Terapias génicas: corrigiendo errores hereditarios
A medida que avanzamos en el siglo XXI, la terapia génica promete revolucionar la medicina, con soluciones a enfermedades que antes eran consideradas incurables.
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Las terapias génicas representan uno de los avances más prometedores de la medicina moderna. Ofrecen una posibilidad sin precedentes en la historia: la de corregir errores hereditarios directamente desde su origen.
Estos tratamientos funcionan modificando, reemplazando o silenciando genes defectuosos. No se limitan a tratar los síntomas, como ocurre con las terapias convencionales, sino que apuntan a la raíz del problema. Esto abre la puerta a soluciones posiblemente definitivas para las enfermedades genéticas.
Las terapias génicas
Las terapias génicas emplean diferentes estrategias según la naturaleza del problema genético a tratar. Las principales son las siguientes.
Reemplazo de genes defectuosos
Es útil cuando un gen no funciona correctamente. En estos casos, se introduce una copia sana del gen en las células afectadas. Este método ha tenido resultados alentadores en enfermedades como la fibrosis quística o la amaurosis congénita de Leber (una modalidad de ceguera hereditaria).
Edición génica
La edición génica va un paso más allá. Tecnologías como CRISPR-Cas9 son una especie de “tijeras moleculares” que cortan y reparan secuencias de ADN específicas. La estrategia es particularmente eficaz para corregir mutaciones puntuales, como la que produce anemia de células falciformes.
Silenciamiento génico
Se emplea cuando el problema es un gen hiperactivo o que produce proteínas dañinas. Utiliza moléculas de ARN de interferencia para “apagar” esos genes problemáticos, de manera selectiva. Se aplica en enfermedades neurodegenerativas como el Huntington.
Aplicaciones
Las terapias génicas ya se están aplicando en el tratamiento de los trastornos monogénicos, es decir, causados por un solo gen defectuoso. Un ejemplo notable es el Zolgensma, que se emplea para abordar la atrofia muscular espinal; sus resultados son muy alentadores. Han permitido extender el tiempo de vida a niños que antes no sobrevivían más que unos pocos años.
Por su parte, la terapia CAR-T ha revolucionado el tratamiento de ciertos cánceres sanguíneos. Esta técnica modifica genéticamente las propias células inmunitarias del paciente para que reconozcan y destruyan las células cancerosas con gran precisión.
Se espera que en pocos años las terapias génicas también se utilicen para tratar enfermedades cardiovasculares (como insuficiencia cardíaca), enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson) e incluso enfermedades infecciosas como el VIH.
Limitaciones
Las terapias génicas pueden generar riesgos para la salud. Es posible que produzcan respuestas inmunes severas o inflamación generalizada. En raros casos, provoca cáncer si el gen terapéutico se inserta en una ubicación incorrecta del genoma.
La terapia germinal modifica óvulos, espermatozoides o embriones y crea cambios heredables. Esto ha despertado ciertas inquietudes éticas. Algunos ven en esto la posibilidad de erradicar las enfermedades genéticas, mientras que otros advierten sobre los riesgos de alterar el patrimonio genético humano de forma irreversible.
La accesibilidad es otro problema importante. Tratamientos como Zolgensma pueden costar millones de dólares. Esto plantea serios interrogantes sobre equidad en el acceso a estas terapias revolucionarias.
Administración
Llevar el material genético hasta las células correctas es uno de los mayores retos de estas terapias. El método más común son los vectores virales. Consiste en emplear virus modificados que pierden su capacidad de causar enfermedades, pero conservan su habilidad para entregar material genético.
También existen métodos no virales, como el de las nanopartículas lipídicas. Así mismo, técnicas físicas como la electroporación. Esta última usa pulsos eléctricos para facilitar la entrada de ADN a las células. Estos métodos evitan los riesgos inmunológicos asociados con los vectores virales, pero su eficiencia es menor.
Perspectivas
Las nuevas versiones de CRISPR prometen tener mayor precisión y, por tanto, reducir el riesgo de efectos no deseados. Los científicos también trabajan en el desarrollo de métodos para llegar a tejidos difíciles de tratar, como el cerebro o los músculos.
En el horizonte se vislumbran aplicaciones para enfermedades complejas como diabetes o Alzheimer. Muy probablemente, la medicina personalizada, con terapias adaptadas al perfil genético individual, se convertirá en estándar en las próximas décadas.
A medida que la tecnología avanza y se abaratan los costos, estas terapias podrían pasar de ser opciones excepcionales a herramientas comunes.
Consideraciones éticas
La posibilidad de modificar genes en embriones o células germinales genera un amplio debate ético sobre las implicaciones de «diseñar» seres humanos o alterar su herencia genética.
Futuro de la terapia génica
La investigación en este campo continúa a un ritmo acelerado, y se espera que nuevas técnicas, como la edición genética con CRISPR, amplíen aún más las aplicaciones de la terapia génica. En conclusión, la terapia génica representa una esperanza tangible para millones de personas que sufren de enfermedades hereditarias.
A medida que se superen los obstáculos técnicos y éticos, es probable que veamos un aumento en su adopción y un impacto significativo en la salud global. La corrección de errores hereditarios no solo es un avance científico; es un paso hacia un futuro donde las enfermedades genéticas puedan ser cosa del pasado.
Lecturas recomendadas
Temas:
- Herencias