Christopher Nolan ficha por Universal en un acuerdo lleno de exigencias

Para hablar del cine y la repercusión de Christopher Nolan en la industria hay que apuntar con el dedo también a la productora y distribuidora Warner Bros Pictures. Fue ella quien puso a disposición del director inglés el personaje de Batman (no sin antes probar su trabajo con el encargo de Insomnio), otorgándole una presencia y notoriedad que aprovecharía para contar historias diferentes, que siempre terminaban funcionando muy bien en taquilla. Sin embargo, la pandemia y la aceleración en la utilización del streaming como nueva ventana de estreno, ha confluido en un conflicto autor-productora, donde los cineastas quieren la exclusividad para los cines.

Resulta irónico que la estrategia del estreno simultáneo fuese motivada por la propia soberbia de Nolan, al estrenar Tenet con el coronavirus en un punto de aparente calma antes de la tormenta. La última propuesta de su relación con Warner fue un gran fracaso en taquilla y por si eso fuese poco, tampoco convenció a la mayor parte de la crítica. El británico no está solo en esta lucha, ya que el que era el otro director importante en Warner, Denis Villeneuve manifestó del mismo modo, lo ridículo que era ver Dune en un móvil o televisión.

Universal Pictures será ahora la encargada de trabajar con Christopher Nolan, habiendo respondido a las exigencias que el director plantea para los estrenos. La gran superproducción que filmará con Universal pasará (por supuesto) la barrera presupuestaria de los 100 millones, en un acuerdo cerrado a principios de semana.

Una “bomba de contrato”

Nolan quiere mostrar el origen de la creación de la bomba atómica y del proyecto Manhattan, centrado la historia en el físico J. Robert Oppenheimer. Todos los rumores apuntan a que será uno de sus actores fetiche, Cillian Murphy el que dará vida al científico. No obstante lo que no forma parte de la elucubración son las condiciones pactadas que le ofrecerá el nuevo estudio.

El primer requisito parece obvio, el cine es lo primero. Nolan tendrá una exclusividad en salas para su nuevo proyecto de entre 90 y 100 días, antes de poder sumarse a cualquier catálogo de vídeo bajo demanda. El siguiente punto es el de la competencia interna (algo que ya hacía con Warner). El director puede impedir el estreno de cualquier otra película del estudio durante tres semanas, después de su propio estreno. A esto hay que añadiré los beneficios de la taquilla, con o sin una buena recaudación y el montaje creativo total para el director, Nolan es el único que puede “meterle mano” a su obra.

Warner quiso retenerlo hasta el último momento y, reuniendo a Sony, Paramount y MGM, Nolan permitió que leyesen el guion desde sus oficinas presencialmente. Finalmente, solo la Universal pudo garantizar todo lo que exigirá su nuevo proyecto.