Innovación climática

Un estudiante de 16 años crea un sistema con IA para detectar las peores zonas de calor en las ciudades

Calor en las ciudades
Mujer sudada y con calor. Foto: Freepik.

El aumento del calor en las ciudades se ha convertido en uno de los desafíos más urgentes de la planificación urbana. Las altas temperaturas afectan la salud pública, alteran los ecosistemas locales y aumentan el consumo energético. Todo, sumado a que en los últimos años, distintas regiones del mundo han experimentado olas de calor sin precedentes.

En este contexto, un estudiante de 16 años de Brasil desarrolló un sistema capaz de detectar los puntos donde el calor urbano alcanza sus niveles más extremos. Su iniciativa combina inteligencia artificial con datos satelitales para analizar patrones térmicos y definir estrategias de mitigación adaptadas a cada entorno.

¿Cómo funciona el sistema con IA que detecta las peores zonas de calor en las ciudades y quién es su creador?

El joven creador, Isaque Carvalho Borges, estudia en el Instituto Federal de Tocantins, en el norte de Brasil. Inspirado por las altas temperaturas en su ciudad natal, Palmas, desarrolló EcoAção Brasil, un sistema que utiliza inteligencia artificial para analizar variables clave como la temperatura superficial, el índice de vegetación y la densidad de zonas construidas.

La herramienta procesa estos datos para detectar las llamadas micro islas de calor urbano, áreas donde la temperatura puede superar hasta en 11 °C la de los alrededores.

Estas diferencias térmicas, frecuentes en barrios con poca vegetación y abundancia de materiales que retienen calor, agravan los problemas de salud y reducen la calidad de vida de los habitantes.

A partir de los resultados obtenidos, el modelo sugiere intervenciones como reforestación, techos verdes, pavimentos permeables, corredores de ventilación o rediseño de calles.

El equipo detrás del proyecto también trabaja en la creación del Índice Tocantins, una métrica que permitirá comparar anomalías térmicas entre distintas zonas urbanas.

Tecnología al servicio de la planificación urbana: ¿Cómo funciona EcoAção Brasil?

EcoAção Brasil se apoya en datos satelitales de libre acceso y en modelos de inteligencia artificial entrenados para detectar patrones térmicos en el entorno urbano. Según Borges, «cuando se combinan todas las variables ambientales, el sistema puede identificar los puntos estratégicos donde intervenir».

Esta tecnología permite priorizar zonas que requieren acciones urgentes frente al calor urbano. Además, ofrece información visual que facilita la toma de decisiones en los municipios y la formulación de proyectos de infraestructura sostenible.

El sistema está siendo desarrollado por un equipo de diez jóvenes voluntarios que prevé publicar un estudio científico antes de fin de año. El objetivo es lanzar un prototipo funcional en diciembre de 2025 y una plataforma visual gratuita en 2026, orientada a instituciones educativas y organismos públicos de la región.

Palmas, el ejemplo brasileño de los efectos del calor en las ciudades

La ciudad de Palmas, fundada en 1989, fue diseñada bajo un modelo de urbanismo moderno. Sin embargo, la escasez de vegetación y el uso de materiales que retienen calor convirtieron a la urbe en uno de los ejemplos más claros del impacto del calor en las ciudades brasileñas.

Borges explicó que muchos diseños urbanos no consideran variables ambientales esenciales, lo que favorece la formación de micro islas térmicas.

En algunas zonas de Palmas, la temperatura llega a superar en más de 10 °C a las áreas rurales cercanas. Estas diferencias pueden provocar golpes de calor, enfermedades respiratorias y una mayor demanda energética durante los meses más cálidos.

La herramienta desarrollada pretende ofrecer una alternativa de diagnóstico temprano que ayude a reducir esas brechas térmicas mediante la integración de datos y la planificación ambiental.

Reconocimiento de este hallazgo y su proyección internacional

El proyecto obtuvo el Earth Prize 2025 en la categoría de América Central y del Sur, con un premio de 12.500 dólares. Este certamen distingue a jóvenes de entre 13 y 19 años por sus contribuciones al desarrollo sostenible.

La propuesta de Borges fue valorada por su capacidad de combinar ciencia ciudadana, tecnología y educación ambiental.

Además, impulsa la participación de estudiantes y comunidades en el análisis de datos ambientales, fomentando una comprensión más profunda de los efectos del calor en las ciudades.

Para concluir, el equipo prevé que el sistema pueda adaptarse a diferentes contextos urbanos, siempre que se disponga de información satelital precisa y colaboración con gobiernos locales. Según sus integrantes, la clave del éxito está en transformar los resultados de los modelos en acciones concretas que mejoren la resiliencia urbana frente al cambio climático.

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