Los expertos lo tienen clarísimo: no vuelvas a escuchar esta música mientras conduces

Hay muchísimos factores a tener en consideración para que un viaje sea lo más cómodo posible: la temperatura en el interior del vehículo, el estado de los neumáticos, el reparto de la carga y, por supuesto, la música. Seguro que la escoges según tus preferencias personales, pero debes saber que varios estudios conforman que el ritmo de la música afecta al ritmo cardíaco y a la actividad cerebral, por lo que tienes que escogerla muy bien cuando conduces.

Un estudio de la Universidad St. John’s de Newfoundland (Canadá) ha llegado a una conclusión alarmante: los conductores que escuchan música con ritmos más acelerados y a un volumen alto tienen un 20% más de riesgo de sufrir un accidente de tráfico.

Y es que, cuando el ritmo de la canción es rápido, los conductores tienden a pisar más el acelerador. Ocurre exactamente lo mismo a la inversa: cuando el ritmo de la canción es lento, los conductores tienden a pisar menos el acelerador.

La mejor música mientras conduces

Los géneros musicales que no deberías escuchar nunca cuando estás al volante son: pop-rock, rock y jazz. Los dos primeros despiertan más agresividad en los conductores, según ha comprobado el estudio. Mientras, el jazz llama mucho la atención y hace que los conductores no estén 100% concentrados en la carretera. Tampoco es recomendable escuchar heavy metal o rap.

¿Y cuáles son los mejores géneros musicales que puedes escuchar cuando coges el coche? La música clásica y pop. En ambos estilos, el ritmo no es acelerado y, además, en el caso de la música pop, es repetitiva y la letra resulta fácil de aprender, así que no requiere de demasiada atención ni tampoco despista.

A esto hay que sumar que la música debe ser acorde al tipo de vía. En autopista o autovía, escuchar un podcast o música estimulante es una buena opción para evitar monotonía. Mientras, en zonas urbanas, lo mejor es reducir los ruidos todo lo posible.

¡Cuidado con las multas!

Cabe señalar que llevar la música a un volumen excesivamente alto no solo es peligroso porque puede dificultar la capacidad de los conductores, sino que también conlleva una multa. Es la ordenanza municipal de cada localidad la que regula el límite de decibelios permitidos.

Por lo tanto, la cuantía de la sanción varía según la política de cada Ayuntamiento. En líneas generales, se considera que es una infracción rebasar los 87 decibelios y la multa oscila entre los 100 y los 3.000 euros.