Dr. Ayoze González: «Ha resultado esencial la delimitación del concepto de deterioro cognitivo leve»
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Dr. Ayoze González Hernández, Jefe de Servicio de Neurología y Neurofisiología Clínica. Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín
Pregunta-. En una fecha como hoy, que celebramos el Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer, queremos preguntarle ¿se puede frenar el avance de esta enfermedad?
Respuesta-. Aunque tradicionalmente ha prevalecido una visión negativa a este respecto, en los últimos años se ha avanzado en el conocimiento de la enfermedad. Así, se han publicado varios estudios que han mostrado cómo es posible enlentecer la progresión de la enfermedad actuando sobre diferentes factores, como el control de la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, el establecimiento de una dieta sana, el mantenimiento de una actividad física regular y la prevención del aislamiento social y los déficits sensoriales, entre otros.
Para esto resulta clave la detección temprana, que es fundamental para planificar los cuidados y para optimizar el efecto de los tratamientos existentes, antes de que avance la neurodegeneración. Ha resultado esencial la delimitación del concepto de deterioro cognitivo leve, como una fase inicial de la enfermedad, que abre una ventana de oportunidad para el tratamiento precoz.
P-. ¿Qué diferencias existen entre el DCL y la enfermedad de Alzheimer?
R.- El DCL es un diagnóstico que implica afectación de la función cognitiva, pero sin impacto funcional en la persona. Es decir, que la persona con deterioro cognitivo leve, aunque presenta un grado inicial de afectación cognitiva no tiene afectada (o si la tiene es mínimamente) su capacidad para realizar las actividades de la vida diaria. El DCL es una etapa intermedia entre el envejecimiento normal y la aparición de una demencia. Un aspecto importante es que el deterioro cognitivo leve no es solo una fase inicial de la enfermedad de Alzheimer, sino que puede aparecer como fase inicial de otras demencias neurodegenerativas. Una vez que la fase de DCL evoluciona a la fase de demencia, aparece la afectación de la situación funcional, por lo que se afecta la capacidad de desarrollar con normalidad e independencia las actividades de la vida diaria.
P-. ¿El diagnóstico suele llegar a tiempo?
R-. Hay varios factores que influyen en este aspecto. Por una parte, la tendencia que todavía se observa de minimizar la importancia de las manifestaciones clínicas iniciales por parte de familiares y cuidadores. Por otra parte, la visión nihilista que todavía existe entre algunos profesionales, que hace que no se inviertan los recursos adecuados en el diagnóstico de la enfermedad. Y, además, la dificultad en el diagnóstico precoz, cuando las manifestaciones son todavía leves. Con todo eso, la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que el 80% de los casos de personas con deterioro cognitivo leve no son diagnosticados, y, entre el 30- 40% de los pacientes con Alzheimer tampoco están diagnosticados en España, lo cual repercute negativamente sobre la evolución de la enfermedad.
P-. ¿Qué síntomas pueden hacernos sospechar que se padece DCL?
R-. En el caso del DCL asociado a enfermedad de Alzheimer, los síntomas de alerta más habituales son fallos de la memoria reciente cotidiana. Los pacientes, además, pueden asociar episodios de desorientación topográfica, en los que se desorientan en lugares poco habituales para ellos y, con el paso del tiempo, también en el domicilio. También pueden aparecer fallos del lenguaje, tanto de la comprensión como de la expresión, así como dificultad en el uso de objetos cotidianos. Con la evolución de la enfermedad comienzan los trastornos de conducta y en el reconocimiento de lugares y de personas. Progresivamente se altera la capacidad para desempeñar las actividades diarias, como el trabajo, reuniones familiares, cocinar, manejar el dinero, conducir y la práctica de hobbies.
P-. ¿Sabría decirnos cuántas personas con DCL hay en España? y ¿cuántos de ellos pueden progresar a desarrollar la enfermedad de Alzheimer?
R-. En nuestro país, 3 de cada 10 personas mayores de 65 años presentan DCL, lo que supone que tres millones de personas sufren este deterioro. El DCL tiene una tasa de progresión anual a demencia/Alzheimer en torno al 12%, muy superior a la tasa del 1-2% encontrada en la población cognitivamente sana. Por ello, durante las fases iniciales de este deterioro es cuando más valor cobra la prevención, ya que permite retrasar la evolución de la enfermedad de forma controlada y frenar así su evolución a Alzheimer.
P-. ¿Por qué es importante detectar los casos de DCL de forma precoz?
R-. Detectar estos casos es muy importante, ya que son los primeros indicadores que nos permitirán evitar o enlentecer la llegada de la demencia tipo Alzheimer. En otras palabras, detectar las primeras señales puede evitar un mal mayor. A día de hoy asistimos al “envejecimiento del envejecimiento”, ya que el grupo de personas mayores es cada vez más numeroso. Ante esta situación, los médicos debemos hacer hincapié en añadir calidad de vida a los años que vive este grupo de personas, y esto solo es posible si diagnosticamos los casos de forma precoz. De lo contrario, será imposible obtener este resultado.
P-. ¿Cómo se puede controlar este avance?
R-. Diferentes trabajos han mostrado como hasta un 35-40% de todas las demencias pueden retrasarse actuando sobre diversos factores de riesgo, tal y como comentábamos inicialmente. Además, mientras antes se inicie el tratamiento preventivo, más probabilidades habrá de poder actuar sobre el deterioro cognitivo leve. Entre las medidas preventivas recomendadas por las principales sociedades científicas (Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Sociedad Española de Neurología, Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, entre otras) merece la pena hacer hincapié sobre la actividad física y la nutrición, puesto que son medidas fácilmente implantables que han mostrado un gran efecto en la prevención de la demencia.
En cuanto a la actividad física, diversos trabajos han puesto de manifiesto la importancia de realizar al menos 150-180 minutos de actividad física moderada a la semana. Esto es especialmente importante debido a la alta tasa de sedentarismo que existe en nuestra población mayor. En relación con la dieta, debe mantenerse una dieta sana, con alto consumo de ácidos grasos omega 3, así como de frutas y verduras, evitando el consumo de alimentos ultraprocesados y fritos. Además, en la actualidad, disponemos de alimentos de uso médico con evidencia científica que han mostrado mejorar la memoria en pacientes con deterioro cognitivo leve y que, además, actúan en las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer mejorando parámetros relacionados con la progresión de la misma. Así, en fases iniciales, sabemos que suplementos como por ejemplo FortaSyn Connect, aportan nutrientes que mejoran los procesos que llevan a la neurodegeneración, manteniendo durante mayor tiempo la funcionalidad de los pacientes, y que su uso continuado retrasa el déficit que se produce en la memoria y mejora la capacidad de realizar actividades de la vida diaria.
Por lo tanto, tenemos herramientas que permiten actuar sobre la progresión y desarrollo de la enfermedad desde fases precoces, de ahí la importancia del diagnóstico temprano de la enfermedad.
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