del Archipiélago, señala que los conocimientos sobre plantas se transmiten oralmente y se adquieren desde la infancia.

Esta relación estrecha con el entorno fue fundamental para detectar especies que escapan a los métodos convencionales de investigación científica.

En Borneo se han registrado unas 300 especies diferentes de palmeras, mientras que en todo el mundo se conocen alrededor de 2.500. Muchas de ellas se enfrentan a riesgos de extinción debido a la pérdida de hábitat y la explotación de recursos. La Pinanga subterránea, pese a su reciente descripción científica, podría no ser una excepción.

El hallazgo también plantea nuevos interrogantes sobre los mecanismos evolutivos que conducen a la adaptación subterránea. Según los autores, futuras investigaciones podrían esclarecer las razones por las que algunas plantas desarrollan esta estrategia, que parece limitar sus posibilidades reproductivas, pero podría ofrecer ventajas frente a depredadores.

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