Preguntas que odias que te hagan cuando eres pequeño

Preguntas que odias que te hagan cuando eres pequeño
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En varios artículos anteriores hemos expuesto que los niños ponen en difíciles tesituras a sus padres con ciertas preguntas, especialmente las relacionadas con explicaciones científicas o con aspectos sexuales. Y es que necesitan conocer el mundo que les rodea y por eso, ¿qué mejor que sus papás para ayudarles?

No obstante, no podemos ser injustos. No sólo los pequeños se dedican a preguntar y preguntar, sino que también son “víctimas” de cuestiones por parte de los mayores. Así, se ven sometidos a interrogatorios que nos les gustan. Y es que siempre, por más generaciones que pasen, hay una serie de preguntas que han conseguido sobrevivir al paso del tiempo y que todos hemos odiado que nos hicieran cuando éramos niños.

¿Quieres saber a cuáles nos referimos para ver si a ti también te las hicieron? Sigue leyendo y las descubrirás:

1-¿Tú de quién eres?

Si tienes familia en un pueblo y cuando eras niño aprovechabas para ir hasta allí con tus padres, seguro que no te has escapado de esta pregunta, que siempre suelen hacer las ancianas del lugar, ávidas de información, pues son las reporteras del corazón del mismo.

Así, se acercan sigilosamente y te sueltan la cuestión. Su mirada es tan inquisitiva que puede ser que te tiemblen las piernas, pero no hay que preocuparse. Sólo hay que decir el nombre del abuelo o la abuela que vive en el pueblo, junto al apodo que tiene, y ya está. En ese momento, las señoras dirán eso de “¡ahhhhh. Ya, ya, eres clavadito!. Ante eso, no hay que responder, aunque gustaría apostillar: “tan clavadito que ni siquiera sabía de quién era”.

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2-¿A quién quieres más, a papá o a mamá?

Una de las preguntas más duras, molestas y habituales que se les realiza a cualquier niño es esta. Y es que la misma no tiene una respuesta acertada. Se diga lo que se diga, se queda mal:

  • Si se contesta que a los dos por igual, la persona que ha planteado la cuestión cree que el pequeño es un mentiroso y no le quiere decir la verdad.

  • Si se contesta que a papá, se considerará que se es un mal hijo por tener un favorito entre sus progenitores y porque ese no sea la madre, que es la que le ha llevado nueve meses en su vientre aguantando todo tipo de dolores y molestias.

  • Si se contesta que a mamá, sucederá que también se pensará que se es un desagradecido por rechazar al padre y por no quererlo igual.

Entonces, ¿para qué hacen la pregunta? Está claro que para fastidiar y para que, desde ese momento, el padre o la madre se sienta mal.

Lo mejor sería poder dar la respuesta que dan los progenitores cuando se les interroga sobre si tienen un favorito entre sus hijos: “¿qué pierna me corto que no me duela?” Está claro que es una contestación diplomática, que apela a los sentimientos y que evita meterse en problemas.

3-¿Qué quieres ser de mayor?

¿A qué niño no le han hecho esta pregunta, pero no sólo una vez sino en cientos de ocasiones? Parece ser que los adultos tienen más ganas de saber que los propios pequeños qué les deparará el futuro. La preguntita es una presión constante para los niños, que entonces tienen que sentarse y reflexionar acerca de qué profesión les gusta más.

Ante eso, los menores tendrían que decir: “tranquilidad, tengo tiempo para pensarlo, no hay prisa ninguna y cuando lo tenga claro, dentro de diez años como mínimo, ya le contestaré”. Eso o responder lo que un día me dijo mi sobrina, dejándome callada y sin saber que replicar. Así, a mi pregunta “¿qué vas a ser de mayor?”, me miró directamente a los ojos, sin parpadear y me contestó: “Pues grande”. Nada más que decir.

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4-¿Estás contento porque vas a tener un hermanito?

Si eres el pequeño de la familia no te habrá tocado pasar por este trance, pero si eres el mayor o has tenido hermanos menores que tú, seguramente que has debido contestar miles de veces a esta otra pregunta. Y así les sigue sucediendo a los pequeños que pronto van a tener un hermanito en casa.

Los adultos que la hacen parece que se sienten contentos de “fastidiar” con la misma y de hacerle ver que se le acaba ser el mimado o que ahora tiene que compartir con un bebé todo lo material que tiene y, por supuesto, el cariño de sus padres. Entonces, ¿qué quieren que se conteste?

No obstante, a pesar de todo, hay niños que sí, que están muy felices por la llegada de sus hermanitos, con los que desean jugar muy pronto. Pero este no es el caso del pequeño que protagoniza el vídeo que aportamos para concluir el artículo, un auténtico peligro para quienes le quieran atosigar con preguntas sobre su hermanito. ¿A ver quién es el valiente de volver a preguntarle?

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