Increíble: padres son condenados por atar a su hija para que les viera practicar sexo
Que la realidad supera la ficción es algo totalmente cierto. Y es que conseguimos quedarnos realmente sorprendidos cuando hemos conocido noticias como la del bebé hospitalizado por dar positivo en cocaína o la del padre que deja a sus tres hijos solos en casa para irse a un bar. Pues bien, la noticia que ahora se ha dado a conocer va aún más allá. En concreto, se ha hecho público que unos padres han sido condenados por atar a su hija para que les viera practicar sexo.
¿Hasta dónde hemos llegado en esta sociedad? Puede parecer increíble lo sucedido, pero es cierto. Sigue leyendo y podrás descubrir todos los detalles del caso. Toma nota.
¿Dónde ha sucedido?
En Palma de Mallorca es donde ha tenido lugar esta historia que, desde luego, a nadie deja indiferente.
Los protagonistas
Tres podemos decir que son las figuras en torno a las cuales gira este caso que es, cuanto menos, sorprendente:
- La niña de 7 años que, entre otras cosas, era atada por sus padres para que los viera practicar sexo.
- Los progenitores, de 32 y 30 años, que ahora han sido condenados por someter a su pequeña a situaciones que resultan deleznables como poco.
El origen del caso
Aunque ahora es cuando se ha dictado una sentencia con respecto a estos padres, lo cierto es que los hechos tuvieron lugar en 2015. En ese momento es cuando se descubrieron las situaciones que esos adultos estaban haciendo sufrir a su hija, entre las que destacan algunas como estas:
- Tal y como se ha dado a conocer, no dudaban en atar a la pequeña a una silla para que les viera practicando sexo.
- El padre, al parecer, la maltrataba físicamente. Así, no solo la golpeaba sino que, además, procedía a castigarla dándole duchas de agua fría. Y todo eso contando con el conocimiento de la madre, que no hacía nada por impedirlo.
- Después de que la pequeña fuera sacada de la casa familiar y llevada a vivir con unos familiares, el padre le realizó una visita tutelada en el Servicio de Protección de Menores. Visita durante la cual el padre procedió a regalarle una videoconsola en la que, según le expuso, había fotos de perritos para que pudiera verlas. Sin embargo, era falso. En realidad lo que ese dispositivo contenía era material pornográfico de todo tipo. Exactamente, según se ha dado a conocer, ese se componía de fotografías y vídeos donde, por ejemplo, aparecía la madre realizando sexo oral o donde se mostraban genitales masculinos.
La condena de los padres
Aunque, como hemos mencionado, los hechos tuvieron lugar en 2015 ha sido en estos momentos cuando se ha establecido la pertinente sentencia por la jueza que lleva el caso, quien ha tenido en cuenta que los padres han admitido los cargos. En la sentencia “in voce” se establecen claramente las condenas para los progenitores:
-
- Año y medio de prisión por un delito de maltrato físico habitual. Eso sí, no tendrán que entrar en la cárcel porque la jueza les suspendió la condena por pasar un periodo de tres años sin delinquir y siempre con la condición de acudir a un curso de educación sexual.
- Multa de 1.456 euros por un delito de provocación sexual y de exhibicionismo.
- Al padre se le ha sumado un delito más. En concreto, por haberle regalado a su hija una videoconsola con material pornográfico, tendrá que hacerle frente a otra multa de 1.456 euros por un delito de provocación sexual.
- Cuentan ambos adultos con una orden de alejamiento de 500 metros hacia su hija y se les ha prohibido comunicarse con esa durante un periodo de cinco años. Tiempo este durante el cual tampoco podrán ejercer lo que es la patria potestad.
- De la misma manera, van a tener que hacerle frente al pago de una indemnización a la pequeña por los perjuicios sufridos y en concepto de responsabilidad civil. En concreto, la indemnización será de 1.500 euros.
- Durante tres años no podrán tener ni portar armas.
Además de todo lo expuesto hay que destacar que tanto la niña, que está en tratamiento psicoterapéutico por las secuelas sufridas, como su hermana menor se encuentran ahora acogidas por unos familiares y bajo la tutela del IMAS (Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales).