Los 61 presos de la cárcel de Menorca llevan un año sin médico por la dejadez del Gobierno de Sánchez
Los que se ponen enfermos son atendidos por videovigilancia desde otra prisión
Si su estado empeora, son trasladados al hospital con un evidente riesgo de fuga


Los 61 presos de la cárcel de Menorca llevan un año sin un médico después de la jubilación en 2024 del profesional sanitario que los atendía, y la dejadez del Gobierno del socialista Pedro Sánchez para solventar esta situación insólita.
Así las cosas, los presos que no se encuentran en buenas condiciones son atendidos por un enfermero o por videoconferencia por un médico de otra prisión si así se estima necesario.
En los casos donde las enfermedades que se presenten sean consideradas de carácter más grave, los reclusos son trasladados al Hospital Mateu Orfila de Mahón (Menorca). Si la cosa ya pasa a mayores, son derivados al Hospital de Son Espases de Palma.
Unos traslados no exentos de problemas y donde radica una de las primeras graves consecuencias derivadas de la falta de atención médica que padecen los internos del centro penitenciario de Menorca: la falta de seguridad para sacar a un recluso de la cárcel y llevarlo al hospital.
Una operación que trae consigo una posibilidad de riesgo de fuga, incluso, aunque se tomen las medidas de seguridad adecuadas.
A todo esto se le suma el hecho de que para garantizar esos traslados sanitarios es imprescindible una logística especial, incluyendo más personal de seguridad, medios de transporte seguros y una planificación cuidadosa. Una operatividad que a menudo puede resultar compleja para las autoridades penitenciarias, aparte de suponer un sobrecoste económico.
Además, el traslado de un recluso también puede implicar un riesgo para la salud de éste, ya que en el transcurso del mismo su estado podría empeorar si no se cuentan con los recursos y vigilancia adecuados durante todo el proceso.
Por ello, no son pocos los casos donde, para evitar correr estos riesgos de seguridad, se rechazan los permisos de salida a los internos, negándoseles su derecho a ser atendidos.
Hay casos conocidos donde, hasta que la situación no resulta de mayor gravedad, no se produce la evacuación del enfermo al hospital pese a las reclamaciones de los reclusos para ser atendidos en un centro sanitario.
De esta forma, aumentan las probabilidades de que las enfermedades sufridas por los internos de la cárcel se agraven, hasta tal punto que en el hospital Mateu Orfila no dispongan llegados ese punto de recursos necesarios para atenderlos, y la situación obligue a trasladarlos al Hospital de Son Espases de Mallorca, incrementando con ello el riesgo para el enfermo de no poder superar la enfermedad o indisposición que padece.
Lo peor de todo es que esta situación es reconocida hasta por la secretaria general de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior de Grande- Marlaska, que achaca esta falta de profesionales a a la competencia con los servicios de salud de las comunidades autónomas, lo que arroja un saldo desfavorable para la Administración Penitenciaria.
De hecho, en una carta remitida al Parlament balear se apunta que la escasez no sólo afecta a la cárcel de Menorca, sino a los establecimientos penitenciarios en general «no resultando fácil paliar ni vía oferta de empleo público anual con funcionarios de carrera ni con interinos, a lo que se suma la alta tasa media de edad del colectivo existente, la concurrencia de situaciones de incapacidad transitoria, permisos, excedencias, renuncias, etcétera».
No obstante, Instituciones Penitenciarias ha convocado un concurso para la provisión de puestos de trabajo en los servicios periféricos y asegura (aunque sin base alguna para ello) que existe «una probabilidad muy alta de que la plaza de médico para el centro penitenciario de Menorca se cubra», pero sin concretar nada más. Por tanto, la cárcel de Menorca seguirá sin médico como lleva desde hace un año, y no se sabe hasta cuándo.