¿Qué cambios genéticos puede tener la anciana de Olot para poder vivir 116 años?

Madrid vuelve a encabezar la mayor esperanza de vida en España tras la pandemia

La francesa Jeanne Calmet, que murió con 122 años en 1997, es la única persona verificada con más de 120 años

envejecimiento
Estudio sobre las personas mayores de 100 años.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Buscar fórmulas que aminoren el paso de la edad es un objetivo que los científicos estudian desde hace décadas para evitar no sólo el envejecimiento o prolongar su llegada, sino también con fines médicos. Recientemente, hemos vito publicadas noticias que hablan sobre regiones donde viven los supercentenarios, como las conocidas zonas azules de localiddes como Cerdeña (Italia), la isla de Okinawa (Japón), la isla de Icaria (Grecia), Loma Linda (California) y la península de Nicoya (Costa Rica).

Estas zonas se caracterizan por sus hábitos saludables y siguen batiendo todos los récords de longevidad. Esto significa que en estas comarcas las personas llegan a vivir entre 110-119 años. Sin embargo, no habría que ir tan lejos para comprobar que nuestro país es donde haya una mayor longevidad de Europa y que Madrid es la comunidad con mayor esperanza de vida. Pero en estos momentos es Maria Branyas, la anciana supercentenaria -de 116 años- y que vive en una residencia de Olot (Gerona), la persona con mayor edad del mundo.

Esta mujer, que ha vivido prácticamente todo el pasado siglo XX, está ahora ayudando a los investigadores a estudiar el envejecimiento y las enfermedades asociadas.

¿Por qué no ha enfermado?

«Cuando vimos que teníamos tan cerca de casa a la anciana más longeva del mundo, pensamos en poder estudiar de ella y aprender así a partir de la excepción», ha explicado el investigador y uno de los mayores expertos en el campo de la genética y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras.

«No ha sufrido demencias, ni cáncer, ni arteriosclerosis… así que quizás su genoma es altamente resiliente ante enfermedades», ha resaltado el investigador.

Desde hace años, los científicos trabajan para entender los mecanismos de envejecimiento del cuerpo, que están asociados a enfermedades como el cáncer o la demencia, para que este conocimiento pueda utilizarse en futuros fármacos.

En esta ingente labor internacional, el equipo del doctor Esteller cuenta ahora en el laboratorio con células de Maria, que al ser aparentemente tan resistentes a envejecer son de utilidad para probar fármacos y observar cómo reaccionan.

El director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras ha hecho hincapié en el alto valor de las muestras de Maria, pues no es fácil encontrar una supercentenaria con edad récord que además esté en unas condiciones cognitivas óptimas para dar el consentimiento a participar en una investigación.

Esteller ha precisado que los investigadores del cáncer están poniendo el foco últimamente «en las células senescentes, que están como zombis», pues han perdido su capacidad de dividirse y ya no pueden contribuir al funcionamiento del organismo, por lo que propician la aceleración del envejecimiento.

Protección genética

Los científicos sospechan que la genética juega un papel muy importante en este tipo de longevidad. Los centenarios (y supercentenarios) parecen capaces de protegerse contra el desgaste que afecta a las personas con el paso del tiempo.

También parecen capaces incluso de compensar los hábitos poco saludables que envían a la mayoría a la tumba de forma anticipada. Expertos como Lord y Farragher trabajan para identificar esas supuestas ventajas, que no son tan obvias como podría pensarse.

La francesa Jeanne Calmet, que murió con 122 años en 1997, es la única persona verificada con más de 120 años. Un hecho que también induce a pensar que es fundamental estudiar la genética de forma pormenorizada de estas personas.  Otro estudio con judíos centenarios, como ha publicado BBC, mostró que tenían tantas variantes genéticas malas, aquellas que pueden causar enfermedades en la vejez, como la población en general.

El creciente número de personas que llegan a los 100 también ha llevado a los científicos a preguntarse si los límites de la longevidad humana se van a extender.

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